Solía no pedírseles mucho. Unas rabas, unos licuados por la tarde para los chicos, una cerveza bien fría: no hace tanto, eso era todo lo que se esperaba de los paradores de playa. Hasta que la sofisticación gourmet que va permeando la sociedad también llegó a la arena. Y tiene sentido, dado que son cada vez más los que disfrutan de salir a comer durante el año, siempre en busca de nuevas experiencias gastronómicas y ávidos de las novedades en el rubro. Las vacaciones son un momento ideal para profundizar esto. Ese público foodie este verano está de parabienes: los paradores gourmet comienzan a ser tendencia y han poblado la zona de Pinamar y Cariló.
PARTIR DE LA TRADICIÓN
En el núcleo fundacional de Cariló, en tierras de lo que supo ser la Casa Grande de la familia Guerrero, se ubica Divisadero, un parador que combina tradición y vanguardia sin fisuras. El edificio original data de los años 70, cuando la familia patricia decidió encomendar al arquitecto Berro Madero el proyecto y construcción de la Confitería Divisadero, “para poder recibir a los visitantes interesados en el Parque Ca
riló”, detallan los responsables actuales. En un dato de color, la obra también incluyó la remodelación de una vieja caballeriza para adaptarla a una proveeduría y una pileta con el doble propósito de diversión y reserva de agua para los bomberos en caso de incendio. “El nombre y el lugar para la construcción no fue caprichoso, se hizo en el lugar por excelencia para ‘divisar’ una vista única del encuentro del mar, la playa y los bosques enmarcados a la izquierda entre Villa Gesell y Pinamar”, apuntan desde el balneario, develando el por qué del nombre.
Dada la búsqueda de mayor sustentabilidad y espacio de playa que lleva adelante el municipio de la zona, después de muchos años el edificio ha sido intervenido y puesto en valor, pero respetando al máximo el proyecto original y la funcionalidad de los servicios. Entre otros rasgos, se hizo mediante la incorporación del restaurante Zur, “que llegó para ofrecer una cocina costeña fusionada con sabores del Perú en un ambiente relajado, que invita a vivir una experiencia gastronómica inolvidable todos los días del año”, describe Leandro Barroso, chef ejecutivo. En ese sentido, entre sus platos estrella resaltan los tiraditos de salmón y maracuyá, el ceviche de lenguado, el pulpo asado con quinoa y hongos y el salmón en salsa de langostinos y aros de calamar. Y en pos de seguir subiendo la vara, ofrecen también eventos exclusivos con chefs, que en enero contaron con figuras como Gastón Riveira y Osvaldo Gross.
CON COCINA DE AUTOR
Hacia la zona norte de Pinamar, Rada Beach nació en 2016 con la premisa de revivir un sector que no solía tener concurrencia más allá de la temporada y volverse entonces un punto de referencia en el territorio. “Cuando hubo que hacer todo el frente costero nuevo, decidimos hacernos cargo de este balneario y crear uno sustentable y ecológico, combinando un buen servicio de playa con una gran gastronomía”, cuenta Walter Zenobi, socio fundador. Hicieron esto último con una construcción con cocina a la vista, algo novedoso por aquel entonces, y mediante una alianza con el chef Pedro Demuru, en pos de llevar su cocina de autor reconocido a la playa. “Así dejamos de ser el clásico bar minutero donde se comen rabas, sandwichitos de lomo y algún omelette, y logramos una carta mucho más amplia”, se enorgullece Zenobi.
Con menúes que varían durante el día, por los mediodías resaltan las hamburguesas, las ensaladas generosas y los sándwiches, como el de salmón gravlax o el “medio metro de bondiola”. A la noche, en tanto, el restaurante se viste de gala y se vuelve una opción más que tentadora para una comida de lujo, demostrando que los paradores tienen vida mucho más allá del sol y la arena. ¿Qué pedir entonces? Los platos más clásicos y exitosos del chef son el pastel de ciervo y el garrón de cordero. “Tenemos un público fiel de muchos años, que además es sofisticado y exigente, por lo que sentimos la necesidad de estar siempre un paso más adelante e ir innovando con nuevas alternativas todos los años”, describe el socio.
A pocos metros, otro balneario busca destacarse con su propuesta gourmet. Se trata de Casa Mar, creado hace dos años bajo la premisa fundamental de ofrecer “comida de primera calidad, buen servicio y excelente coctelería”, enumera Leonardo Palacios, encargado. Para darle frescura a todo esto, decidieron ir variando la propuesta gastronómica cada temporada. En esta, los elegidos fueron los talentos detrás de Niño Gordo, uno de los restaurantes de comida asiática estrella de Buenos Aires, y de Tres Monos, bar recientemente elegido entre los 50 mejores del mundo. “Esto logró un gran impacto, tanto por los platos llamativos como por la propuesta de tragos refrescante y novedosa, que para la playa viene súper bien”, apunta Palacios sobre la elección.
Esta unión brilla sobre todo en platos como la pasta o el arroz con mariscos o el bife de chorizo con salsa tonkatsu, con reducción de ciruelas, ajo y jengibre y acompañado con papas pay. “La idea es tener la impronta de cocina de mar con diferentes conceptos culinarios”, describen. Con un servicio de camastros y carpas para mayor comodidad en la arena, la propuesta de platos y tragos también llega hasta allí, permitiendo que la experiencia esté al alcance de todos.
Otros balnearios que se han sumado a esta movida de elevar la vara gourmet son Renata Beach con el restaurante Nómade, en la zona del Más Allá; Paradise Beach Club con Negroni Restó Bar y La Posta del Mar hacia el centro de Pinamar; y Hemingway, en arenas de Cariló.
LA EXPERIENCIA COMPLETA
Durante mucho tiempo, los únicos que volvían a los paradores por la noche eran los adolescentes, convocados por aquellos que organizaban fiestas y eventos. Hoy la sofisticación gastronómica de este rubro ha ampliado las propuestas y el rango de edades, permitiendo que muchos exponentes sean una gran opción de salida a comer más formal. “Los paradores van ofreciendo nuevas propuestas porque han evolucionado y crecido a través de los años, adaptándose para sobrevivir. El servicio de carpa pasó a ser un integrante más, ya no es la vedette de la oferta”, razona Zenobi desde Rada Beach.
Con sponsors que les proveen de contenido en forma de eventos de todo tipo, gastronomía de autor y de gran nivel y actividades deportivas y lúdicas durante el día, está claro que los balnearios son hoy un espacio en el que pasar todo el día, de la mañana a la noche. La experiencia se ha vuelto más completa (y ambiciosa) que nunca.
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