.La decisión de la Casa Rosada de mantener congelado el presupuesto del Senado encendió una nueva tensión institucional entre el Ejecutivo y la Cámara Alta, en un contexto de fuerte ajuste fiscal y disputa política interna. La medida no contempla actualizaciones por inflación, impacta de lleno en el funcionamiento cotidiano del cuerpo legislativo y, sobre todo, en la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel, presidenta natural del Senado, que quedó atrapada entre la exigencia de austeridad del Gobierno y las presiones internas para garantizar gobernabilidad.
Aunque se mostró resignada ante la decisión del gobierno de Javier Milei de congelar el presupuesto del Senado, la vicepresidenta advirtió que puede afectar las funciones de la Cámara Alta si no se corrige mediante una decisión administrativa la distribución de partidas el presupuesto 2026 que aprobó la Cámara de Diputados.“Ya estamos en rojo”, afirmó Villarruel ante una consulta de los periodistas acreditados.
Según fuentes parlamentarias, el congelamiento implica que el Senado opera con partidas diseñadas para otro escenario económico, lo que complica el pago de servicios, el mantenimiento edilicio y la actualización salarial del personal. Desde el entorno de Villarruel admiten que la situación es “crítica” y que ya se registran dificultades para cumplir compromisos básicos. “No hay margen para seguir funcionando con números del año pasado cuando la inflación duplicó los costos”, señaló un asesor cercano a la vicepresidenta.

La Casa Rosada, en tanto, sostiene que no habrá excepciones al plan de ajuste. Desde el Ministerio de Economía repiten que el Congreso debe “dar el ejemplo” y alinearse con la política de déficit cero. “No puede haber aumentos discrecionales mientras el país hace un esfuerzo enorme”, deslizó una fuente del Ejecutivo, que remarcó que cualquier actualización presupuestaria sería “incompatible con la hoja de ruta fiscal” fijada por el presidente Javier Milei.
Para Villarruel, el congelamiento se convirtió en un problema político adicional. La vicepresidenta ya mantiene una relación tensa con el núcleo duro libertario, sobre todo con Karina Milei, y la falta de recursos la expone frente a senadores de distintos bloques que reclaman soluciones inmediatas. “Victoria queda en el medio: el Gobierno le cierra la canilla y el Senado le pasa la factura”, resumió un legislador radical, que advirtió que el malestar atraviesa tanto a la oposición como al oficialismo dialoguista.
De todas formas, Villarruel reconoció que el problema no podrá enmendarse en el presupuesto 2026, porque “en principio no hay posibilidad” de modificar el proyecto cuando los discuta el Senado en el recinto, el próximo viernes. También señaló que “no pasó nunca que haya cero pesos para uno de los incisos que corresponde al Senado, sobre todo cuando la Cámara de Diputados sí tiene una mejora” en los recursos asignados para gastar durante el año próximo. En ese sentido, la vicepresidenta aseguró que la solución del problema “queda en manos de Bullrich y de La Libertad Avanza”.

El impacto también alcanza a la ex ministra de Seguridad, aunque desde otro ángulo. La senadora garantizaba en conversaciones previas prometiendo a los senadores un aumento en las partidas que el Presupuesto 2026, finalmente, no contemplaba. El portal La Politica Online informó que el supuesto as en la manga de Bullrich seria la de corregir el Presupuesto y que se sancione con un decreto posterior, algo que los legisladores advirtieron que sería objetado por inconstitucional.
En ese contexto, el Gobierno aún no tiene claridad sobre el rumbo, pese a que filtró que aceptará que el presupuesto se sancione tal como llegó desde la Cámara de Diputados, luego de haberse pasado las últimas 48 horas entre amenazas de veto y negociaciones de cambios. Patricia Bullrich ya venía golpeada por dos derrotas sucesivas: tuvo que posponer el tratamiento de la reforma laboral hasta febrero y le firmaron un dictamen de Presupuesto sin modificaciones.
Desde el Senado, algunas voces empiezan a advertir sobre el riesgo institucional de prolongar el congelamiento. Distintos legisladores sostuvieron que “no se trata de privilegios, sino de garantizar el funcionamiento de un poder del Estado”, y agregó: “Si el Ejecutivo asfixia al Legislativo, se resiente la división de poderes”. En el mismo sentido, referentes provinciales alertaron que la parálisis presupuestaria podría demorar debates y sesiones clave.

La sombra de Karina Milei es la que condiciona esta situación inédita en el recinto senatorial. Por ahora, la Casa Rosada no da señales de flexibilizar su postura. El congelamiento del presupuesto del Senado se mantiene como una bandera simbólica del ajuste, pero también como un foco de conflicto que profundiza las tensiones internas de la conducción libertaria. Villarruel queda debilitada en su rol institucional y la imagen de Bullrich comienza tempranamente a desgastarse, luego de que la secretaria general de Presidencia lograra eyectarla del gabinete con la excusa de su candidatura. En el duelo entre damas de hierro, la hermana del Presidente lleva la delantera.















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