Cuando Florencia Cherñajovsky viajó a París para estudiar Letras en La Sorbona siempre pensó en volver. A pesar de que sus padres siempre fueron muy afines al arte, ese universo aún no se había desplegado para ella hasta que llegó la revelación: había que explorar los cruces. En ese finísimo límite entre distintas disciplinas había otro lugar donde el arte se habita con el cuerpo.
Después de cursar una Maestría en Historia del Arte y un posgrado en Ciencias Sociales comenzó a trabajar en el Centro Pompidou, donde después de un largo recorrido comenzó a fantasear con un proyecto pluricultural que hoy es una realidad. Lalana, tal es su nombre, celebra una unión entre la artesanía y grandes artistas plásticos argentinos.
Mientras planea instalarse definitivamente en Buenos Aires, Florencia recibe a NOTICIAS en su exquisito showroom de San Cristóbal para charlar sobre los prejuicios en el mundo del arte, el rescate cultural, un legado familiar y responder la pregunta del millón: ¿el arte argentino vende?
Noticias: Empecemos por una pregunta que intuyo es más conceptual que obvia. ¿Por qué su emprendimiento se llama Lalana?
Florencia Cherñajovsky: Me gusta que el nombre sea obvio porque remite a la materialidad con la cual trabajo y también me parece que en ese juego de letras está el concepto, que es Artes Aplicadas Argentinas. Lalana es una sinergia entre arte, diseño y artesanía con una fuerte impronta nacional, se trató desde un principio de ennoblecer esa gran tradición de artes decorativas. Mi idea fue emprender un proyecto desde lo pluridisciplinario. Lalana explora los lazos entre el arte y el diseño poniendo en valor elementos argentinos.
Noticias: ¿Y para enlazar esos conceptos usted pensó que la lana hablaba de nuestro ADN artesanal?
Cherñajovsky: Totalmente, la lana acá es una materia prima muy importante, somos de los mayores exportadores en el mundo y decidí para mi producción en el Noroeste argentino trabajar principalmente con lana de llama que es un camélido autóctono de América del Sur. Quise rescatar tradiciones artesanales locales y crear un diálogo con otras formas de arte. Por eso curé un catálogo de artistas visuales argentinos, algunos fallecidos y otros vivos, con mucho hincapié en los sesenta que es la década dorada de los interdisciplinario, acá por ejemplo con la generación del Di Tella, muchos de ellos como Juan Stoppani, David Lamelas o Delia Cancela forman parte del catálogo de Lalana.
Noticias: Argentina tuvo en su momento una movida muy interesante en lo referente al arte textil que se fue disipando, ¿por qué le interesó volver ahí?
Cherñajovsky: Promediando los años cincuenta hubo un primer gran antecedente del encuentro del arte con el diseño llamado “Buen diseño para la industria” que consistió en que un industrial textil llamado Soifer comisionara a artistas como Sarah Grillo o Fernández Muro para realizar diseños destinados a la industria textil aplicados en sábanas, cortinas… A mí me fascinó recuperar ese legado. Todas mis piezas son únicas porque están totalmente realizadas a mano, no hay dos alfombras o tapices iguales. Mi idea es que exista Lalana Rugs y Lalana Objects, entre los objetos de diseño arranqué con una silla basada en una acuarela de Luis Fernando Benedit que realicé por primera vez como mobiliario. Fueron dos años de trabajo desde que empecé con el prototipo, previa investigación en diseño industrial para lograr el producto final. Ahora esa silla está exhibida en MALBA junto con la acuarela original
Noticias: Sus objetos son un híbrido entre pieza y producto, son coleccionables, portables y sobre todo son la antítesis de lo que vemos en los museos donde la obra no puede tocarse, ¿cree en un arte más sensorial y utilitario?
Cherñajovsky: Siempre quise que mis obras tuvieran otro aura y no que fueran versiones menores del original. El arte utilitario tiene una funcionalidad y no es una obra tradicional con la que en general mantenés una distancia y un vínculo frontal más estático. A mí me interesaba pasar de lo bidimensional a una pieza super táctil donde las texturas invitan a una relación mucho más íntima con la obra, poder habitar la pieza, sentarte arriba, pisarla descalzo, apoyarle cosas, activarla. Están absolutamente hechos a mano con distintas técnicas de tejido para que puedan ser vividas no para el cuerpo sino para vestir la casa.
