¿Cuál es su visión de la imagen de la Justicia frente a la sociedad?
Durante años el vínculo que ha mantenido la sociedad con la Justicia tuvo todas las características de un matrimonio mal avenido, impregnando el imaginario popular un sentimiento desconcertante y de claro desconsuelo respecto a la forma en que se administra Justicia y el modo en que se aplica el derecho en el caso concreto. Debemos trabajar incansablemente para revertir el desprestigio social de la Justicia y expulsar la idea de que nuestro Poder Judicial acaricia a los poderosos y aplasta a los débiles y destartalados.
¿Qué opina de la creciente sensación de que “El Lawfare Judicial” forma parte de la nueva relación entre Justicia y Política?
Debo decirle que el uso del sistema judicial para desacreditar al adversario político, no es un método que caracterice a nuestra Justicia Cordobesa, la que en su cotidiana labor con sus aciertos y desaciertos ha demostrado acabadamente que no es endogámica y lejos de nutrirse en su cotidiana tarea de vínculos con amigos, familiares y conocidos a la hora de dictar resoluciones honra la sabia definición helénica donde lo justo es dar a cada uno lo que corresponde.
¿Le seduce como abogado el duelo entre buenos y malos para resolver los grandes problemas de nuestro país?
Si bien aún no hemos encontrado la piedra filosofal para resolver los grandes problemas en nuestro país, la división entre halcones y palomas no me seduce y lejos de redimir conflictos, constituye el caldo de cultivo en la conformación de una visión desintegradora de la realidad. Jamás debemos olvidar que los grandes conflictos no se resuelven con enfrentamientos irracionales que terminan en definitiva dividiendo al pueblo, sino apostando a un encuentro conciliador.
Como abogado, ¿le teme a la injerencia del Poder Político en las decisiones judiciales?
En absoluto. La confianza que deposito en mi diaria labor en la Justicia tiene la fuerza de un mandamiento y como Cordobés le digo que en lo que hace a la rama del derecho en la que me especializo, que es el Derecho Penal, siento orgullo por la independencia de criterio y funcional con la que día a día se resuelven conflictos de distinta envergadura con objetividad, demostrando que no existen baremos distintos a la hora de investigar y juzgar al rico, al poderoso o bien al pobre y desamparado, lo que en definitiva redunda en un fortalecimiento del prestigio y calidad de nuestra democracia y políticas de persecución penal.
¿Qué le diría a un político si lo tuviera en frente?
Le pediría honestidad, coherencia, compromiso con su pueblo a la altura de la alta misión para la cual han sido elegidos y fundamentalmente exhortarlo a no olvidar que la honestidad de nuestros gobernantes cincela el futuro de nuestra nación y que para cuando olviden esta máxima, quedan advertidos que el Poder Judicial día a día trabaja para lograr como objetivo último que el umbral de tolerancia a la corrupción debe ser definitivamente cero.
Le diría además que la Justicia es el eje enredador del cual gira todo el sistema social y que los que trabajamos en este noble aunque áspero ejercicio de pedir justicia jamás se abdicaremos en la tarea de evitar se desdibuje el sentido de Justicia en un país donde todo cambia, incluso por momentos la moral colectiva dominante.
Muchas veces hemos testimoniado el desagradable fenómeno de la construcción de poder sobre la base de la corrupción y el eje central de la corrupción es el juego de acumulación de poder, un fenómeno que crece de manera alarmante hasta alcanzar registros de industrialización
¿Para usted, en el derecho el fin justicia los medios?
Lo que puedo decirle es que no estoy de acuerdo en absoluto con la frase que fuera atribuida erróneamente al escritor y personaje relevante del Renacentismo Italiano, me refiero a Nicolás Maquiavelo. No siempre cuando el objetivo es importante, cualquier medio utilizado para lograrlo es válido.
Las generalizaciones producen incoherencias y la incoherencia es la peor amenaza para el realismo jurídico, perspectiva que se asienta en la base de que el derecho es socialmente útil en la medida en que esté involucrada en la moral colectiva y bien se sabe que las conductas disvaliosas son rechazadas por la moral predominante en nuestro pueblo. Si pensamos de manera contraria, entramos en una zona de riesgo donde el peligro es que el teorema quede expresado de manera inversa, escenario donde la Justicia se volatiliza.
¿Cuál es la verdadera misión del Estado?
El estado tiene una gran responsabilidad de la mano del Poder Judicial, que es precisamente expropiar el conflicto social, resolverlo a través de los procesos, dictando resoluciones que permitan garantizar la convivencia pacífica. Así de simple.
¿Alguna vez lo invadió el sentimiento de decepción acerca del funcionamiento de la Justicia?
Le confieso que en algunas ocasiones me ha invadido un extraño sentimiento de desrealización frente a la pretensión de algunos gobernantes de politizar el funcionamiento de la Justicia, sin embargo el narcisismo de las pequeñas diferencias termina desintegrándose frente al trabajo correcto e inclaudicable de jueces y fiscales honestos y legalistas que aspiran cumplir con el art. 8.1 de la Convención Americana (Imparcialidad e Independencia) Estoy convencido de que la Justicia debe sobrevivir a los cambios políticos y los políticos de una vez por todas comprender que la actividad de ellos consiste en gobernar para resolver los asuntos que afectan a la sociedad toda y no los que afectan sus intereses particulares.
¿Qué opina del impacto que ha tenido la pandemia en la labor del Poder Judicial?
La Pandemia nos ha enfrentado a la finitud de la muerte y nos ha permitido conocer el verdadero rostro del estropicio moral y hoy más que nunca tenemos que construir valores fuertes e inconmovibles como familia, como sociedad y como nación para evitar la injerencia a veces indisimulada de pensamientos compatibles con una ideología totalitaria.
Una pregunta llena de intriga, ¿qué es para usted hacer Justicia y qué opina del funcionamiento del Poder Judicial en su provincia?
En primer lugar hacer Justicia y pedirla es exactamente lo mismo cuando se procede de buena fe. Es la obra más Alta, más íntima, más inefable, más excelsa del ser humano y jamás debe olvidarse que debemos trabajar denodadamente para terminar con esta pugna permanente entre lo justo y lo legal que no es obra de dramaturgos ni de novelistas sino producto de la misma realidad y los abogados como así también Fiscales y Jueces debemos trabajar a destajo para servir lo primero sin desdeñar lo segundo.
En segundo lugar con orgullo le digo que el Poder Judicial de Córdoba es independiente, prestigioso y comprometido con una sobresaliente sensibilidad en materia de responsabilidad social judicial. En mi provincia los jueces tienen muy en claro que la corrupción no es un delito autónomo, sino una herramienta perversa que afecta y penetra distintos bienes jurídicos y a la altura de la magnitud de la amenaza con todo compromiso de manera constante se mejoran estrategias de persecución penal para derrotar a este flagelo.
¿Cómo definiría usted a la corrupción?
La corrupción es un atentado contra el orden democrático (Art. 36 inc. 5to. de la Constitución Nacional). Nuestra última esperanza frente a este enemigo tan escurridizo está en la Justicia y cerremos filas para lograr resoluciones judiciales que terminen inmortalizando la victoria final frente a este enemigo que viola las leyes de una nación, compromete el futuro de una sociedad y ofende a Dios.
Más información en: Simón Bolívar N° 362, 2 piso of. B y C - Córdoba // Tel: (0351) 4283480/ 4266151 // Urgencias: (0351) 7614352/3996241 // Mail: [email protected] // www.estudionayi.com.ar
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