Fabián Casas habla como escribe. Sus relatos orales, las respuestas a alguna entrevista, cualquier charla casual en una esquina es un momento más de su obra completa que a veces toma la forma de la poesía y otras, la de la narrativa, los ensayos o los artículos periodísticos.
Es que este escritor nacido en 1965, uno de los más originales de la literatura local, se pasea por los diferentes géneros literarios con toda comodidad, porque las clasificaciones le resultan ajenas.
Sin embargo, la poesía ha sido el género que más lo ha definido, desde los años '90, cuando irrumpió en la escena literaria, haciendo escuela y cosechando fanáticos. Periodista deportivo, pasó por “Olé” y “El Gráfico”, al mismo tiempo que empezaba a incursionar en la narrativa con volúmenes de relatos como “Los Lemmings y otros” y novelas como “Ocio”. Su último libro se llama “Papel para envolver verdura” (Emecé) y reúne las columnas que escribió, durante los últimos años, para el Diario Perfil. En estas breves reflexiones se revela, tal vez, lo mejor del talento de Casas. Una capacidad notable para aplicarle pensamiento a cuestiones tan distantes como Luis Miguel y Frank Kafka, Walter Benjamin y Ricardo Darín (ver recuadro) o Gurdieff y Fabio Zerpa, pasando por su amado San Lorenzo y los superhéroes de Marvel.
De su año en pandemia, de la grieta y la poesía y del fútbol y los problemas cotidianos, Fabián Casas charló con NOTICIAS en esta entrevista.
NOTICIAS: ¿Cómo pasó este año tan especial?
Fabián Casas: Como todo el mundo. Fue un año intenso. Falleció mi papá. No murió de Covid, pero el Covid fue una especie de restricción para todo. Cuando mi papá murió, me vino un bajón físico y espiritual. Pero seguimos en la lucha. Cuando tenés hijos chicos no te podés dejar caer, porque si no es una catástrofe.
NOTICIAS: ¿De qué trata su último libro?
Casas: “Papel para envolver verdura” reúne las columnas que escribí para el Diario Perfil. Empecé a escribirlas porque Pedro Mairal las dejaba y me preguntó si quería hacerlas. Yo le dije: “No sé si voy a poder escribir todas las semanas”. Pero lo acepté y la verdad es que me sentí muy cómodo. Sobre todo porque los editores del diario te permiten que escribas sobre lo que se te cante.
NOTICIAS: ¿Sus otros libros de ensayos también fueron publicados en medios?
Casas: No. Los escribí para mí. Por ejemplo, “Un día en la cancha” (en el libro “La supremacía Tolstoi”) lo empecé a escribir para un blog que tenía Pedro Mairal. Yo escribía para los blogs de mis amigos porque no tengo vida virtual. Vine después y nunca me acostumbré.
NOTICIAS: ¿Y redes sociales tampoco tiene?
Casas: No, hay una amiga mía que abrió una cuenta en Instagram que se llama Fabián Casas Escritor. La armó ella. Yo no estoy, ni subo. Ni sé como. Mi amiga quiso que tuviera una presencia en la web, cuando empezó la pandemia y lo hizo. Pero yo no entro.
NOTICIAS: Usted ha hablado muchas veces de su extrañeza por la relación de la gente con las redes y la fama.
Casas: Me llama la atención que la gente no tenga más vida privada. A mí me gusta la gente que no tiene deseo de trascendencia social. Eso es un infierno. Me gusta estar con mis amigos, con mis seres queridos. Me gusta que se lean y se vendan mis libros, pero no necesariamente que tenga que estar yo poniendo la cara. Yo no me pienso nunca haciendo estrategias de publicidad. A la editorial no le pido nada más que publique el libro y que me pague cuando salga.
NOTICIAS: ¿Con cuál de los géneros que escribe se siente más cómodo?
Casas: No pienso en géneros cuando escribo. No tengo una identidad de género. Y es también una discusión que está dando el capitalismo, porque las personas no tienen por qué determinar de qué género son; si son mujer, hombre. La fluidez de ser lo que quieras ser, lo que se te cante y no todo el tiempo, también está buenísimo. La gente que lee mis libros sabe que puede encontrar cualquier cosa.
NOTICIAS: ¿Puede hoy vivir de la literatura?
