En la Argentina, una provincia retomó las clases presenciales, desde que todas y en todos los niveles educativos fueran suspendidas el 16 de marzo pasado. Es en la provincia de San Juan, y en realidad no se reiniciaron todos los cursos, sino solo los correspondientes a los sextos años de los niveles primario y secundario, en establecimientos rurales (250, del total de 800 existente). Y es que en San Juan hubo hasta el lunes 10 en que comenzaron las clases, solo 22 casos de Covid-19 confirmados. Este dato, el de la muy baja circulación viral a nivel comunitario, es fundamental para que los chicos puedan volver a algunas aulas.
Y es que aunque es cierto que que la cantidad de niños que mueren a causa de la Covid-19 es muy pequeña, está comprobado que pueden enfermar y tener una alta carga viral, con lo cual contagian al resto de la población. Un estudio realizado por los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, de Estados Unidos) referido a un campamento de verano en Georgia encontró al menos 260 casos confirmados entre los cerca de 600 niños y miembros del personal; la mitad de los niños de 6 a 10 años dieron positivo, la tasa más alta de cualquier grupo de edad presente. Se había pedido al personal que usara barbijos, pero no a quienes estaban a su cuidado.
Mientras la polémica por la afirmación del intendente de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, sigue despertando polémicas, porque CABA no tiene los indicadores necesarios a nivel epidemiológico para garantizar una apertura de aulas segura (por más parcial que sea) en las próximas semanas.
Cierre mundial de aulas
De acuerdo con estimaciones de la UNESCO, en abril había unos 1.600 millones de chicos y jóvenes en más de 180 países que habían dejado de ir a escuelas y colegios. Para principios de junio, más de 20 países habían reabierto al menos algunos niveles escolares, mientras que otros (los menos) nunca los habían cerrado (Taiwán, Nicaragua, Suecia). Hubo casos en los cuales la vuelta a clases provocaron brotes pronto, como sucedió en Francia, que reabrió 40.000 instituciones y tuvo que cerrar un puñado, 70, en su primer semana.
Es que las reaperturas se llevaron a cabo sin demasiadas certezas (ni experiencia), con lo cual las opciones fueron muy variadas. En algunas de las escuelas reabiertas se impusieron límites estrictos al contacto entre los niños, mientras que en otras se les permitió jugar libremente.
Algunas exigen el uso de barbijos, mientras que en otros países llevarlos fue algo optativo. Algunos establecimientos cerraron velozmente ante el primer caso de un estudiante diagnosticado con Covid-19; en otros lugares se permitió que escuelas y colegios permanecieran abiertas aún con varios contagios, ya fuera entre chicos o entre el personal y solo se enviaba a hacer cuarentena a las personas enfermas y a sus contactos directos.
Sin embargo, los expertos hallan puntos en común en los casos relativamente exitosos de las reaperturas. Una combinación entre mantener grupos de estudiantes pequeños, requerir el uso de barbijos y mantener el distanciamiento social ayudan a mejorar el proceso, de acuerdo con una investigación realizada por la revista Science.
“Pero -advierte el artículo- los expertos coinciden en que abrir de forma segura no se trata solo de los ajustes que hace una escuela. También debe tener en cuenta la cantidad de virus que circula en la comunidad, lo que afecta la probabilidad de que los estudiantes y el personal lleven el coronavirus a sus aulas”.
Un estudio publicado en The Lancet Child and Adolescent Health el 3 de agosto señala que “con un aumento de los niveles de tests de entre el 59% y el 87% de las personas sintomáticas, y un rastreo y aislamiento de contactos efectivos, se podría prevenir un repunte epidémico. Suponiendo que se pudiera rastrear al 68% de los contactos, estimamos que el 75% de las personas con infección sintomática necesitaría hacerse la prueba y aislar los casos positivos si las escuelas regresaran a tiempo completo en septiembre, o el 65% si se usara un sistema de rotación a tiempo parcial”.
La fecha mencionada se relaciona con que el estudio aplica sus resultados al caso del Reino Unido, pero es el primero que cuantifica qué se precisa para abrir las escuelas en áreas urbanas, sin demasiado riesgo de grandes rebrotes de contagios.
El documento advierte: “En ausencia de una estrategia a gran escala de pruebas, rastreo de contactos y aislamiento, es probable que haber reabierto las escuelas parcialmente en junio de 2020 y reabrir a tiempo completo o de manera parcial a partir de septiembre de 2020, junto con la reapertura de la sociedad puede inducir una segunda ola pandémica de Covid-19 en el Reino Unido”.
