La caída del cabello puede ser uno de las señales de que algo está perjudicando la salud. Este síntoma se desencadena por diversas causas, como el estrés crónico, una predisposición genética, alteraciones hormonales o ciertos tratamientos farmacológicos.
“Sabemos que ciertos nutrientes, como aquellos ricos en proteínas, vitaminas del grupo B, oligoelementos o ciertos minerales como el hierro o el zinc, son claves para la salud capilar. De hecho, enfermedades que cursan con trastornos alimenticios como la anorexia o bulimia están fuertemente asociados a la pérdida de pelo”, destacó Pilar Argente Arizón de la Facultad Ciencias de la Salud, Universidad San Jorge a The Conversation.
Por otro lado, alimentos con alto contenido en azúcar o grasas saturadas no solo están asociados con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, sino que también inflaman las células. Este estado hace que el organismo sea más susceptible de desarrollar un amplio rango de afecciones; entre ellas, la caída del cabello. Pero no es la única causa, las situaciones estresantes elevan los niveles de la hormona cortisol como mecanismo de defensa y eso perjudica al pelo.
Algunos estudios demuestran que la dieta mediterránea, prototipo de un menú rico en alimentos con propiedades antiinflamatorias, puede ejercer un efecto protector para la salud capilar. Además, determinados alimentos como la palta, los pescados azules o ciertas semillas, todos ellos ricos en ácidos grasos omega-3, sumado a diversas vitaminas y minerales, pueden frenar al cortisol.
Finalmente, también se ha comprobado que los alimentos fermentados tienen efectos protectores frente a la caída del cabello gracias a la regulación de las bacterias intestinales y sus propiedades inflamatorias. Cuanto más rica y variada sea nuestra dieta, también lo será la comunidad de bacterias que albergamos en el intestino. Para eso se sugiere el consumo de probióticos, como el yogur o kéfir, que está asociado con una mejor salud digestiva y mental.
Galería de imágenes
Comentarios