De nena, jugaba a ser famosa. No conductora, actriz, cantante. Famosa. Pero su nombre no le parecía acorde con el estrellato y había decidido que cuando llegara ese momento, optaría por uno artístico. “Evidentemente lo deseé tan profundo en mi corazón que lo logré sin tener ningún tipo de conocido ni de ayuda, fue a fuerza de casting, espera y tenacidad”. De la autoprofecía, algo no se cumplió porque siguió llamándose como en el documento: Karina Mazzocco. Desde los 14 años se había preparado para caminar la pasarela y sonreírle a la cámara porque sabía que el modelaje podría ser la llave. La insistencia de su familia de que además estudiara una carrera hizo que primero intentara Relaciones Internacionales y después terminara la tecnicatura de Diseño de Interiores. Justo cuando estaba rediseñando el consultorio y la casa de una psicóloga, quedó seleccionada en el casting para conducir de “De a dos”, el mítico programa en el que se hablaba de sexo, primero en cable y después en América TV. “Ahí largué todo y fui tras mi sueño”, cuenta. La primera vez que se sintió famosa fue en la esquina de Callao y Santa Fe cuando un chico gritó su nombre y le pidió un autógrafo. Ella pensó que la estaba cargando pero era en serio, ya era lo suficientemente conocida como para que alguien se llevara en el bolsillo un papel con su firma.
Ahora, en plena pandemia, conduce tres programas: a “Rumbo Norte”, por A24, le sumó “Mujeres en positivo” y “Distrito Vanguardia”, por el canal UCL. “Tener la posibilidad de comunicarme a través de este nuevo canal con una gran llegada a Latinoamérica, me pone muy contenta y agradecida. Estoy disfrutándolo. Tanto deseé este presente que no lo quiero espantar. En este rubro tenemos altos y bajos, hay siete u ocho que tienen laburo permanentemente, yo me considero parte de esa masa que va y viene”, dice.
Noticias: En ese vaivén, ¿pensó alguna vez que se le cerraría definitivamente la puerta?
Karina Mazzocco: Sí, varias veces y sin embargo tuve la paciencia y la bendición de estar en pareja con mi compañero de vida y de ruta (Omar El Bacha) que me banca en los momentos en donde se apagan las luces.
Noticias: Viene hablando del autoconocimiento como herramienta para forjar un destino más propio. ¿Siente el prejuicio ajeno respecto de cierto halo de esnobismo que se le adjudica a ese concepto?
Mazzocco: Entiendo que hace algunos años hay como una cuestión de supermercado espiritual y la palabra autoayuda o autoconocimiento tal vez fue muy manoseada y bastardeada. En los quince años que vengo andando este camino, es pura satisfacción y siento que en mi vida personal el autoconocimiento es una palabra llena de cosas muy buenas y positivas. Entiendo que tal vez no es para todos porque hay algunas personas que no quieren profundizar en esas aguas. Bucear en las profundidades propias no es fácil, es sumergirse con toda la inquietud, el temor y la incomodidad, pero sin embargo te lleva a otro lugar muy bueno.
Noticias: ¿La gran crisis que la impulsó a ese cambio fue a nivel personal o profesional?
Mazzocco: Vaya a saber con qué tuvo que ver, pero a medida que pasan los años, la agradezco cada vez más. Fue una crisis de la mediana edad, me empezó a los treinta y pico, el no sentirme feliz a pesar de tener trabajo, a pesar de tener pareja, a pesar de un montón de cosas. Si bien fue muy doloroso y triste, fue un enorme tirón del alma que me llevó a buscar respuestas y empecé a hacer este camino de psicología budista o filosofía de vida budista y me hace mucho bien.
Noticias: Eso no quiere decir que en este tiempo no haya tenido altibajos, baches y mesetas.
Mazzocco: No hay fórmulas mágicas ni para bajar de peso ni para vivir una vida plena sin sobresaltos o tropezones (se ríe). He tenido los mismos problemas que hubiese tenido sin hacer este camino budista pero así salgo más rápido del bajón, del enojo, del miedo.
Dice que “Distrito vanguardia” es el programa ideal para este momento mundial porque convoca a conectarse con el placer, la creatividad, el hacer con las propias manos y se le da mucho lugar al emprededurismo. “Es un alivio entre tantas cifras, estadísticas, curvas de contagio, cuestiones económicas, todo eso existe pero el universo me da la posibilidad de estar en un lugar y de comunicarle a la gente cosas que tienen que ver con algo rescatador”, explica. Respecto de “Mujeres en positivo”, lo describe como “un programa riquísimo” porque les da el micrófono a las voces de líderes latinoamericanas y agrega: “Me parece un espacio de unión y de encuentro y del famoso empoderamiento femenino al que hay que seguir empujando”.