En el caso de San Juan, la muy baja circulación viral en zonas rurales permitieron entonces pensar en la reapertura parcial. Lo mismo ocurrirá en Catarmarca y Formosa, de continuar con la actual situación estable en ambas provincias.
Noruega reabrió aulas el 20 de abril, cuando la prevalencia de nuevos contagios por coronavirus era de 17,2 por millón por habitantes. Corea del Sur esperó más, hasta el 8 de junio, cuando su tasa llegó a los 0,9 casos diarios. En Nueva Zelanda quisieron asegurarse más: abrieron el 14 de mayo, con una prevalencia de 0,2 caso por millón de habitantes. En la Argentina actual ronda los 54 casos por millón. Y en los EE.UU, los 170.
Los niños se contagian y contagian
Varios estudios han encontrado que, en general, las personas menores de 18 años tienen entre un tercio y la mitad de susceptibilidad al SARS-CoV-2, pero los síntomas son mucho menos comunes en los niños que en los adultos y se desconoce el grado de transmisión asintomática entre los niños.
Una investigación hecha en China y publicada en la revista Pediatrics en junio, indicaba que los chicos contagiados menores de 18 años muestran por lo general síntomas leves o moderados, o ningún síntoma en absoluto.
Otro trabajo dado a conocer en julio en JAMA Pediatrics señala que los niños menores de cinco años pueden tener entre 10 y 100 veces más material genético de Covid-19 en sus vías respiratorias superiores, que los chicos más grandes mayores y que los adultos.
Otro aspecto es que los niños tienen más contactos que los adultos, especialmente en la escuela, y la manera en que fueron surgiendo rebrotes luego de la reapertura escolar en varios países sugiere que los alumnos de escuela primaria representan una amenaza menor que los más grandes.
¿Qué sucede con los barbijos y la distancia social? Son aspectos variables, que dependen (sobre todo el primero) en gran medida de las culturas. En China, Corea del Sur, Japón y Vietnam, donde los adultos usan inclusive barbijos durante la temporada de gripe, las escuelas exigen tapabocas para casi todos los estudiantes y sus maestros.
China permite a los estudiantes quitarse las máscaras solo para el almuerzo, cuando los niños están separados por tabiques de vidrio o plástico. Israel exige barbijos cuando están fuera del aula a los nenes mayores de 7 años, y durante todo la jornada escolar para los de cuarto grado y más. En países europeos los barbijos tienen menos peso y pueden ser regla en las áreas comunes, o incluso ser opcionales.
Finalmente, y aunque parezca obvio, tener en cuenta las diferencias sociales y económicas de cada zona a la hora de analizar la reapertura de escuelas y colegios es una medida básica. En el caso de San Juan, se le entregan barbijos y elementos de higiene a los chicos (no todos pueden comprarlos). Y en los Estados Unidos por ejemplo, donde el debate clases ya, clases después, está al rojo vivo, las investigaciones apuntan a este dato central.
“La reapertura segura de las escuelas también exige sensibilidad ante las inequidades comunitarias. Todas las escuelas presentan desafíos únicos para las estrategias de mitigación comúnmente implementadas en el resto de la sociedad, por ejemplo, distanciamiento físico, cubrirse el rostro y buenas prácticas de higiene -advierte una decena de investigadores en la publicación especializada The Journal of Pediatrics-. Muchos sistemas escolares enfrentan incluso problemas extra relacionados con la seguridad alimentaria”.
Los rebrotes
Uno de los peores brotes que le siguieron a reapertura de aulas fue el de Gymnasium Rehavia, una escuela secundaria en Jerusalén (Israel) donde 153 estudiantes y 25 miembros del personal se infectaron a fines de mayo y principios de junio. A mediados de junio, 503 estudiantes y 167 empleados se habían infectado en ese país, y 355 escuelas habían cerrado temporalmente, aunque la nación cuenta con alrededor de 5.000.
Un aula de escuela primaria en Trois-Rivières, Canadá, tuvo a 9 de 11 alumnos enfermos de Covid-19 luego de que uno solo se contagiara. Los jardines de infantes también pueden ser foco: sucedió en Canadá, lo que ocasionó cierres temporales en guarderías, y pasó en el estado de Texas en los Estados Unidos, donde al menos 894 miembros del personal preescolar y 441 niños en 883 instalaciones dieron positivo a los tests.
Pero en Holanda los casos nuevos se mantuvieron estables y hasta se redujeron después de que las escuelas primarias abrieran por medio tiempo el 11 de mayo y las escuelas secundarias, el 2 de junio.
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