La conmemoración de los cuarenta años de proceso democrático ininterrumpido nos encuentra como testigos del ascenso de Javier Milei. La llegada del libertario genera expectativas en aquellos ciudadanos convencidos de la imposibilidad de sostener un statu quo cada vez más nocivo para una cantidad creciente de argentinos. Al mismo tiempo, también abre interrogantes acerca de la capacidad efectiva de administrar los múltiples demandas de una sociedad empobrecida y fatigada por una crisis económica tan compleja que, si se cometen errores en las próximas horas, podría derivar en escenarios caóticos.
Una parte de la construcción de la gobernabilidad se jugará en el Congreso, lo que hará necesario una actitud proactiva por parte del equipo político del Presidente para lograr apoyos en momentos clave. Sin embargo, otra parte fundamental de este esfuerzo obliga a Milei a reconstituir una autoridad presidencial debilitada, casi licuada, en esta última gestión kirchnerista. En un sistema presidencialista tan singular como el nuestro, es fundamental que el titular del Poder Ejecutivo ejerza el poder y tenga influencia real y manifiesta, para que todo el sistema político se ordene en torno a él, incluyendo la oposición. En efecto, de lo que haga el economista libertario en sus primeros días podremos desprender algunas conclusiones más certeras sobre la construcción de su liderazgo y de su método de toma de decisiones.
Al mismo tiempo que deberá buscar la consolidación de un esquema de gobernabilidad que asegure una utilización eficaz del poder, mucha de la suerte que le depare a Milei dependerá del manejo efectivo de la crisis económica. Aun con todas las dificultades del caso, la oportunidad está planteada para lograr reencontrarnos con un nuevo esquema que asegure una estabilidad y que permita en una reversión de la larga decadencia argentina retomando la senda del crecimiento con inclusión y a partir de una mirada pragmática y realista de lo que sin duda podemos llegar a ser.
(*) Consultor y analista político.
por (*) Sergio Berensztein
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