Friday 29 de March, 2024

PERSONAJES | 10-05-2019 16:54

Pepe Cibrián Campoy: “Me separé pero no nos vamos a divorciar”

Sobre la igualdad y los derechos, el amor y el desamor, la salud, la enfermedad y la muerte, reflexiona a corazón abierto el artista.

Pidió que le hicieran un pequeño camarín al costado del escenario porque en la obra tiene 14 cambios de vestuario. Entre esas cuatro paredes simuladas con telas negras, Pepe Cibrián Campoy pasa varias horas al día, cuando se sube al escenario de la Sala AB del Centro Cultural San Martín para protagonizar “La dama de las rosas”: “un cuento de amor que es un canto a la identidad y al derecho de modificarla”, según la define. Suele llegar tres horas antes de la función para conversar con sus compañeros, maquillarse y meterse en la piel de su doble personaje: Josephine y Agatha.

Tiene las uñas largas y pintadas de rojo, y en su pequeño búnker están los vestidos que usa en escena y decenas de anillos, aros, pulseras y colgantes que cada día cambia según su humor y que conviven con un gran espejo con luces y cuadros que recuerdan sus éxitos.

Actor, director teatral, autor, dramaturgo, es uno de los creadores más prolíficos del teatro musical argentino. Y no se cansa porque, tal vez, se ampara en las siete generaciones de artistas que lo preceden. “Creo que la gente me quiere por cómo hablo: como un ciudadano. Lo aprendí de mis padres. Hemos empeñado, desempeñado, arriba, abajo, sabemos de la importancia de todos. Nadie es más que nadie. Vivimos en un país surrealista, pero los argentinos tenemos pasión”, arranca Pepe con su verborragia, y no es fácil pararlo.

“Los éxitos y los fracasos no nos identifican. Lo importante es hacer, más allá del resultado comercial. Tuve fracasos, vendí propiedades. Produje muchas de mis obras, también “La dama de las rosas”, y no sé si voy a recuperar lo que invertí. Y me importa nada porque lo hago con amor. Ahora me están ofreciendo muchas cosas, lo que no es común porque siempre soy el que ofrece y genera trabajo. Tengo dos proyectos en Mar del Plata, me llamaron para hacer una película y dirigirla. Pero soy un hombre de teatro y no sé si puedo invertir un año en el cine. Hice sólo una película, “El espejo de los otros”, con Graciela Borges y dirección de Marcos Carnevale. Ellos creían que me iban a llamar para hacer más cine pero no me llamó nadie”.

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Noticias: ¿Nunca necesita parar?

Pepe Cibrián Campoy: No me canso. Mi mundo es escribir novelas y caminar por el parque de mi casa, con mis cinco perros. Más allá de mi profesión, lo que más me ha gratificado es ser ciudadano, poder hablar en el Senado y que mi palabra tuviera peso. Justamente de igualdad y derechos, trata esta obra. Escribo lo que me gusta y espero que les guste a los demás.

Noticias: Se separó el año pasado después de 20 años, ¿ya superó el duelo?

Cibrián Campoy: Lo amo a Santiago, aunque nos separamos. Ya no éramos “convivibles”. Tiene 44, es un gran arquitecto. Vive a dos puentes de mi casa, nos ayudamos, comemos juntos. Nos separamos pero no nos vamos a divorciar y voy a explicar por qué; por eso también me casé y peleé por la ley de matrimonio igualitario. Cuando las parejas vivían en concubinato y no había ley, si uno se enfermaba quizá el otro no podía visitarlo porque la familia no se lo permitía y no le daban nada, aunque hubieran compartido 25 años. Quiero que sea Santiago quien me ayude a morir, o si me enfermo, que decida si me entuban a o no. Si él quiere divorciarse para casarse o por otra razón, me parecerá muy bien pero entonces me caso con vos. Necesito casarme con alguien en quien tenga confianza y sepa que el día que esté mal, respetará mis decisiones. Un amigo, una relación nueva.

Noticias: ¿Ese es su miedo?

Cibrián Campoy: No le tengo miedo a la muerte, pero mi deseo es no sufrir ni estar gagá.

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Noticias: ¿Cómo está de salud? Contó que tuvo cáncer dos veces en los últimos dos años.

Cibrián Campoy: Me siento bárbaro. Hace dos años tuve cáncer de próstata, que me encontraron de casualidad. A los siete meses, me lo encontraron en otro lugar. Todo comenzó cuando tuve que operarme de la vista, de miopía y presbicia. El médico me sugirió que me operara los párpados porque los tenía muy abajo. Y ya que estaba, pedí que me sacaran las bolsas y la papada porque era un pavo horroroso. Antes, me dijo que me hiciera un análisis de próstata. A los dos días me dijeron que tenía cáncer, grado 9 sobre 10. No me enojé ni me pregunté por qué a mí sino para qué a mí.

Noticias: ¿Descubrió para qué?

