El equipo del presidente Alberto Fernández y la cancillería argentina creen que el gobierno podría conseguir la hasta ahora era una tarea imposible de lograr: que Cuba salde una deuda millonaria que mantiene con el estado argentino desde hace más de 40 años. Y que lo haga no en dólares, pero en vacunas.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, recibió a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, en La Habana en mayo. “Se está trabajando fuerte para estrechar los lazos, acceder a la vacuna, pero sobre todo colaborar en todo lo que pueda, tanto desde lo que es la provisión de insumos, la posibilidad de la compra y el apoyo para escalar la producción”, resumió Vizzotti tras la reunión con el heredero de los Castro en el gobierno.
La ministra de Salud nacional, acompañada por Cecilia Nicolini, recorrió entonces la planta de elaboración del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba con el objetivo de conocer las características y los resultados de las vacunas Soberana02 y Abdala, que ya atravesaron las pruebas de Fase 3: Abdala muestra una eficacia del 92,28% contra el virus tras la aplicación de tres dosis, y Soberana 02 alcanza el 62% con dos inyecciones.
Y el objetivo sería poder adquirirlas y hasta producirlas localmente -en cooperación con algún laboratorio argentino-, sin desembolsar dinero alguno: descontando de la deuda tomada por Cuba con nuestro país, y que según repetidas gestiones de los gobiernos pasados (incluso Néstor Kirchner lo intentó), es prácticamente incobrable.
El canciller Felipe Solá retomó las gestiones con Bruno Rodríguez Parrilla, su par cubano, en enero del 2020, a poco de asumir Alberto Fernández la presidencia argentina, y urgido por el pago de deuda con el Club de París y el FMI. El encuentro se dio en el marco de la cumbre de la Celac en México, y el argentino aprovechó para recordarle a la existencia de una acreencia a favor de la Argentina.
El cubano le respondió que tratarían el tema en reuniones durante ese mismo año, pero la pandemia frenó todo. Sin embargo, hacia fines del año pasado, los contactos se habrían retomado de manera virtual.
Atentos al avance cubano en el desarrollo de sus vacunas, y sabiendo que es virtualmente imposible recuperar los dólares prestados a una nación comunista que dispone malamente de ellos, el gobierno de Alberto Fernández podría aceptar el saldo en inyecciones contra el Covid en lugar de una inyección de dinero.
La deuda cubana con Argentina data de 1973. Se concretó con Raúl Lastiri como presidente, pero las gestiones se iniciaron con Héctor Cámpora. José Ber Gelbard, su ministro de Economía, había recomendado otorgarle a Cuba una línea de crédito de us$ 600 millones para financiar la venta de tractores, maquinaria agrícola, camiones y vehículos.
El préstamo se concretó pero Fidel Castro nunca devolvió el dinero. Hoy, según la última estimación del gobierno de Mauricio Macri, la deuda asciende a 2700 millones de dólares. Cifra que la administración de Alberto Fernández tomó, y que corresponderíaa a us$1279 millones de capital y us$ 1412 millones por los intereses.
El régimen cubano en algún momento pidió una quita del 75% que Argentina habría aceptado. Y aún así el pago nunca llegó. Pero la esperanza es ahora que ese montó se salde -al menos en parte- con millones de vacunas.
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por R.N.
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