La muerte de Treinti, una fotógrafa trans de Ciudad Evita, generó conmoción y abrió una fuerte denuncia por travesticidio contra la Policía Bonaerense. El hecho ocurrió el martes 18 de noviembre, cuando un patrullero que —según el testimonio de quienes la conocían— circulaba sin luces la atropelló en una de las calles del barrio. Tras el impacto, afirman, los propios policías la cargaron en el móvil y la trasladaron al centro de salud más cercano. Organizaciones LGBTIQ+ cuestionan el accionar del personal policial y reclaman información oficial que hasta ahora no fue difundida.
Treinti era conocida en el ambiente cultural por su trabajo como fotógrafa de recitales y artistas. Desde su cuenta de Instagram, @30y5mm, retrató a figuras como J Balvin, Tiago PZK, Cazzu y Ángela Torres. Su comunidad de amigos, colegas y seguidores multiplicó en redes los pedidos de justicia y exigió que la causa avance sin encubrimientos. Los reclamos apuntan a que se difunda la identidad de los agentes que iban a bordo, el número del patrullero y las actuaciones realizadas tras el hecho.
Colectivos de la diversidad sexual remarcan que el caso se inscribe en un contexto de creciente violencia hacia personas travestis y trans. Según el Observatorio de Crímenes de Odio, sólo en la primera mitad de 2025 se registraron más ataques que en todo el año anterior, una tendencia que coincide con las denuncias por abusos policiales en distintos puntos del país.
La noticia irrumpió mientras en Corrientes se desarrollaba el 38° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades, donde miles de participantes volvieron a exigir políticas efectivas contra la violencia de género y travesticidios. La muerte de Treinti amplificó esas demandas y dejó expuesta la persistente vulnerabilidad de las identidades trans frente a fuerzas de seguridad que siguen siendo señaladas por prácticas discriminatorias.
Amigos, artistas y organizaciones insisten en un pedido central: que la justicia intervenga con transparencia y que la investigación avance sin dilaciones. La muerte de Treinti, concluyen, no puede quedar reducida a una estadística ni a un error operativo, sino que debe ser esclarecida como un caso de violencia institucional.














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