Tenía apenas 17 años cuando llegó a Buenos Aires, desde su San Bernardino natal, en Paraguay. Venía con la ilusión de ser actor, sueño que acarició desde muy chico gracias a los muchos radioteatros que escuchaba y a los aplausos que lo emocionaban cada vez que recitaba poemas en la plaza del pueblo. Tomó clases de locución y actuación radiofónica con Narciso Ibáñez Menta, quien al poco tiempo lo invitó a participar en una de sus radionovelas. Ese fue el puntapié inicial que lo llevó a trabajar hasta en tres radios al mismo tiempo. “Estaba convencido de mi vocación de actor, y Buenos Aires era el lugar indicado para estudiar e iniciarme en la carrera”, se sincera Arnaldo André. Aquí tuvo su primera oportunidad con la obra “Orfeo desciende”, de Tennesse Williams, junto a Alfredo Alcón y María Rosa Gallo, en el escenario del Teatro Astral. Pero la popularidad le llegó bastante tiempo después, cuando hizo “40 kilates” de la mano de Mirtha Legrand, y las novelas de Alberto Migré. Quién no recuerda el “rojaijú” (significa te quiero en guaraní) que se prodigaban mirándose a los ojos Clara (Marilina Ross) y Juan Manuel (André), en “Piel naranja”. O las sonoras cachetadas que Alonso Miranda le daba a Victoria Escalante en “Amo y Señor”.
Hoy, después de muchos meses de cuarentena por la pandemia del covid-19, el actor vuelve a subirse a un escenario: el 14 de enero estrenó “Mentiras inteligentes”, de miércoles a domingos a las 21, en el Teatro Lola Membrives, junto a Marta González y Federico Bal. “Ya hicimos dos temporadas en el Astros y una en Mar del Plata, el verano pasado. De todos mis colegas soy el único sobreviviente, y también la directora, Valeria Ambrosio, insiste tanto como yo”, bromea Arnaldo, entre risas. “El teatro es grande y se adapta perfectamente a estos tiempos por el aforo reducido: hay que dejar dos asientos libres y hay una fila de por medio anulada. Es un teatro de 1.100 localidades en el que ahora pueden ingresar un poco más de 300 personas. ¡Es tan necesario volver después de más de diez meses de inactividad! La vida tiene otro color, hay una alegría que contagia, estamos con ganas, disfrutamos los ensayos. Cuidándonos, nuestra vida tiene que seguir siendo normal, dentro de la anormalidad en la que vivimos”, reflexiona.
Noticias: ¿Cómo vivió la cuarentena? ¿Es de las personas eufóricas o depresivas?
Arnaldo André: Dentro de todo no la pasé mal porque vivo en un edificio con terraza y los días de invierno me refugiaba bajo el sol, a leer. He leído mucho y también hice ejercicio. Eso me ayudaba bastante. Eso, y Netflix: me volví un fanático de las series. Ahora que se puede, me gusta ir a un bar, sentarme en una mesita en la vereda, cuidándome muchísimo por supuesto.
Noticias: ¿Se va a vacunar?
André: Tengo mis dudas. Por ahora no me va a tocar porque las dosis que llegaron son para el personal médico, de seguridad y demás. Pero llegado el momento no sé… Seguramente ya tendremos más información. Soy consciente de que la vacuna no va a salvar el mundo. El hombre va a salvar el mundo y, vacuna de por medio, vamos a tener que seguir cuidándonos y poner en práctica todo lo que aprendimos en estos meses de encierro. Hablo seguido con primos y amigos que tengo en Paraguay y están complicados. Mi familia más cercana, mis hermanas, cuñados y sobrinos, están todos en Buenos Aires. Vinieron poco tiempo después que yo, hace ya muchos años, y por más que tenemos a Paraguay en nuestra sangre y en el cuerpo, nuestro corazón está acá, en Argentina.
Noticias: ¿Cuál es el recuerdo más vívido que tiene de su infancia?
André: Plasmé todos mis recuerdos en mi libro, “Por lo que Usted y yo sabemos”, y en la película que dirigí, basada en ese texto, “Lectura según Justino”. Tengo muchos recuerdos que no puedo olvidar, sobre todo porque a los 11 años la vida me marcó para siempre cuando conocí de cerca lo que era la muerte.
Noticias: La muerte de su papá lo obligó a crecer de golpe.
