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SOCIEDAD | 05-08-2020 10:45

Quién es Marcos Herrero, el entrenador de perros rastreadores de los casos Astudillo y Maldonado

La técnica que utiliza para adiestrar a sus perros. Su hipótesis sobre la desaparición de Facundo y rispideces con el Estado.

La noticia de que un perro marcó rastros de Facundo Astudillo Castro y encontró un objeto que podría ser del joven desaparecido en una comisaría de Teniente Origone puso el foco en el rol que había cumplido la policía bonaerense -que había allanado el lugar sin encontrar nada- pero también en la tarea de Marcos Darío Herrero, un entrenador de perros de rastrillaje.

Herrero cumple una doble función, que muchas veces le genera contradicciones. Es parte de la policía de Río Negro pero también es perito independiente por su labor con los perros en causas que, en ocasiones, implican investigar a las fuerzas de seguridad. Así, participó en casos como el de Santiago Maldonado, Araceli Fulles y Micaela Ortega. 

Bajo una mirada poética, cree que el año en el que nació, 1976, fue un indicio de que iba a dedicarse a buscar personas desaparecidas. Además de eso, que lee como un anticipo de su destino, fue forjando la idea por su pasión por los animales. 

Con un equipo de 9 perros -a los que adiestró para que trabajen con él pero también son sus mascotas- cuenta a NOTICIAS el desarrollo de su técnica, los conflictos que le genera su función como policía y la hipótesis que baraja sobre la desaparición de Facundo Astudillo Castro.   

Caso Facundo. El hallazgo de un objeto que podría haber pertenecido Astudillo Castro, después de que todos los efectivos que declararon en la causa hayan asegurado que el joven no había estado en el destacamento policial, es, para Herrero, un indicio contundente de que éste es un caso de desaparición forzada.

“El perro es muy determinado en cuanto a los elementos que hablan de la persona de Facundo. Esto afirma la hipótesis, que ya no es una teoría sino un hecho, de la desaparición forzada de Facundo por una fuerza policial como la bonaerense. Se confirma que en algún momento la persona de Facundo estuvo en la comisaría de Teniente Origone o bien un empleado policial bonaerense ha determinado llevar ese elemento ahí”, explica el perito y no titubea al enumerar los procedimientos y coartadas que, para él, muestran que hubo un entorpecimiento en la causa. 

“Eso yo lo tengo muy claro, pediré disculpas después si Facundo aparece. No lo veo así porque calculo que hoy, lamentablemente -y esto lo tiene asumido Cristina Castro-, aunque hay un pequeño apesis de que Facundo esté con vida, todo lo que se está trabajando habla de que Facundo está sin vida”, señala. 

No es la primera vez que se encuentra con una situación así, razón que lo llevó a declararse como “antisistema” y en contra de los poderes estatales, a pesar de que trabaje en ellos. “Voy en contra de lo que se llama el sistema o el gobierno, éste actual o los pasados, o los que van a venir. Yo soy muy directo en las causas y eso es lo que por ahí molesta un poco y la razón por la que he sido he sido muy golpeado”, confiesa a NOTICIAS. 

En ese sentido, recuerda el rol que cumplió en el caso de Santiago Maldonado, donde afirma que, todavía, no sabe cuál fue su función: “A mi me dijeron: ‘Señor Herrero, de la izquierda para adelante puede pasar, pero no puede pasar su perro del otro lado del río'. Yo les contesté: ‘Yo no manejo mi perro, yo solamente digo busquen y mi perro va ahí donde haya una esencia de Maldonado’”.

Todavía hoy, dos años después, mira con recelo la modalidad de trabajo que se llevó en esa investigación. “Hubo una marcación muy importante en cuanto a un elemento y, sin entrar en algo mucho más profundo, hubo una marcación de una persona, pero no se le dio la atención en ese equipo específicamente. Con todos los elementos que se llevaron a esa búsqueda da mucho que hablar en cuanto al sistema que proporciona el gobierno”, afirma. 

Así, tambaleando entre la profesión que verdaderamente le apasiona y su función policial se le generan conflictos interiores y con otros colegas. “Se trata a mi persona como que soy una especie de mercenario, voy en contra de la propia fuerza”.

Contradicciones. Herrero no sabe cómo equilibrar sus posiciones: “Estás del lado de Dios o del lado de Satanás”, se ríe. Además de las opiniones que pudo haber generado entre sus colegas, asegura que en muchos casos el conflicto escaló a niveles legales y denuncia que sufrió amenazas, apercibimientos y hasta acoso laboral por su tarea. 

“Se sostiene entre la jerga policial que un policía obviamente tiene que resguardar la identidad de otro policía. O sea si yo tengo un colega policía, y voy a decir algo fuerte, que viola y asesina a una persona: no, como es colega, bueno, lo dejamos pasar. No es así”, afirma. 

La técnica. Hace 25 años, Herrero empezó a trabajar con perros pero de manera amateur: los paseaba y entrenaba como algo lúdico. Tres años después, decidió dejar lo deportivo y concentrarse en crear una técnica personal. 

“Yo veía que se trabaja mucho con un condicionamiento, sobre una opresión al perro pero hay que trabajar las cualidades de la autonomía. Con una función científica determinada logré entablar un rol físico cuántico, con un biólogo, con la etología y la neurología y esto me permitió establecer en estos últimos ocho años un rol fundamental en el sentido de la técnica”, explica a este medio. 

Para él, dos aspectos son fundamentales: entrenar las actividades sensoriales y formas de pensar del perro y generar un vínculo con ellos. 

“Siempre resalto la cualidad única que tiene la mujer de ser madre, es única esa relación que tienen con el bebé mediante el cordón umbilical y es lo que permite desarrollar las capacidades que va a tener el bebé a futuro cuando nace. Esas mismas cualidades y ese vínculo es lo que yo tengo que tener con el perro. Si no tengo ese vínculo de emoción, de energía, de comunicador con el perro no puedo hablar de búsqueda ni de nada”, señala. 

Ahora, entrena y convive con nueve perros, que pueden cumplir diferentes funciones: identificar a una persona viva o resto biológico, detectar narcóticos o explosivos, entre otros. Cuando no están trabajando, están jugando con él y su familia, y son de diferentes razas: tiene un ovejero alemán, un sabueso de baviera, -"como Pluto”, referencia-, un caniche toy.

Todos están preparados para cumplir misiones en causas. El adiestramiento empieza desde que son cachorros y a los 2 años, cuando alcanzan cierta madurez, están listos para empezar sus funciones, aunque hay que entrenarlos constantemente. 

“Los perros son un gran apoyo, son mi cable a tierra y mi familia. Son un vínculo muy especial. Hablo mucho con mis perros y ellos me escuchan, son los que satisfacen mi necesidad emocional. Cuando estoy en una causa me pongo neutro, pero hay emociones encontradas porque estos casos producen recuerdos muy vívidos. Es una profesión agridulce”, concluye.





 

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Delfina Tremouilleres

Delfina Tremouilleres

Periodista de Información General.

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