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ECONOMíA | 13-12-2020 15:00

Exportación de servicios: contra propios y ajenos

La “Economía del Conocimiento” enfrenta una intensa competencia externa y también la falta de reglas claras en el escenario local.

La “Economía del Conocimiento” atraviesa una situación particular en el mercado local: con mucho para perder y todo para ganar. Es la causa y también el efecto de la sociedad digital: incorpora la oferta de bienes de la EdC modificando sus costumbres y hábitos de vida. También produce un efecto transversal en industrias tradicionales, que adaptan así sus modelos de producción y de negocio incorporando nuevas tecnologías de la era digital. En otros casos, se formaron empresas nativas de la EdC con modelos de negocio diseñados a partir del uso intensivo de las nuevas tecnologías. Por último, están las empresas de alta tecnología, que viven en la frontera de la disrupción generando nuevas soluciones de base científico-tecnológica.

Panorama. El desafío del sector es enorme: el panorama está marcado por la fuga de talentos y de inversiones. Sin un marco regulatorio definido y con una carga impositiva alta, no sólo los profesionales, sino también las empresas, migran fronteras afuera en la búsqueda de tierras más fértiles en cuanto a rentabilidad y posibilidades de expansión. “Este es el único país del mundo donde nos cobran retenciones”, subraya un alto ejecutivo. La referencia apunta al 5% con el que se gravan todas las exportaciones del sector “servicios” en general y de este rubro en particular que, en su conjunto, genera 440.000 puestos de trabajo.

Los principales actores de esta industria lo comparan con la situación del campo, aunque marcan una diferencia: “Los agropecuarios no pueden trasladar sus hectáreas al exterior. En cambio, una empresa se puede mover a otro lugar donde no existen este tipo de tributos”.

El núcleo duro de este sector son empresas intensivas en el uso de la tecnología de vanguardia, pero también incluye a todas las aquellas firmas de la economía tradicional que van incorporando tecnología digital, con actividades que no tienen que ver con un sector puntual, sino con un movimiento social, cultural y económico global. “Hablar de ‘Economía del Conocimiento’ no implica referirse a empresas como Google, Globant o Mercado Libre”, remarcan sus principales referentes.

Daño colateral. Hasta 2012, esta industria en la Argentina crecía al ritmo de los países líderes, pero luego la inestabilidad económica provocó un “amesetamiento”. “Llegamos a exportar casi US$ 7.000 millones, pero luego comenzamos a caer lentamente”, grafican.

¿Las razones? Los principales referentes del área lo adjudican a la falta de una legislación adecuada para el sector. Esto, cuentan en off the record, provoca que, incluso empresas locales, tomen la decisión de “repartir su crecimiento” con otros mercados regionales que presentan mayores atractivos para la inversión. Allí es donde surgen los nombres de Uruguay, Colombia, Perú, Costa Rica y hasta México, como destinos potenciales para la expansión de las compañías que, en sus orígenes, tienen raíces criollas.

“Esto tiene un impacto negativo en la generación de empleo, ya que se dejan de buscar profesionales en la Argentina y esa demanda se traslada al resto de los países. Dejamos de ser una nación que captura ese crecimiento, sino que lo repartimos. Antes había mercados que eran insignificantes, pero con políticas públicas activas, atrajeron inversiones”, señala Luis Galeazzi, director Ejecutivo de ARGENCON, una entidad conformada por empresas prestadoras de servicios basados en el conocimiento, relacionadas con los mercados externos.

“Argentina crece, pero no en la medida que podría por todas estas cuestiones. Somos un sector al que le va bien, pero al que le podría ir mucho mejor. Y eso tendría un impacto directo en el empleo, recaudación fiscal, exportaciones, etc.”, se lamenta Galeazzi. Es un sector que crece a un promedio del 5% al 8% anual, aunque, en los países líderes, el avance puede llegar a un ritmo de 10%”, subraya Galeazzi.

No obstante, la tendencia tuvo un giro en los últimos dos años, por cuanto se observó un descenso producto de otro fenómeno creciente en el ámbito local: microemprendedores que dejaron de brindar servicios o de trabajar para empresas de este rubro y se vincularon directamente con mercados externos.

 

Hábitos. Algunos sectores de la economía son protagonistas privilegiados de este nuevo escenario versión 2020. Si, como está demostrado, en cada crisis hay una oportunidad, la “Economía del Conocimiento” está disfrutando de un año que, en otros rubros, no paran de sufrir. “La pandemia aceleró la incorporación de bienes y servicios digitales a la vida común”, destaca Galeazzi.

La escena se repite a diario y en cada situación de la vida cotidiana. Clases virtuales, sesiones de terapia por zoom, home office, reserva de viajes y hospedajes, entre otras. La mayoría de las actividades que, hasta marzo pasado, se realizaban de manera presencial, ahora se llevan a cabo desde una computadora.

Por lógica, las condiciones humanitarias de este año provocaron que se haya espiralizado el incremento de la actividad, con el lógico impacto en las valuaciones de las empresas. “Es una modalidad de la economía que fue la que más se utilizó. Lo que se creía era una ola se transformó casi en un tsunami”, subraya Galeazzi.

Formar recursos. Las habilidades digitales también fueron clave para ayudar a las empresas a responder a la crisis en el corto plazo e impulsar la transformación a largo plazo. Con el impulso para el trabajo remoto, dichas habilidades resultaron ser fundamentales para las operaciones comerciales, desde la gestión del cambio y la conducción de servicios en línea hasta la automatización de procesos que ya no se pueden realizar en persona.

Por ejemplo, las cinco habilidades de tendencia principales relacionadas con COVID-19 son: la salud pública, el reconocimiento de síntomas, la comprensión de los factores de riesgo, el distanciamiento social y el rastreo de contactos. Desde marzo, hubo más de 800.000 inscripciones en cursos orientados a estas habilidades de Coursera, la plataforma de educación virtual nacida en 2011 y desarrollada por académicos de la Universidad de Stanford para brindar una oferta de educación masiva.

Unicornios. Hay algo que no pasa inadvertido para los empresarios de este sector: la demanda de recursos formados es mayor que la oferta. Mercado Libre, Digital House y Globant crearon un programa llamado “Certified Tech Developer” para que miles de jóvenes de América Latina aprendan a programar. Para Marcos Galperin, CEO y fundador de Mercado Libre, el fenómeno es irremediable porque ve todas las industrias fuertemente impactadas por las tecnologías. Es que la tecnología, se va transformando en la “lengua franca” que los jóvenes deben aprender, como subrayaba Martín Migoya, el CEO de Globant –otro unicornio de origen argentino–, que también forma parte de la misma iniciativa. El insumo básico para navegar las aguas de la sociedad digital y globalizada. Un salvavidas o una pista de despegue, como se lo quiera mirar.

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por Marcelo Alfano

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