André: Sí. Tengo tres hermanas mayores y una menor. Mi papá y yo éramos los únicos varones. De pronto me di cuenta de que debía hacerme cargo y ser el hombre de la casa. Un amigo de mi papá que era director del correo, me dio mi primer trabajo como cartero del pueblo. En ese momento, descubrí lo que es la responsabilidad, el compromiso, el cumplir un horario. Hay un tema que tiene que ver con la responsabilidad y la puntualidad, y que es muy importante en nuestro trabajo. A veces, mis colegas son muy informales y estás ahí, listo para ensayar, y no llegan. No pasa en este caso de “Mentiras inteligentes” porque son todos buenos profesionales. Pero a lo largo de mi carrera me ha tocado estar ya maquillado, con el libreto en la mano y que no llegaran algunos compañeros. Sufro mucho eso porque me forjé siendo una persona muy responsable. Y algo que también tengo de chico es mi conducta proteccionista porque he tenido que cuidar a mi familia. Somos muy unidos.
Noticias: Siendo tan protector, ¿sufrió cuando hablaban de la violencia de algunos de tus personajes? Especialmente las cachetadas al personaje de Luisa Kuliok en “Amo y Señor”.
André: No, no sufro cuando tengo que interpretar un personaje. Cuando hice “Valientes”, si bien no había violencia física, mi personaje era malo. Y yo no sufría, al contrario, lo disfrutaba porque tenía la posibilidad de mostrarme en otra faceta. Cuando termino de trabajar, me voy a mi casa y listo. Con los cachetazos nadie pensaba que mostrábamos una situación de violencia de género. Nadie era consciente. Hoy parece muy lejano a la realidad de estos tiempos. Pero en ese entonces hasta nos divertíamos.
Noticias: Fue uno de los galanes más deseados, ¿cómo lo vivió? ¿Le gusta el recorrido que hizo?
André: Recién cuando escribí mi libro tomé conciencia de las cosas que he hecho. Pero siempre pienso que no soy yo sino otra persona la que hizo todo eso. No miro escenas mías pero alguna vez, cuando eso sucede, veo a ese actor y me parece que no soy yo sino otra persona. He hecho muchos trabajos en televisión, más de 60 títulos entre novelas y series, en distintos países, y un poco menos en teatro. Era parte de mi vida y me daba la posibilidad de viajar, de ganar un buen dinero, de que la gente me amara, hasta el día de hoy me muestran su cariño.
Noticias: Supo adaptarse al paso del tiempo y seguir vigente. ¿Es algo que hizo de forma consciente?
André: Siempre quise cambios. Mi etapa de galán duró demasiado. Hubiese querido hacer otras cosas pero en ese entonces te dejabas seducir, los contratos eran anuales y ya en septiembre te ofrecían la renovación y costaba decir que no. Pero siempre decía que quería hacer otra cosa. Y en ese afán de cambiar tengo una anécdota: en Canal 13 estaban haciendo comedias semanales y me interesaba, entonces le pedí a mi representante que hablara con el gerente y esa persona le dijo que yo no era el actor que necesitaban. Me acuerdo que me dolió y entonces me fui a Los Ángeles a estudiar y un día me convocó Jorge Guinzburg para ofrecerme hacer especiales sobre el Martin Fierro: era la parodia “Martin Fierrazo”. Recuerdo que pensé: ‘qué locura, si yo nunca hice estas cosas’. Pero acepté, volví al país e hicimos dos capítulos. Mi representante me contó que lo llamó la misma persona que le había dicho que el canal no me quería para comedias. Me ofrecieron hacer “Gerente de familia” y fue un éxito durante tres años.
Noticias: Tenía que mostrarles que era capaz de hacer otra cosa.
André: Exacto. Esa oportunidad fue gracias a que me atreví a hacer otra cosa. Más adelante llegó “Valientes”, donde hice a un villano sin clichés. Me dio buenos resultados correrme de lugar para que otros me vieran diferente y me dieran nuevas oportunidades. Por eso cuando me preguntan si haría televisión, contesto que sí, pero que haría algo diferente de lo que hice hasta ahora. Porque sino me aburro.
Noticias: ¿Alguna vez pensó en dejar de trabajar?
André: Al volverme tan exigente, se hace difícil también que lleguen personajes. Y por decantamiento se va a dar. Uno se va retirando de a poco porque no encuentra personajes a su medida. Pero soy un ser muy activo y siempre voy a querer hacer algo. Me quedaron ganas de volver a dirigir cine y tengo un guión en el que estoy trabajando. Se llama “Los deudos” y habla sobre personas que se han ido aunque nos acompañan todavía por deseos y obsesiones de los deudos que no los dejan partir.
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