Arrancó 2021 con la cábala de sacarse una foto dentro de un teatro sin un centímetro de ropa “para que todas las salas vuelvan a llenarse”. En él la desnudez es un concepto más profundo que patear el avispero mediático. José María Muscari quiere que sus experiencias teatrales generen la misma extrañeza y libertad que la de entrar al mar con la genitalidad al descubierto. Y confiesa que tiene esa misma sensación los días previos a estrenar. Como ahora, que acaba de salir otra vez al ruedo presencial con “Sex” (Gorriti Art Center). “En la previa siento esa sensibilidad y exposición porque se está concretando algo que llevó un derrotero emocional, artístico, económico, tanto mío como del equipo. Es como un nacimiento y también una cercanía con la muerte”, explica.
Noticias: Resulta poco probable que, en medio de una pandemia, alguien potencie un éxito anterior. ¿Cómo hizo para llegar a 22 países con “Sex Virtual”?
José María Muscari: Me enfoco tanto en lo que tengo que hacer que no me doy mucha cuenta de lo que genera. Yo quería mejorar algo de la experiencia y me decían: “Pará, José, lo vamos a mejorar, pero ¿te das cuenta de la cantidad de entradas que se están vendiendo y de la repercusión?”. Es un poco una característica mía: soy tan ávido de hacer y que ese hacer me dé alegría y me lleve a nuevas zonas como creador que no estoy tan en la ola de lo conseguido.
Noticias: Es una paradoja: aspira a hacer para disfrutar, pero después se le cuela el disfrute entre los dedos.
Muscari: Sí, es un poco un aprendizaje, creo que es como mi talón de Aquiles desde siempre. Me cuesta quedarme sobre lo conseguido. Sigo viendo la repercusión que tiene “Sex Virtual” con la cantidad de gente que me escribe para preguntarme cuándo vuelve y me doy cuenta del poder de ese objeto artístico y atípico. Y no responde mucho a una estrategia, hice lo que durante la cuarentena sentía que me tenía que desafiar como creador. En el medio, también debutamos con “Auto Sex” que era cómo empatar la cercanía, el riesgo, la osadía de la experiencia virtual con algo en vivo donde la gente estaba dentro del auto. Y fue otro desafío, como lo es ahora la vuelta de un espectáculo presencial que es inmersivo pero con protocolo y distancia como leitmotiv. Estuve pensando durante mucho tiempo hasta que apareció esta idea que le da sentido a la vuelta de “Sex” que es el deseo en 360: el espectador va a estar sentado en su mesa y todo va a suceder a su alrededor, tiene que ir girando porque es envolvente. Me atrae pensar que cada una de las dificultades tiene que lograr algo de mí diferente como creador de lo que tengo conseguido hasta acá.
Noticias: ¿No se agota?
Muscari: Estoy cansado pero agotado no. Es un cansancio alegre, el mismo que tengo cuando salgo del gimnasio. Viste que estás dentro del gimnasio y lo único que querés es que termine pero cuando salís, decís: “¡Qué bueno que lo hice porque lo di todo!”. Uno es el artista que es como persona, cuanto mejor vida tenga, cuantas mejores emociones transite y cuanto más gente luminosa me rodee, cuantos mayores consumos culturales pueda hacer, mejor va a ser mi obra. Por lo cual, yo trato de tener una mejor vida cada vez para que mi obra sea mejor cada vez. Y para eso es muy importante pensar mi existencia como un todo. El resultado de lo que soy es un poco el resultado al experimento al que yo mismo me someto.
Noticias: Hace mucho hincapié en venir siendo el arquitecto de su existencia. ¿En algún momento se sintió aprobado por los demás pero no por usted mismo?
Muscari: No, no me ha pasado. Casi siempre en los momentos en los que yo mismo sentía que no estaba tan apetecible también tenía menos repercusión para el afuera. Y cuando me siento mejor y puedo trabajar o construir eso de una manera superadora, también se nota con el afuera. Creo que a lo largo de todos estos años he construido un vínculo de mucho respeto del afuera hacia mí, mucha empatía, es casi improbable que alguien me agreda en una red, nunca bloqueé a nadie. Pasa algo muy loco que es que la gente grande, sobre todo las mujeres, son muy fans de lo que hago, soy un poco el hijo que todas quisieran tener.
Noticias: Se le reconoce y agradece el traer a la luz a figuras olvidadas. ¿Será por haber tenido un papá muy mayor y enfermo y haber crecido con la posibilidad latente de perderlo?
Muscari: Sí, creo que tiene que ver con eso y con una niñez asociada a que mi entretenimiento máximo era la televisión donde lo que reinaba era la ficción. Eso me permite tener personajes icónicos en mi cabeza y ese nomenclador personal hace que convoque a una María Aurelia Bisutti o hacer una obra donde puedo mezclar a alguien totalmente icónica como Edda Bustamante con alguien de vanguardia como Calu Rivero. Tengo esa dualidad de poder generar “Sex” y el año anterior dirigir “Madre Coraje” con Claudia Lapacó y dialogar con públicos verdaderamente opuestos.
Antes de empezar con “Sex”, le mandó un mensaje al elenco donde explicaba que, a partir del comienzo de los ensayos, la vida social fuera de ese núcleo conviviente debía terminar. “Me frustra y me preocupa lo que pasa en la calle (respecto al relajamiento en los cuidados) y trato de que eso no se traslade a mi trabajo. Una de las variantes por las que elegí a los doce integrantes de este elenco fue pensar quiénes eran los más responsables, los que más se cuidaban. Ojalá que pronto el virus pierda fuerza y pueda llamar a todos los otros (la versión original de Sex llegó a tener una troupe de treinta personas) porque los amo como personas y me encantan como artistas pero necesito la tranquilidad de que cada función no va a ser una bomba de tiempo”, cuenta.
Noticias: Hace años contó que en el futuro quisiera ser menos efervescente y más sabio. ¿Está menos efervescente?
Muscari: Sí, creo que ya no estoy tan atravesado por los desbordes de la efervescencia y que fui construyendo una personalidad gánica pero con mayor enraizamiento en la tierra.
Noticias: ¿Cómo es eso que de afuera se lo ve más disruptivo de lo que es?
Muscari: Soy bastante convencional en relación a lo que el resto creería. Por ejemplo en la sexualidad, soy muy convencional. Cuando estoy en pareja, soy monogámico, no me atrae lo promiscuo, ni el poliamor ni la triangulación. Y cuando no estoy en pareja, soy absolutamente liberal y aprovecho mi soledad. Y creo que eso es difícil de entender para la gente porque casi siempre me asocia a mi obra. Como mi obra es diferente, disruptiva, vanguardista y puede llegar a ser kitsch, creen que soy parecido como persona. Y no. Mi obra me ayuda a exorcizar toda esa parte más vanguardista y en la vida soy más parecido a Santo Biasatti (risas).
Biasatti fue productor suyo. Palito Ortega, también. Muscari entra y sale de lugares, públicos y temas que parecen opuestos y construye alianzas laborales impensadas. “Soy como soy y creo que gran parte de la definición de lo que soy no es a lo que le digo “sí” sino también a todo lo que le digo “no”, reflexiona.
Noticias: ¿El límite tiene que ver con una vibración o con valores?
Muscari: Con una mezcla. Llamo a gente que primero me parece buena persona y que después me gusta cómo actúa. Y en relación a lo personal, hay un límite muy claro: soy todo lo mediático que el medio me permite y que yo me animo a jugar pero nunca me vas a ver hablando de nada más que no sea mi propio trabajo, porque yo soy mi trabajo.
Comentarios