Enzo Maqueira, escritor, periodista y vocero de la Unión de Escritoras y Escritores, conversa al lado de su gran biblioteca, con un retrato de Julio Cortázar como fondo. El buzo azul eléctrico, un look que hace pensar en el cantante Emmanuel Horvilleur y su forma descontracturada de hablar, lo acercan más a la imagen de un DJ de música electrónica que al estilo clásico de un escritor. Casualmente así se llamó su novela de 2014, “Electrónica” (Interzona), a la que muchos consideran “la novela de la generación del 90”. En esa, como en sus otros libros - “Ruda macho”(Lea) o “Hágase usted mismo” (Tusquets) - sus protagonistas caminan por un sendero de dudas y preguntas, donde la sexualidad y las imposiciones sociales colisionan entre sí. En la revista “Anfibia” se pueden leer sus particulares crónicas: una visita a un club sadomasoquista, el rally mediático del que participó en 2016 donde se pronunció a favor de la legalización de las drogas y el mundo de las mujeres fisicoculturistas, entre otras historias.
Ahora, Maqueira acaba de publicar “Higiene sexual del soltero” (Tusquets). El título esconde una clave de lectura: en 1910 el escritor español Ciro Bayo publicó un libro con el mismo nombre, una suerte de manual de instrucciones para la construcción de la sexualidad del varón heteronormado. El libro de Maqueira es una suerte de “hackeo” al libro de Bayo. En su novela, que transcurre entre los 90’s y la actualidad, Junior, un joven con afición a la música, crece padeciendo los mandatos que la sociedad impone sobre los hombres: debe ser duro, jugar al futbol, tener sexo con muchas mujeres y, en algún momento, casarse y sentar cabeza, sin dudar jamás de su heterosexualidad.
Sin embargo, Maqueira conduce a su protagonista por el camino contrario. Junior se enamora de muchas mujeres, experimenta con su sexualidad y sus vínculos, con drogas y veladas nocturnas en boliches, en un proceso de deconstrucción que al propio Ciro Bayo le produciría, tal vez, algo de desconcierto. Se trata de una novela “transmedia”: el libro tiene incluso su propio tema musical, “Caniche toy”, que se puede escuchar en Spotify y hasta videoclip en Youtube. Con un lenguaje coloquial y desbordante, Maqueira cuenta la historia de como Junior “se eleva” por sobre los mandatos.
NOTICIAS: “Higiene sexual del soltero” es una novela muy visual, que transcurre a lo largo de varias décadas, desde los 90 hasta la actualidad, y el paso del tiempo es señalado por la música que se escucha o la aparición de las redes sociales. ¿Diría que es una novela “pop”?
Enzo Maqueira: Creo que tiene de pop esto de apelar literariamente a cosas que se consideran “extra” territorio de la literatura o que no parecen literarias, y meterlas en la literatura igual. También me dijeron que hago “literatura de la vida cotidiana”. ¡Pero todo el mundo hace eso! (Ríe).
NOTICIAS: “Novela de iniciación”, “novela sobre la educación sentimental”, “novela del varón deconstruido”, ¿alguno de estos términos tienen que ver con lo que quiso hacer?
Maqueira: Yo no quise hablar tanto del “varón deconstruido” porque no estoy tan convencido de que exista tal cosa. Un poco la hipótesis de la novela es: “muchos varones no nos terminamos de deconstruir nunca, entonces quizás se trata de preguntarse qué es lo que te quisieron construir”. Reconocer las peleas y batallas internas que hubo en función de esa construcción que no termina de encajar con uno, y una especie de “reconstrucción”, no hacia la masculinidad, sino hacia otro lado que no sabemos cuál es. Se habla mucho de “nuevas masculinidades”, y a mí la verdad no me interesa ninguna masculinidad, ni buena, ni mala. No me interesa cumplir ningún rol de lo que se supone que debe ser “hombre”. ¿Qué sería una nueva masculinidad? ¿Un padre que esté presente? Yo no quiero ser padre, ni quiero que me digan que tengo que ser padre. Para mí no tiene que haber ninguna masculinidad, tenemos que ir a un mundo sin esas diferencias. Junior, lo que hace a lo largo de la novela, es desprenderse de una manera de entenderse o de que los demás lo entiendan. ¿Hacia dónde? No lo sabemos. Hacia un lugar donde es un chabón “mayormente hetero”, que se permite una busqueda distinta, que lo puede llevar a ser bisexual, homosexual, a otro lado. Menos al fascismo y a votar a Milei espero que lo lleve a otros lugares (Ríe).