Casas: Puedo vivir en términos de que doy talleres y clases en las universidades. Pero no vivo como si hubiese escrito “Harry Potter”. Hay gente que piensa que soy bestseller y millonario. Y nunca tuve ningún bestseller. Vivo de la literatura, pero no vivo de lo que dan mis libros. La cuenta del colegio de mis hijos me da un terror que me inspira a escribir. Escribo también guiones para películas. Este año, durante la pandemia, pude cobrar una película que escribí. Fue un guión que hice junto con Rodolfo Palacios y Luis Ortega para una película nueva de Ortega. Vivo de una manera muy austera.
NOTICIAS: ¿Le interesa la lectura de libros periodísticos o de no ficción?
Casas: No. Leo los diarios del día a día pero, en general, leo literatura, mucha filosofía y mucha poesía. Lo asocio con algo vital. En un momento de gran incertidumbre, como dice Jeanette Winterson, “un lenguaje duro para una vida dura”. La poesía es eso. Me dió mucha potencia leer poesía en esta época.
NOTICIAS: ¿Por qué cree que en la Argentina no se lee poesía?
Casas: Me parece que la gente consume más cosas en estado de respuesta. Quiere comprar certezas y le interesa menos tener relaciones con la incertidumbre. Y la poesía es el arte de la incertidumbre. Las personas no conviven bien con esto. Prefieren que les des autoayuda o libros políticos. La poesía te pone en un estado donde tenés que pensar contra vos mismo. Y esta mierda de la grieta hace que ninguno de los dos bandos quieran pensar contra sí mismos. Entonces, es difícil que vayas a leer poesía.
NOTICIAS: ¿Le molestan las divisiones políticas en el ambiente cultural?
Casas: No. Como yo atravesé la dictadura militar, todo lo que tiene que ver con la política me parece sano. Por eso, aunque te pueda parecer una catástrofe, o estéril o agobiante siempre lo veo como algo vital porque viví una época en la que no podías hablar de nada y te mataban.
NOTICIAS: ¿Qué está escribiendo ahora?
Casas: Una novela que escribo hace como 8 años. Empezó con un guión para la película “Jauja” de Lisandro Alonso, en la que actuó Viggo Mortensen. La retomé y la estoy escribiendo.
NOTICIAS: Con Mortensen comparte la pasión por San Lorenzo. Hay pocos hinchas tan especiales como los de San Lorenzo, ¿no?
Casas: Es cierto. Tienen esa pasión de evangelizar. Sigo siendo fanático, pero con todo lo que pasó este año, tuve que pensar en otras cosas esenciales. El fanatismo está en suspenso.
Una columna de "Papel para envolver verdura"
Aquí un fragmento de una de las columnas de “Papel para envolver verdura”: “Teoría evolutiva del darinismo”.
“Quisiera hablar de Ricardo Darín, alguien que por su familiaridad en nuestro país bordea el concepto de lo siniestro. Domin Choi –el único filosofo punk– dice en uno de sus textos que la Argentina debe ser el único país cuyo star system está formado por un solo actor: Ricardo Darín. ¿Será así? Hay algo en la carrera de Darín que forma parte de lo inesperado.
Empezó hace ya muchos años, como uno de los galancitos que superpoblaban un teatro de la peatonal San Martín en Mar del Plata. (…) Después, su personaje relajado, canchero, barrial, lo hizo triunfar en una serie que se llamó “Mi cuñado”, que era una remake de una del mismo nombre protagonizada por Ernesto Bianco. Bianco, que murió joven mientras hacía Cyrano de Bergerac en teatro, tenía una paleta actoral con muchos más colores que la que parece traer Darín. Pero tal vez seamos injustos con Darín. Uno no lo juzga por un solo papel en una película, sino que lo evalúa a través de todas las películas que hizo e incluso de las que no hizo y en las que uno supone que igual actuó Darín. R.D. es para el gusto estético de la clase media esa alarma que se pone en las casas para no ser víctimas de la inseguridad. Uno va seguro al cine porque va a ver una de Darín (…) Pero probablemente sea Bielinsky el director que hasta ahora se tomó en serio a Darín, ya que en su segunda película, para limpiar el contenido del significante Darín y volver a ponerlo a funcionar, decidió tirarlo en el piso de un cajero automático presa de un ataque de amnesia. Para poder actuar Darín tenía que olvidarse de quién era. La película era muy buena y se llamaba 'El aura'. No es casualidad que sea a la fecha la única vez que Darín 'actuó', es decir, no hizo de lo que se esperaba de él. Tuvo que buscar el aura para escapar a la reproducción técnica de su figura formateada”.
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