Noticias: Si algo aprendimos con la pandemia es que no es poca cosa estar en tu casa…
Cherñajovsky: Totalmente, y además quise hacer algo de primer nivel. Recorrí muchos lugares del país, fui realizando una selección de proveedores. Trabajo en Salta, lugar donde los tejedores utilizan telares muy grandes y en Catamarca, el único lugar en Argentina que hace alfombras anudadas a mano en una fábrica pública. El ritmo de producción es muy lento, tenemos una alfombra en proceso desde hace más de dos años, imaginate. Por eso fui flexibilizando mi pensamiento y empecé a hacer un mix con un segundo polo de producción en Marruecos y en Nepal.
Noticias: ¿El arte argentino vende en el exterior?
Cherñajovsky: Siempre hay que seguir trabajando en ese tema porque se requiere de un ecosistema que reúna a artistas, galeristas y coleccionistas. No se vende mucho afuera, el mercado es mucho más fuerte a nivel local. Hay figuras que venden bárbaro en el exterior pero son pocas, algunas muy establecidas como Julio Le Parc, Marta Minujín, otras fulgurantes como Adrián Villar Rojas, Tomás Saraceno y ahora Gabriel Chaile que tuvo una presencia muy importante en la Bienal de Venecia.
Noticias: Hace poco estuvo en Argentina el director de cine Luca Guadagnino. Vino en su condición de arquitecto y decorador y se criticó mucho que en vez de visitarnos para presentar su película “Hasta los huesos” haya venido “a mostrar jarrones a un grupo de señoras”. ¿Piensa que se menosprecia lo decorativo?
Cherñajovsky: Absolutamente, siempre hubo cierta actitud despectiva, lo cual en mi opinión es una clasificación super arcaica del arte mayor y el arte menor. Desde el arte contemporáneo hoy se están valorando un montón figuras como Ettore Sottsass a quien se le hacen muestras dedicadas a las Artes Visuales y no solamente al mobiliario. Sottsass era un tipo que trabajaba para grandes marcas industriales como Alessi, pero también todos los mejores proveedores de Italia se le acercaban con materiales nobles para sus obras. Desde hace rato está la división entre artes menores y mayores y proviene del prejuicio y es demodé, pero reconozco que todavía en el mundo del arte hay un snobismo hacia el diseño que persiste. Por eso me interesaba trabajar con artistas que no consideren este proyecto como una bastardización de una obra sagrada, sino que vean la riqueza de experimentar con otros materiales y un vínculo distinto con la imagen.
Noticias: Hablando de esos vínculos diversos con la imagen, usted es hermana de la diseñadora de indumentaria María Cher, alguien a quien también le interesa el cruce entre las artes. ¿Dialogan de ese tema en las comidas familiares?
Cherñajovsky: (Se ríe) ¡Hablamos un montón! Mi hermano también se formó como arquitecto y le interesa empezar a pensar en objetos realizados con pulpa moldeada, el arte es un tema familiar. Con María tenemos muchos gustos en común, hay una afinidad de intereses, le comparto todo lo que veo, cuando estamos juntas vamos a alguna muestra y en general nos atrae lo mismo. Nuestro papá es empresario (Rubén Cherñajovsky, fundador de Newsan). pero siempre le encantó el arte, la moda y la arquitectura. En nuestra casa hubo muchos amigos artistas, mamamos eso desde chicas y compartimos muchas cosas. Además, ¡por supuesto el 90% de la ropa que uso es Cher! (risas)
Noticias: Usted en su momento tomó la decisión de emprender un retorno a Argentina y volver sobre sus raíces. Actualmente el showroom de Lalana está en el mismo edificio que Abuelas de Plaza de Mayo, una institución muy cercana a la historia de nuestro país.
Cherñajovsky: No fue intencional, pero yo quería instalarme en un barrio de verdad, en un edificio de época. Pero ahora que lo decís, me parece que hay algo del legado y de la preservación de la memoria en esta suerte de coincidencia. Rescatar nuestra historia y compartir este edificio me parece un lindo eco con Abuelas.
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