Cecilia Strzyzowski desapareció el 1° de junio y aunque la Justicia todavía no encontró su cuerpo, los investigadores están convencidos de que fue asesinada por su marido, César Sena, el hijo de Emerenciano Sena y Marcela Acuña, dos importantes dirigentes sociales de Chaco.
Hasta la madre de Cecilia, Gloria Romero, afirmó que ya no espera encontrarla con vida. En un país donde se comete un femicidio cada 28 horas, este podría ser un caso más. Sin embargo, la historia impactó a nivel nacional no sólo por las altas conexiones políticas sino también por todas las macabras maniobras de encubrimiento que habría realizado el matrimonio para proteger a su hijo.
Hasta el lunes 12, Emerenciano Sena era precandidato a diputado provincial en la lista de Jorge Capitanich y Acuña precandidata a intendenta de Resistencia. Sus nombres fueron dados de baja apenas fueron detenidos. Más aún, la declaración de Gustavo Melgarejo, casero de una de las estancias de la familia Sena, no hizo más que complicar al poderoso matrimonio chaqueño. Según dijo, vio a Cecilia amordazada y aún con vida en el asiento de atrás de una camioneta junto a César Sena.
Cronología aberrante
El 1° de junio fue la última vez que se vio a Cecilia con vida cuando estaban a punto de partir de viaje con destino a Ushuaia. El 2 de junio la joven se comunicó con su hermana por WhatsApp y luego perdieron el contacto por algunos días.
La familia de la joven no sospechó nada hasta cuatro días después. Ese día un hombre se presentó en la casa y le dijo a los Strzyzowski que a Cecilia le había pasado algo. Cuando no pudieron comunicarse con ella decidieron acudir a las autoridades. Ante la falta de información, la madre de la joven se presentó a las 13.15 en la Comisaría Tercera de Resistencia y radicó la denuncia. La Fiscalía N°4 de Resistencia, a cargo de Jorge Cáceres Olivera, inició el operativo de búsqueda y, en paralelo, dispuso que se activara el protocolo para casos de femicidio.
Los días siguientes fueron de declaraciones testimoniales. La familia Sena intentó instalar que Cecilia se había ido con un amante. Acuña llegó a decir a los medios que la desaparición de su nuera era “política”. Las sospechas crecieron cuando se viralizó una foto de César del día 3 de junio con el cuello rasguñado. El hijo del matrimonio estaba en un acto de campaña de su madre y tenía evidentes marcas en su cuello.
El día posterior a radicada la denuncia y luego de comprobar que Cecilia nunca había abandonado la provincia a través del transporte público, desde la fiscalía citaron a César Sena y Acuña en calidad de testigos. Además de ellos dos, también se convocó a declarar a una mujer llamada Fabiana González, asistente del matrimonio Sena.
A partir de las contradicciones en esas declaraciones la Justicia decidió allanar primero la casa de los Sena y después un campo familiar. En el primer domicilio se hallaron armas blancas, municiones, más de 6 millones de pesos y restos de sangre, en el segundo restos óseos (los estudios todavía no confirmaron si son de humanos o de animales). A raíz de estos avances los tres testigos quedaron detenidos y a ellos se sumaron Gustavo Melgarejo, casero de la estancia de los Sena en Puerto Tirol, el esposo de Fabiana González, Gustavo Obregón y el propio Emerenciano Sena. A ellos se sumó una séptima persona de la cual, en un principio, no se supo su identidad aunque luego trascendió que se trataba de Griselda Reynoso. Sólo ella y su marido aceptaron responder preguntas de la Justicia y a raíz de sus declaraciones surgieron nuevas líneas de investigación, aunque esos datos son un misterio ya que la causa está bajo secreto de sumario.
Silencio
La causa conmocionó a Chaco y generó un repudio social que incluyó marchas y manifestaciones públicas. Los vínculos del matrimonio Sena con Jorge Capitanich convirtieron a la investigación no sólo en un hecho policial, sino también político. El piquetero era precandidato a diputado provincial y su mujer precandidata a intendenta de Resistencia, en las elecciones PASO del domingo 18 de junio, pero los bajaron de la lista tras ser detenidos. Además, el silencio por parte del gobernador sólo acrecentó el descontento social y las dudas en torno a la independencia de la investigación.
De hecho para poder llevar adelante la causa se creó un Equipo Fiscal Especial. Además de Cáceres Olivera, quien inició la investigación, forman parte de este cuerpo el fiscal de Cámara Jorge Fernando Gómez, y la titular de la Fiscalía N°5 de Resistencia, Nelia Velázquez.
Otro insólito episodio que dejó en evidencia la poca confianza en torno a la claridad de la investigación ocurrió cuando Magalí Fernández Leyes, integrante del equipo de prensa del movimiento de Emerenciano Sena, aportó pruebas claves.
Sin embargo, lejos de hacerlo en sede judicial, Fernández Leyes acudió primero a los medios. Se acercó hasta la radio FM Gualamba para charlar con el ex suboficial mayor Gustavo Olivello, conductor del programa Alerta Urbana, y entregar voluntariamente su celular con evidencias que incriminarían aún más a la familia Sena.
Según explicó Fernández Leyes, decidió aportar su teléfono por temor y tras supuestas amenazas. Agentes del departamento Cibercrimen procedieron al secuestro del teléfono.
El gobernador Jorge Capitanich evitó pronunciarse sobre la situación hasta que la desaparición de Cecilia tomó estado nacional. El ex jefe de Gabinete minimizó sus vínculos con los Sena y dijo que iba a garantizar que la causa no fuera manipulada políticamente. Es más, el gobierno provincial logró ser aceptado como querellante en la causa.
Gloria Romero rechazó estos dichos y volvió a exigir Justicia. Las maniobras del poder local y una trama de mentiras quedaron al descubierto y amenazan con golpear de lleno a la política chaqueña.
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