NOTICIAS: ¿Cuánto hay de autobiográfico en su novela?
Maqueira: Mucho. Siempre escribo desde lo autobiográfico. Desde. No cuento mi historia, que sería un embole. Un poco también lo que conté en “Ruda macho”: colegio católico, mambos con la iglesia, unos pocos amigos más cercanos. Esta cosa de sentirme ajeno, extraño, no encajar con mis compañeros, que jugaban al fútbol y que se escupían y se peleaban. Refugiarme en el misticismo y en la religión. Y el homoerotismo: ver a ese Jesús, crucificado, desnudo, con el calzoncito ese, y la sangre. Soy de escorpio, así que la muerte y el sexo está todo junto. En el secundario me cambié a un colegio mixto, más progre, laico. Y fue como un despertar, empecé a entender el vínculo con las mujeres que me costaba un montón.
NOTICIAS: ¿En qué sentido?
Maqueira: Yo no podía entender que las mujeres tuvieran deseo, no me entraba en la cabeza. Nos habían educado con la idea de que a las mujeres había que convencerlas de tener sexo, de buenas maneras o de maneras terribles. Con mi nueva novela la idea era mostrar la base del iceberg del patriarcado. Siempre vemos la punta: asesinatos, abusos, violaciones. ¿Y en la base que hay? Esto: hombres que a los 13 les dicen que tienen que ir a debutar con una trabajadora sexual; que tienen que ser mujeriegos, mentirle a las mujeres, engañarlas. Yo con esos mandatos me peleé con todos, menos con ser mujeriego. En ese caí y me costó salir. No podría haber escrito este libro sin experimentar en la vida real, para hablar desde el conocimiento. No quería ser un “varón cis heterosexual 100 % que está escribiendo sobre que se pone una peluca”. No: me puse la peluca, fui a fiestas, estuve con mujeres, gente trans, chicos. La pasé re bien.
NOTICIAS: Cuando Junior está con la chica trans en la novela, al principio, no lo vive tan bien.
Maqueira: ¡Me pasó lo mismo! Al principio dije “uy, qué hice, cómo hice esto”. Y después dije, “no pasa nada, todo bien”.
NOTICIAS: En relación a la idea de que las mujeres no desean, Junior va teniendo varias parejas a lo largo de la novela que representan un poco los cambios sociales sobre cómo pensar los vínculos en cada década. Una de esas parejas, justamente, es una mujer que desea, a punto tal que es poliamorosa. ¿Es el momento donde él tiene que preguntarse cómo hacer para tener otro tipo de relación?
Maqueira: Además vengo observando que las mujeres cada vez se animan a más cosas. Todo eso me enseñó un montón y me abrió la cabeza. Las mujeres que pasaron por mi vida que fueron así me enseñaron mucho. Antes mentía a mis parejas, pirateaba por ahí, al estilo Olmedo y Porcel, y la pasaba mal. Y cuando me propusieron este tipo de relaciones me di cuenta de que era otro paradigma. Aprendí mucho de las mujeres y del colectivo gay. Tengo muchos amigos gays que están en triejas, o en relaciones abiertas. Hay otra manera de entablar vínculos, que no tiene que ver con forzar la monogamia y una idea de fidelidad totalmente falsa. Conozco hasta gente hetero, de 60 años, que está en ese tipo de aperturas.
NOTICIAS: ¿Es una novela sobre el sufrimiento de los varones? Pareciera un tema no tan contado como el de las mujeres.
