Por una semana, un manto de intensa niebla se apoderó de la Casa Rosada. Ya había confusión en Cambiemos sobre la estrategia electoral, pero la decisión que comunicó Cristina Kirchner el sábado 18, los terminó de descolocar.
Tal es el alboroto, que mientras en algunos despachos baja la arenga de que “contra Alberto Fernández es más fácil ganar”, en otros, en cambio, el análisis es el contrario: “Perdemos en primera vuelta”. Distintas visiones, a metros de distancia.
La noticia de que Cristina Kirchner sería candidata a vice agarró a la mayoría de los funcionarios en sus hogares, el sábado por la mañana. Con algunas excepciones: Federico Salvai, el jefe de gabinete bonaerense y hombre de máxima confianza de María Eugenia Vidal, estaba jugando al golf en el club de campo Mayling cuando recibió el alerta. Al instante lo llamó Marcos Peña y una decena de funcionarios. “Disculpen, voy a tener que dejar de jugar”, se excusó con sus compañeros ante la emergencia.
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En medio del bullicio, lo primero que pidió la mesa chica fueron números. Pero en la consultora de Jaime Durán Barba les avisaron que tardarían. Las encuestas cuantitativas, para el viernes. Las cualitativas unos días más. Casualmente, días antes del anuncio de Cristina, el gurú se había ido del país, un tanto ofuscado por la situación del Gobierno.
De tan desorientado que estaba el Gabinete, en el ministerio del Interior confeccionaron un mapa al que accedió NOTICIAS y que llamaron “Semáforo de los gobernadores sobre la fórmula Alberto - Cristina”.
El dato es aliviador en parte, al menos así lo analizan: las provincias que se sumaron rápidamente al nuevo armado del kirchnerismo pseudo moderado son las que tienen menor densidad demográfica. Los mandatarios de Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba y Santa Fe son esquivos a los K, aunque su electorado pueda traicionarlos.
Definiciones. Mientras esperan por las encuestas, comienzan a plantear los escenarios. Con Marcos Peña a la cabeza del equipo, se debaten qué camino seguir: ampliar la coalición es la opinión generalizada, pero la discusión es si, de una vez por todas, será real. Los radicales lo exigieron y algunos peronistas estarían dispuestos a escuchar, si de una vez por todas es sincero: “Te dicen de abrir la mesa chica, pero al gabinete para un futuro gobierno lo están armando Pancho Cabrera y Mario Quintana. Más PRO puro no puede ser”, se quejan fuentes díscolas en un despacho de Balcarce 50.
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Muy cerca de un importante ministro creen que la responsabilidad de estar bailando al ritmo de Cristina es exclusiva del Presidente: “Falta conducción”, alegan en estricto off. “No te pueden anticipar con una decisión como esa”, dicen sobre la fórmula de los Fernández.
Los radicales son los que más vehementes. Alfredo Cornejo pidió que habiliten la interna y Julio Cobos insistió con que la candidata sea Vidal. Al gobernador mendocino, desde Casa Rosada le dijeron que no se le pedía interna al Presidente, lo llamaron “irresponsable” y protestaron por su presunto egoísmo: “No tiene reelección en su provincia y por eso está viendo cómo se acomoda”, analizaron ante la consulta de NOTICIAS.
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Sobre la posibilidad del Plan V, la gobernadora viene haciendo un esfuerzo por acallar las versiones. Pero son muchos los funcionarios que la alientan. “No está en los planes por ahora. Pero si es necesario se va a evaluar”, dicen “en off” funcionarios que “en on” desechan esa posibilidad.
Elisa Carrió es una de las principales señaladas por el desorden que se vive en el Gobierno. Con sus últimas polémicas le dio varios tiros en los pies al oficialismo y los ánimos están más caldeados que nunca. Esta vez fue Macri en persona quien llamó a la explosiva diputada para pedirle clemencia. Son muchos los funcionarios que protestan porque “Lilita” sigue adentro de Cambiemos: “Acá hay muchos que le tienen un cagazo crónico a Carrió”, dicen cerca de un ministro que recibe muchas críticas de la diputada, tras protestar por el egoísmo de la cofundadora del espacio que pretende acomodar la mayor cantidad de “Lilitos” en las listas.
Apertura. El peronismo moderado también quedó en off side con la noticia de la fórmula de Alberto y Cristina. Y tuvo que hacer malabares durante la semana para no resquebrajarse. El peligro en ese espacio para Cambiemos tiene nombre y apellido: se llama Sergio Massa. Si el tigrense no encuentra la contención en Alternativa Federal y se va al kirchnerismo, será un problema grave para las aspiraciones de reelegir del oficialismo.
Son muchos los dirigentes amarillos que piden un Macri más osado para la recta final. “El anuncio de Cristina lo desató de manos. Tiene que ser audaz”, reclaman cerca de un ministro. La apertura a otros espacios es esencial, según la postura mayoritaria. El Presidente dio una muestra de que todo puede pasar el martes 21, cuando se reunió con el gobernador cordobés Juan Schiaretti y se fundió en un abrazo que quedó retratado en una foto inusual.
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“Llegó la hora de hacer política”, dicen los que reclaman la apertura y luchan por el consenso. Y agregan: “Gracias a eso nos quedamos hasta el final. Si era por la economía, nos íbamos antes”. Entre tanta confusión, hay un punto en el que todos coinciden en Cambiemos: su rival ya está en el radar. Al menos ahora saben contra quién pelean.
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