Esta semana, el popular programa para chicos de Gran Bretaña Peppa Pig, presentó a sus nuevos personajes: una pareja de lesbianas. Se trata de las madres de Penny Pola Bear, una de las amigas de la famosa cerdita.
Esta decisión llega dos años después de que una petición recolectara 24.000 firmas para pedir que se incluyera una familia con padres del mismo sexo en el programa. El episodio fue muy bien recibido por la audiencia y va en línea con la tendencia de darle espacio en las ficciones a nuevos modelos de familia y de identidades sexuales.
No se trata de cualquier dibujito animado: Peppa Pig es uno de los programas más vistos por los niños en edad preescolar tanto en Reino Unido, como en España, Francia, Italia y América Latina, lo cual le da una gran proyección en las infancias a este mensaje de diversidad y pluralismo.
Las ficciones para los más chicos reflejan una preocupación por visibilizar diferentes identidades, modelos de familia e incluso realidades. “Thomas y sus amigos”; otro programa británico muy popular en torno a un tren tendrá muy pronto un personaje autista, doblado por un niño de nueve años que de hecho tiene autismo.
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Sin embargo, esta tendencia a querer "dar mensajes" de las ficciones en general, pero de los programas y películas para niños en particular, es resistido por un segmento del público. En Twitter, algunos padres se quejaron de la nueva incorporación en Peppa Pig, preguntándose por qué los programas para niños “no pueden los programas para niños ser solo para niños”.
Esto hace referencia a la percepción de parte de la audiencia de que la “corrección política”, en general, pero particularmente en las películas para chicos, se está volviendo “excesiva”. El fenómeno no es una mera percepción subjetiva: un estudio de la BBC británica encontró que el 62% de los espectadores piensa que la corrección política es excesiva. En EE.UU. ocurrió algo similar: una encuesta reveló que el 65 % cree que este viraje de la industria del entretenimiento ha ido demasiado lejos.
Parece ser que parte de la audiencia extraña la época en la que las películas eran “solo entretenimiento” y que ven con tirria que lo que ven quiera “bajar algún tipo de línea” en vez de simplemente “contar una historia”. La muy promocionada "Lightyear" de Disney, que incluye en su trama a una pareja lésbica, no obtuvo los resultados esperados luego de su estreno. El impactante bajo rendimiento hizo que Disney se pregunte si los padres cancelaron la película porque pensaron –erróneamente- que “Lightyear” era una película “de mensaje”.
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