“Tu talento fue dado por Dios”, afirmó el gran compositor alemán Karlheinz Stockhausen cuando escuchó por primera vez a Horacio Lavandera. El joven pianista argentino, de proyección internacional, nació en el seno de una familia con extensa tradición musical, siendo su padre el reconocido percusionista José María Lavandera, miembro de la Orquesta de Tango de Buenos Aires, fallecido en 2020.
Empezó a tomar clases con su tía abuela Marta Freijido, más tarde con el maestro Antonio de Raco y, en Italia, gracias a una recomendación de Martha Argerich, se perfeccionó en Siena con el célebre Maurizio Pollini. Con tan solo 16 años ganó el Concurso Internacional de Piano Umberto Micheli, realizado en el Teatro Alla Scala de Milán y comenzó su fructífera carrera por Europa, Japón y Estados Unidos.
Escucharlo ejecutar una partitura en piano, permite apreciar que no toca solo con los dedos, sino que entrega algo de sí, tal vez eso que algunos definen como el alma, en cada presentación.
Noticias: ¿Qué significa para usted la música?
Horacio Lavandera: Es una pregunta súper profunda. La música, en lo personal, me da mucha energía. Mucha fuerza y mucho ánimo. Cuando era niño tiraba la mochila cuando llegaba del colegio y me iba al piano, ni lo pensaba. Era una manera de encontrarme un poco con mi universo. Cuando escuchaba alguna sinfonía de Beethoven o alguna obra orquestal o algo con electrónica como lo de Chick Corea imaginaba todo un mundo. Tenía una enciclopedia Salvat con láminas de todos los planetas y no sé por qué, vinculaba esos sonidos con las enciclopedias. Era muy chico y no tenía ni idea de quiénes habían sido Platón o Pitágoras, pero los vinculaba naturalmente.
Noticias: ¿La música lo acompañó desde niño?
Lavandera: Sí, cada uno tenía sus historias y sus vínculos muy distintos con la música, pero el mundo del quehacer musical, la vida como músicos profesionales, salir adelante, mantener una familia desde la música era algo que se hablaba todo el tiempo en mi casa.
Noticias: ¿También la música le ayudó a superar las pérdidas familiares?
Lavandera: Sí, claro, sin lugar a duda (categórico). Una de las primeras pérdidas que recuerdo es la de mi bisabuela, que era la esposa de Manuel Freijido, un gran clarinetista y padre de mi abuela. Yo apenas sabía leer y escribir y le cantaba distintas melodías y la escala tal como me la había enseñado mi padre. Entonces sí, es una manera de vincularse con los seres queridos, con los recuerdos y superar los impactos psicológicos y fuertes. En medio de la pandemia, fallecieron mi padre y mi abuelo. La música para mí fue un lugar de contención total en esos momentos. Puede sentirse una enorme tensión o responsabilidad, pero al estar solo, con mi instrumento en un cuarto, después de recibir una noticia o un impacto emocional fuerte, la música está ahí y la verdad que ayuda mucho.
Noticias: ¿Existe la música buena y la música mala?
Lavandera: (Queda pensativo unos instantes antes de responder) Creo que yo no estoy en capacidad de decir que es bueno y que es malo, absolutamente de nada en la vida. Es muy difícil de responder (sonríe). ¿Por qué representaría algo malo una manifestación musical? Nunca me puse a pensar en esto. Se han armado tantos debates con respecto a si tal letra de tal canción podía tener alguna injerencia en algo. Ante todo, creo que cualquier acto de prohibición en el arte va a tener patas cortas. Va a generar una discusión. Por ejemplo, en época de pandemia, hice siete videos de compositores prohibidos en el nazismo para mi canal de difusión. Me interesaba hacer entender lo absurdo que por el origen de tal o cual persona vayas a prohibir lo que compuso. En el fondo creo que nadie tiene la posibilidad de decir esto es malo, esto es bueno, esto está bien realizado. Si está hecho con la convicción de emocionar, o también de hacer bailar a una persona o lograr que se divierta, ¿por qué no? ¿Cuáles son los límites? Los artistas tenemos que siempre ir a los límites. Es una función de la libertad que existe en el arte. Por lo tanto, no creo que haya música mala. Si alguien se puede emocionar, está en todo su derecho. ¿Por qué prohibirlo? ¿Por qué tacharlo de malo?
Noticias: ¿Qué tipo de música escucha en su intimidad?
Lavandera: Escucho absolutamente todo. Hay música que me atrae mucho, muy de vanguardia, que es quizás lo que más me gusta escuchar. Por ejemplo, piezas para piano solo, de compositores como el griego Iannis Xenakis o Stockhausen.