Noticias: Dice que las mujeres avanzamos pero no tenemos que quedarnos a mitad de río, ¿qué parte del río falta cruzar?
Mazzocco: Me parece que sigue existiendo una brecha salarial y sigue habiendo más varones en lugares de toma de decisión, notablemente. Hay que seguir empujando para que el cambio sea genuino, parejo y duradero. Hoy claramente la que está en el centro es la mujer y el que está buscando su espacio es el varón. Tenemos que ir amalgamando posiciones como para vivir en una sociedad más armónica y menos combativa. En lo personal me siento más plantada, pero tal vez tiene que ver con mi madurez, con las cosas que se consiguen con la experiencia y con haberme equivocado doscientas veces y haber acertado doscientas otras.
Noticias: ¿Cuál fue el mayor acierto y cuál la peor pifiada?
Mazzocco: Sin lugar a dudas el mayor acierto fue aceptar la conducción de “De a dos”, algo que pasó hace más de veinte años, pero en otra sociedad y momento histórico cultural, donde era muy arriesgado decir que sí y me podría haber salido malísimo pero fue un gran acierto. Y muchas veces pequé de decir que no a muchos trabajos por temor, pero decidí desde mi corazón.
Noticias: Cuando cumplió 50 dijo que nunca había imaginado que tener esa edad sería tan bueno.
Mazzocco: Sí, hace algunos años vengo masticando mucho esto de que el paso del tiempo tiene un marketing tan negativo y es una picardía porque nos toca a todos y tiene tantas cosas positivas. A mí me ha costado mucho tener mis cincuenta años así como los tengo y me encanta cuando las mujeres decimos la edad porque no abonamos a esto de que cumplir años y llegar a la madurez no está bueno.
Noticias: ¿La discriminación y autodiscriminación por edad es una cuenta pendiente?
Mazzocco: Totalmente. La tiranía de la juventud, de la belleza y de la delgadez hacia la mujer es descomunal. Cuando escucho a mujeres hablando de la menopausia a modo de insulto o descalificación, me da vergüenza. En este terreno las feministas tenemos muchas cuentas pendientes.
Noticias: En su época de adolescente que quería ser modelo, ¿sufrió el mandato de estar en forma?
Mazzocco: Siempre mi lucha fue, y lamentablemente sigue siendo, con la balanza. Sigo luchando con la balanza porque a mí me gusta estar cómoda con el cuerpo, ya no se trata de estar flaca. Yo voy en busca de la armonía y lamentablemente por mi contextura, mi genética y mi edad cada vez tengo que restringirme con la comida un poco más. Es inversamente proporcional a los gustos que uno va desarrollando con el paso del tiempo: una copa de vino con la aceitunita y el pedazo de queso entonces sigo batallando pero completamente a conciencia y no desde un lugar de que soy capaz de todo por bajar de peso.
Noticias: Oriana Sabatini habló de sus trastornos de alimentación y de esa incomodidad. ¿En algún momento la lucha con la balanza se le hizo así de pesada?
Mazzocco: Nunca tuve los típicos trastornos de bulimia y anorexia pero siempre fue un tema y lo sigue siendo. Me alegro de que haya chicas siglo XXI como Oriana que se animen a plantear estas cuestiones, va a ayudarnos a poner sobre la mesa los temas y las deudas que tiene el feminismo con estos temas.
Noticias: Cuando contó públicamente que Roberto Pettinato la había acosado, dijo “no quiero pegarle a nadie más”. ¿Se arrepintió de dar el nombre?
Mazzocco: No, no me arrepentí, pero yo no te puedo explicar a la cantidad de reportajes a los que les dije que no porque el gancho era hablar de eso. No me gusta pegarle al caído, no me quedo enganchada en el pasado. Lamento haber vivido la situación, tener que ponerlo en palabras y enterarme de que hubo veinte mil después que yo, lamento mucho porque esa persona tiene una familia. Creo que hablar sirvió porque seguramente esta persona no va a volver a tratar a nadie en forma inadecuada, pero no di detalles, no conté anécdotas, no me regodeé. Dije lo justo y necesario.
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