Maqueira: Está muy poco contado. En todas mis novelas trabajé estos temas de una manera u otra. Son temas que siempre me interesaron, pero a partir del 2015, con la irrupción del feminismo, empecé a pensar y a hablar más de esto y a escribir cosas sobre este tema. Recibí muchas críticas, por derecha y por izquierda por hablar de estas cosas. Me decían “¿por qué un varón tiene que hablar de estos temas?”, y yo un poco quería plantear, “hace cinco libros que vengo hablando de esto, tengo una historia personal, y no soy el único, muchos sufrimos, y tenía ganas de tomar una novela para contar profundamente de qué se trata esto”. En la literatura universal abundan las historias de machirulos, sobre como los hombres son victimarios. Y si, somos responsables de mucha mierda, pero esa responsabilidad no viene del aire. Somos hijos del patriarcado que nos enseñó esto. Hay una matriz de educación. Yo la viví, fui a colegio de varones y curas, peor no puede ser. Y en esos microclimas, una vez que terminó la dictadura, la dictadura siguió.
NOTICIAS: ¿En qué sentido “siguió”?
Maqueira: Tenías profesores que te cagaban a palos, que te trataban como milicos. Sufrías mucho no poder cumplir con las expectativas de los demás con respecto a ser hombre. No podías hablar de lo que te pasaba ni de tus emociones, tenías que ejercer la fuerza, la violencia. Quería mostrar eso. Que los varones son vulnerables, sobre todo en la infancia. Quizás no nos abusan tanto como a las mujeres, pero las presiones del patriarcado están todo el tiempo. No te podés poner un buzo rosa que ya tenés a un pelotudo diciendo “¿no hay de eso para hombres?”. Y hay estadísticas: el 80 % de los suicidios en Argentina son de hombres. Me cuesta mucho pensar que no tiene que ver con el mandato de ser exitoso en la vida, a hacerte cargo de una familia, etc. Algunas personas piensan que los hombres no podemos ser feministas. Bueno, dame otra herramienta, ¿de dónde saco las herramientas para luchas contra las presiones del patriarcado? “No es la lucha de los varones” te dicen. Por supuesto que es mi lucha: no quiero ser un varón aburrido, frustrado, que tiene que buscar la felicidad fuera de su casa a escondidas.
NOTICIAS: “Higiene...” es una novela “transmedia”. “Caniche toy”, que es la canción que Junior compone durante la novela, es una canción real, que está en Spotify y hasta tiene su videoclip en youtube. ¿Cómo surgió la idea?
Maqueira: Yo tengo formación musical, estudié piano desde muy chiquito. Entiendo poco de música pop y de computadoras o música digital. Pero había compuesto hace muchos años esa canción, en joda. Y cuando estaba escribiendo el libro y apareció el personaje músico, que se hace todas las preguntas de la canción: “¿Soy o no soy?”. Me di cuenta de que era un buen momento para hacer que esa canción existiera, y convertir ese chiste en una experiencia. Y quería desacralizar la literatura, una vez más. Pareciera que la literatura, sobre todo la escrita por hombres, tiene ese tono serio, aburrido. Y en seguida los varones que nos corremos de eso nos señalan. Y ya que es una novela “transmedia”, sobre las “transformaciones”, “transiciones”; quería que el libro en sí acompañara eso: pasar del papel a la pantalla, a YouTube, y que el personaje tuviera vida más allá de la novela. Cortar con esa idea de la literatura como algo cerrado sobre sí mismo e intocable, y animarme a jugar con eso también. Es un posicionamiento estético, político y artístico. El videoclip lo filmamos con amigos, amigas, amigues, que son gente que tiene también sus propias búsquedas sobre estas temáticas. Y canto yo, ayudado por Auto-Tune, y con el laburo de Ornella Piazzo y Paulina Ámbar que sumaron coros e hicieron magia.
NOTICIAS: ¿Junior es tu alter ego?
Maqueira: Junior es el personaje, no soy yo. Alter ego o no, no lo sabemos. ¿Ahora quién lo para, ¿no? Se fue de las páginas a YouTube. Vaya a saber qué desastre andará haciendo por ahí.
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