Noticias: Stockhausen, afirmó que a usted su talento le fue dado por Dios. ¿Qué piensa de esa frase? ¿Es creyente?
Lavandera: No, yo soy ateo, pero vengo de una familia muy católica. Trato de estudiar todas las religiones porque me encanta tener una perspectiva sobre lo que sucede en Asia, en África o acá con los pueblos originarios. No soy una persona creyente, pero trato de ser muy espiritual. Obviamente al tocar obras de un compositor que tiene una base tan mística como Johann Sebastian Bach trato de leer muchísimo la Biblia, estar metido dentro de todo ese mundo. Por ejemplo, para tocar un compositor como Felix Mendelssohn, que trata de hacer un sincretismo entre el judaísmo y el protestantismo, también me interesa saber qué pensaba al componer. Me atrae mucho saber cómo llega la religión a las personas y cómo se manifiestan las creencias a través de la música.
Noticias: ¿Cómo era Stockhausen?
Lavandera: Él vivía la religión de una manera muy intensa. Yo rezaba con ellos antes de cenar. Era una persona de una profunda fe y entiendo que la frase que dijo sobre mí está hecha desde una convicción en su corazón. Él entendía que mi naturaleza tenía un apego tan especial por su arte. Nos encontramos en un punto de la vida en que él era muy mayor y yo muy jovencito, pero ambos unidos con una gran pasión por descubrir y entender la música desde esos lugares tan interesantes.
Noticias: ¿Se puede separar la vida de los compositores de sus obras?
Lavandera: Muchos dicen que sí. Yo pienso todo lo contrario. Por alguna razón están vinculadas directamente con el ámbito personal y su educación. Creo que hay que ir a fondo y descubrir, llenarse de cultura y de esa contradicción que tiene el ser humano que no es perfecto, bajo ningún punto de vista. Hay veces que se toman decisiones porque hay que llenar la heladera. Es muy interesante profundizar y armar como una especie de mapa, no tapando cosas, sino dándole claridad a todos los aspectos de una vida. Me resulta más estimulante como ser humano ir e investigar. El ser humano va conectando todo. Por algo los neurocientíficos están viendo cómo cada pequeña imagen que vemos en un momento dado repercute en nuestras decisiones. Todos somos personas sensibles, que actuamos de acuerdo con estímulos y tenemos que tomar decisiones.
Noticias: ¿Qué importancia tuvo el encuentro con Martha Argerich en su carrera?
Lavandera: Muy importante, importantísimo. Yo tenía 15 años cuando mi profesor Antonio de Raco, me dijo que iba a organizar una reunión para que me escuchara. Fui al otro día a casa de Cucucha Castro (María Rosa Oubiña), amiga de ambos y estaba lleno de invitados. Había un piano horrible que ni siquiera estaba afinado. Imaginate lo que significa para mí estar sentado al lado de Martha Argerich, un figurón impresionante. Desde que nací se escuchaban sus discos en casa. Me temblaba la vida, pero toqué bastante bien la segunda sonata de Chopin y cuando llegué a la marcha fúnebre, como yo sabía que el papá de ella estaba muy enfermo, le pregunté si quería que continuara. Después toqué reflejos en el agua de Debussy y una sonata de Alban Berg. Unos meses después me llegó la noticia que me había recomendado para un festival en Francia y el diario Le Monde tituló: “Las manos de oro de un joven prodigio”. Todo esto fue gracias a mi maestro y a la generosidad de Martha.
Noticias: ¿Qué metas o sueños tiene?
Lavandera: (Piensa unos instantes la respuesta) Humildemente, seguir haciendo mi música y mis conciertos, y disfrutar mucho con mi pareja, con Lucila, mi novia.
Noticias: ¿Le gustaría ser director artístico o programador de algún teatro?
Lavandera: No lo sé. Estuve haciendo una gira con la gran soprano argentina Virginia Tola, premiada por Plácido Domingo y por los Reyes de Noruega. Nos lanzamos como productores con este emprendimiento personal y fue hermoso. Hicimos siete conciertos, convocamos a 12 pianistas del interior del país y terminábamos con la participación de coros de niños. No tengo ni idea cómo es el mundo burocrático de un teatro ni los rigores que se manejan. Lo que sí me gustaría es armar mi propia orquesta y junto a Virginia nuestra propia compañía de ópera.
Noticias: ¿Sus manos están aseguradas?
Lavandera: ¡No! (risas)
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