Sergio Berni está en campaña desde que asumió. No habían pasado ni seis meses de gestión y ya estaba trabajando para su futuro político. Es el “mano dura” del Gobierno y capta a los votantes de derecha. Lanzó una campaña encriptada de su gestión bajo el lema “Fuerza Buenos Aires”. Hizo un spot con el desalojo en Guernica en octubre pasado. Por aquellos días fue un ferviente defensor de la propiedad privada, para contrarrestar la crisis en el campo de la familia Etchevehere en Entre Ríos que había sido tomado por una de las hermanas de Miguel Etchevehere y militantes de Juan Grabois. Es el funcionario K que seduce a los simpatizantes más conservadores del electorado justicialista, todo lo contrario a su contraparte en Nación, la ministra Sabina Frederic, con quien tuvo fuertes y diversos contrapuntos. Es una rara avis que es funcional a un gobernador progresista como Axel Kicillof y a una líder política como Cristina Kirchner, que construyó buena relación con organizaciones de derechos humanos que suelen fustigar a Berni.
Todavía no se sabe para qué cargo se postulará, pero para achicarse hay tiempo. Las ambiciones lo llevan desde ser gobernador de la provincia de Buenos Aires, hasta diputado o senador nacional en las legislativas de este año. Lo que la necesidad imponga. Como en su pasado militar, es un soldado y hoy su “comandante en jefe” es Cristina Kirchner. Ella es su jefa política e irá donde se lo pida. Sergio Berni acatará.
Un distrito que le interesa en particular es Zarate, donde tiene su residencia, un imponente campo en la localidad de Lima. Allí está enfrentado con el intendente Osvaldo Caffaro, a quien pretende disputarle el poder local. Su esposa, la senadora provincial Agustina Propato, pretende ser intendenta de esa localidad y también critica con fuerza la gestión vecinal.
Otro lugar donde Berni pretende poner un pie es en el PJ nacional, donde todavía no presentó su lista pero ya dijo que quería participar. Allí la discusión la deberá dar con el presidente Alberto Fernández, a quien un sector del peronismo pretende proponerlo como el candidato de la unidad. La estrategia parece clara: pedir mucho, para obtener algo.
Eso sí, para poder dar la pelea deberá demostrar algunos pergaminos y entre ellos está controlar la interna dentro de la policía bonaerense y ordenar la crisis con los rebeldes. El tiempo corre y si obtiene un mal resultado, todas sus aspiraciones podrían quedar en meros deseos.
por R.N.
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