Cibrián Campoy: Sí. La enfermedad me cambió la visión de la vida: mi carácter, mi aceptación, entender más al otro, ser más generoso, no ser tan impulsivo. No sé si soy mejor persona porque siempre lo fui, pero lo pongo más en práctica. No me importa el dinero, nunca me importó. Con “Drácula” gané fortunas y seguí ganando bien. Esos productores me cambiaron la vida porque no soñaba con vivir en un piso en Avenida del Libertador, estaba feliz con mis dos ambientes de Ecuador y Santa Fe. Volviendo al tema salud, tengo un problemita en el corazón porque estuve muy estresado. No fumo, no me drogo, no bebo, hago mucha gimnasia, como sano, muy aburrido. Mi único gusto es tomar una copa de champagne con hielo en la cena. Les digo a mis padres, a mis amigos, a mis perros: “Falta menos para encontrarnos”. No lo digo con tristeza. Quiero que me cremen y que me hagan un velatorio en el Congreso de la Nación, porque soy Ciudadano Ilustre. Entonces veré el borderó de los que vayan, veré qué rating tengo, quién me llora y quién no. Prefiero tomarlo con humor. Así tomé mi cáncer. Cuando iba a hacerme rayos, pensaba que iba a Disneylandia. Besaba la máquina y a los técnicos porque sentía que me iba a salvar.

Noticias: Decía que está separado de Santiago, pero que se quieren mucho. Es poco común.

Cibrián Campoy: Pero es verdad. Me quedé con los cinco perros porque Santiago no es perruno. Duermo con mis perros, la cama es de ellos, apenas me dejan un rinconcito pero soy feliz. A los 14 o 15 años de estar juntos, Santiago me dijo que no podía dormir y me puso un ultimátum: los perros o yo. Dije: “los perros”. Se fue a otra suite y estuvimos juntos cinco años más. Santiago es mi familia y yo la suya, pero no tenía sentido ser pareja. Él necesita hacer su vida y me encantaría tener una nueva relación, un compañero, no me importa la edad: 25, 49, 68. A veces los de 78 tienen mañas y siento que no las tengo. No soy joven pero soy muy vital y mi cabeza no para. Tengo un buen psiquiatra y una buena terapeuta. Hago terapia desde los 52. Sé que hay cosas que no puedo evitar: le tengo miedo al abandono y soy muy infantil, no en mi profesión pero sí en lo personal. Pero puedo decir que soy muy feliz.

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Noticias: En “La dama de las rosas” habla de la identidad sexual y siempre luchó por los derechos de las personas. ¿Esa claridad se la debe a su padre, que le dijo que se es hombre en la vida y no en la cama?

Cibrián Campoy: Estoy orgulloso de mis padres. Lucho por la igualdad, lo hice por la ley del matrimonio igualitario y por la legalización del aborto, que no salió. Pensé que los senadores, los diputados, la gente de la iglesia iban a adoptar inmediatamente a los niños de la calle, que ya están abortados porque no tienen futuro. No sé si alguno lo habrá hecho, intenté adoptar durante 15 años; fui coherente. Los chicos siguen en la calle, no hay educación sexual y las mujeres siguen metiéndose perejil. Nos horrorizamos y no hacemos nada. Me parece bien que algunos no estén de acuerdo, ¡pero hagan algo! Resolvamos el problema porque si no es muy fácil. Creo que nos falta mucho para madurar como sociedad. Los jóvenes tienen otra cabeza, sienten más libertad, van de la mano, pelean por sus derechos. La ley del aborto va a tener que salir, como la mujer tuvo que votar con Evita. Hay cosas que son imparables.

Noticias: ¿Siempre hace el ejercicio de ver el vaso medio lleno?

Cibrián Campoy: Tengo confianza en el ser humano. No creo en los hombres de la iglesia pero tengo fe. Siempre soy positivo pero no entiendo por qué tenemos 49% anual de inflación en un país tan mágico; no sé qué hacemos mal todos. Porque no creo que Macri ni Cristina, a quienes voté, quieran que esto se vaya a la mierda. Confié en que Cristina iba a ser estadista y me desilusioné, al igual que con Macri, que creí que iba a ser un hombre con una visión de cambio. Estamos en un momento muy particular. No sé si lo veré pero, en algún momento, algo tiene que pasar. Tampoco sé a quién voy a votar, seguramente rompa la boleta y eso que sé muy bien que peleamos durante años para poder votar. Igual es un país maravilloso y saldremos. A los 71 (los cumple el 13 de mayo), viví 17 crisis y esta es la peor. No soy un héroe pero amo a mi país y no tengo pudor en decir todo lo que pienso, respetuosamente.

Noticias: ¿Pudo afianzarse económicamente? Ha contado que tiene hipotecas y que debió vender propiedades para pagar deudas.

Cibrián Campoy: Vivo otra vida: no voy a comer afuera, no me compro nada. Sigo teniendo a las personas que me ayudan en casa y les pago muy bien. Sigo manteniendo a mi tía Carmen, que me cuesta un huevo, porque debe ser así. Me hipotequé, sí. ¿Y qué? Lo triste es que hay gente que no tiene ni qué hipotecar o empeñar. ¿Sabés las veces que he empeñado alhajas de mamá? Una vez empeñamos los rieles de pesca de mi abuelo. Son objetos.

Noticias: ¿Es por todo eso que puso en venta su casa de Pilar?

Cibrián Campoy: Puse mi casa en venta porque quiero cambiar de vida. Me queda grande. Me voy a quedar cerca de donde estoy, pero en una casa más chica. Tengo 430 metros cuadrados cubiertos y un parque de 2.200 metros cuadrados y no los uso y pago fortunas. Voy a estar más tranquilo. Saqué una hipoteca que pagaré al vender la casa.

Liliana Podestá

@lilipodesta

por Liliana Podestá

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