La pandemia fue un antes y un después en muchos sentidos, pero algo que atravesó a toda la sociedad sin lugar a dudas, fue la digitalización en los procesos en diferentes ámbitos. El sector financiero se vio inmerso en un cambio de paradigma y en procesos ineludibles, y a partir de estos, se dio el gran impulso y aceleramiento a las fintech. Diversos estudios afirman que si no se hubiera dado esta situación extraordinaria, que aún hoy estamos viviendo, este cambio hubiera tardado aproximadamente una década.
Fintech es la fusión de dos mundos: el de las finanzas y las tecnología, por lo que el crecimiento en este sector se dio a partir de la creación de nuevas soluciones basadas en tecnología, fundamentalmente para hacer más fácil y ágil los procesos para los usuarios.
En este sentido, la volatilidad del mundo digital es un punto a tener presente: lo que hoy es una novedad, mañana puede quedar obsoleto. Este ecosistema está en constante cambio y evolución, por lo que el negocio explora nuevas oportunidades para aprovechar día a día.
El último reporte realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, “Estudio Fintech 2020. Ecosistema argentino” determinó un incremento del 194% en empresas dentro del ecosistema fintech argentino en comparación al 2018, lo que refleja el gran potencial que tiene el sector.
A su vez, este crecimiento está siendo acompañado también por un aumento exponencial de los puestos laborales asociados. Y según el informe elaborado por la Cámara Argentina de Fintech en conjunto con Great Place To Work, solo en 2021 el sector incorporó más de 5.000 nuevas posiciones. Latinoamérica se está posicionando como una región fintech con peso, es por eso que la expansión en diferentes países acompaña el crecimiento.
Los usuarios de los productos y servicios de las fintech forman parte de un universo muy amplio y variado. Podemos decir que contamos con diversos segmentos los cuales no poseen los mismos conocimientos frente a los servicios financieros y la variedad de recursos que se pueden encontrar en el mismo.
Los motivos por los cuales los clientes recurren a las fintech y no al sistema tradicional son distintos, y por ende cada sector cuenta con necesidades y situaciones particulares. Este carácter accesible del sector le da vida a la inclusión financiera, un valor primordial del ecosistema.
En esta línea, una de las primeras ventajas que trae el sector y, que se vio reflejada en tiempos pandémicos, fue descartar la metodología de trámites de forma presencial, como así también, reducir los tiempos en las gestiones, aminorar los requisitos para poder completar el proceso, diversificación y efectividad en los productos, inclusión y educación financiera.
Estos son solamente algunos de los “pros” con los que cuentan las fintech frente al sistema tradicional. Otro aspecto muy importante es el conocimiento del cliente y la utilización del Big Data que adopta el sector. Lo que todavía queda pendiente es trabajar en la confianza de las personas ante la incertidumbre que genera el resguardo de datos en gestiones remotas, por lo cual continúan apostando al sistema tradicional.
Por otro lado, uno de los cambios más rotundos que generó la digitalización de las finanzas es el poder sobre la independencia en las gestiones del dinero y mayor libertad de elección por parte de las personas, es por eso que las fintech trabajan fuertemente en promover una educación financiera orientada a la autonomía y a la emancipación que promueve el conocimiento.
Por otra parte, es un sector con amplia diversidad de jugadores, productos y verticales en constante evolución. Billeteras virtuales, tarjetas para transferencias de fondos, pagos electrónicos, inversiones, créditos, análisis de gastos, criptomonedas, son parte de la extensa gama que pueden llegar a ofrecer otros integrantes del sistema y que los usuarios pueden obtener a través de un teléfono celular en un contexto donde el nivel de bancarización latinoamericano es de apenas del 50%.
La transformación explotada por el sector fintech tiene mucho aún por trabajar, pero es posible afirmar que los hábitos de consumo cambiaron y la digitalización se impuso como norma prácticamente ineludible, promoviendo la inclusión y descentralización financiera. El auge del ecosistema se está dando por la maduración del mercado a nivel regional y cada vez más son el centro de atención para inversores extranjeros que apuestan al sistema.
Por Julián Sanclemente
CEO de Alprestamo
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