Tuesday 30 de April, 2024

POLíTICA | 13-04-2024 08:20

Milei, loco por los medios

Trastienda de su guerra contra el periodismo. El ataque a Editorial Perfil y la furia con NOTICIAS. Cómo repite los métodos del kirchnerismo. El rol de sus redes y la prensa adicta.

La noche del jueves 4 de abril, mientras la anterior edición de NOTICIAS estaba en camino a la imprenta, sonó el teléfono. Quien llamaba era un altísimo funcionario del Gobierno, uno de los pocos que acompañan a Javier Milei a sol y sombra.

Se lo oía preocupado.

–¿Es verdad que salen con una tapa de los perros de Milei? –fue al grano.

–Sí –contestó el periodista de esta revista, del otro lado–. ¿Cómo sabías?

El funcionario fue terminante:

–Esa tapa es una declaración de guerra.

Y cortó.

El diálogo puede parecer disparatado. Pero fue real, y marcó el comienzo de la semana de furia que el Presidente tuvo con los medios en general y con Editorial Perfil y NOTICIAS en particular.

¿Qué tan obsesionado puede estar Milei con la historia de sus mastines para considerar una “declaración de guerra” que el periodismo escriba sobre ellos? Esta revista reveló, en su última edición, que el mandatario no asume en público que dos de ellos –Conan, el original, y uno de sus clones– murieron, lo cual dispara algunas preguntas incómodas sobre la psiquis presidencial.

Lo que siguió tras la advertencia del funcionario es conocido. El lunes 8, en una entrevista de tres horas con Alejandro Fantino, Milei atacó a Fontevecchia y sumó a su lista negra a otros comunicadores más. Al cofundador de Editorial Perfil lo bautizó “Tinturelli” y pronosticó que “ahora, como no tiene pauta, va a la quiebra, ¡qué bueno!”.

Minutos antes, Milei había sacudido a la periodista Romina Manguel. “Juega sistemáticamente en contra y vive hablando pestes”, la descalificó. Y ya sin filtro, también arremetió contra Jorge Fernández Díaz por haber escrito en el diario La Nación que era “un populista de derecha”. “Que el novelista aprenda algo, porque escribe cada pelotudez”, lo zamarreó, además de tratarlo de “imbécil”.

Fontevecchia le respondió a Milei en su programa radial. “Mire, Presidente. No pudo quebrarnos la dictadura militar. No pudo quebrarnos Menem en el momento de los 30 juicios y el asesinato de José Luis Cabezas. No pudo quebrarnos Néstor Kirchner poniendo cero de publicidad oficial. Tampoco va a poder usted”.

Lo cierto es que los ataques a repetición de Milei ponen a prueba la resistencia del periodismo independiente. Que la máxima autoridad del país le pronostique o le desee la quiebra a un medio le inflige una lesión económica y moral que está fuera de discusión, razón por la que Perfil le inciciará juicio a Milei por daños y perjuicios.

Adepa y Fopea, las dos principales asociaciones de empresas periodísticas del país, acaban de llamarle la atención a Milei, quien siguió su cruzada en sus redes, con epítetos como los de “ensobrados”, “corruptos” y “extorsionadores”. Y continuó eligiendo nuevos blancos. Así, en la volteada también cayeron Joaquín Morales Solá (“violento” y “agresivo”, lo llamó el Presidente), Víctor Hugo Morales (“Víctor Humo” y “literalmente despreciable”) y María Laura Santillán (“opereta” y, “además, no nos olvidemos de su relación con Tinturelli”).

La obsesión con Perfil y NOTICIAS lleva un tiempo. En los días previos a la asunción, allá por diciembre, Eduardo Feinmann, uno de sus periodistas preferidos, invitó a Milei a cenar a su departamento junto con Mauricio Macri, Juliana Awada y Fátima Florez. Cuenta en off uno de los comensales que, a la hora de hablar del mundo de los medios, el libertario mostró su irritación con “las tapas de NOTICIAS”. Le molestaron, además de la última, las referidas a su hermana Karina, a su costado místico y a los repetidos plagios que esta revista descubrió en sus libros. Pero no desmintió nunca nada de lo publicado.

Los periodistas que tratan con frecuencia al Presidente saben de sus obsesiones a la hora de lidiar con los medios. Desde el cuestionario arreglado de antemano hasta la luz tenue en las entrevistas televisivas y el silencio absoluto en el estudio para no distraerlo. Tras el triunfo en las elecciones, y antes de asumir, incluso llegó al extremo de grabar con su propio equipo las notas que daba en el Hotel Presidente para poder editarlas y entregarles un producto ya supervisado a los medios. 

En uno de esos reportajes, con cámaras, director y sonidista propios, le pidieron parar porque, por algún problema técnico, no se estaba escuchando lo que Milei decía. El libertario se levantó de su silla a los gritos: “¡Cómo que no se escucha, la puta madre!”. Y pateó la silla con todas sus fuerzas, dos veces, mientras seguía insultando al aire. A su lado, el periodista que lo entrevistaba no sabía cómo reaccionar. Hasta que se acercó Sandra Pettovello, con pasos sigilosos, y lo abrazó mientras lo acariciaba en la cabeza. “Tranquilo, Javier, ya está”, le susurró al oído la mujer que, además de ser su amiga y principal contención, hoy comanda el Ministerio de Capital Humano. En cuestión de segundos, Pettovello consiguó apaciguarlo y el reportaje arrancó como si nada hubiera ocurrido.

El Milei que patea sillas y grita ante el menor contratiempo es el mismo que explota contra los periodistas que osan criticarlo.

Antes de la andanada de estos días, ya el mandatario había mostrado los dientes. A la periodista Silvia Mercado la trató de “mentirosa serial” por informar sobre el paradero de -¡otra vez!- sus perros. A María O'Donnell también la acusó de “operar” cuando informó que Milei había usado el helicóptero presidencial, y a pesar de que la periodista rectificó enseguida el error, antes de que el Presidente le cayera encima. A Luisa Corradini, de La Nación, la acusó por informar que el auditorio de Davos donde él expuso no estaba tan lleno como decía la versión oficial. A Jésica Bossi, de TN, le espetó cuando ella quiso saber por qué defiende la libre portación de armas: “¿Vos estás a favor de que los delincuentes te revienten la vida?”. A Alejandro Borensztein, el columnista humorístico de Clarín, lo llamó “cómplice” de Sergio Massa y de los K por una nota que el hijo de “Tato” había titulado “Calmate Javi”, en los días de su escandalosa pelea con Lali Espósito.

Hay más. A Nacho Girón recientemente lo acusó de publicar “mentiras operadas”, luego de que el periodista de la CNN adelantara que el Gobierno estudiaba alguna reparación o gesto a los militares represores justo para el 24 de marzo. Ese día, al final, la Casa Rosada difundió un video donde se ponía en discusión el número de desaparecidos durante la dictadura.

La experiencia de los gobiernos kirchneristas está en sintonía con el avance que hoy se ve sobre los medios. Cuando Néstor y Cristina mandaban, en la Plaza de Mayo se armaban “juicios populares” a periodistas que no se cuadraban ante ellos, y desfilaban los militantes con carteles con sus rostros. A NOTICIAS, los gobiernos K intentaron ahogarla económicamente presionando a sus anunciantes y quitándole la publicidad oficial que sí recibían otros medios importantes. A los ministros había que entrevistarlos a escondidas porque, como ahora, estaba prohibido hablar con periodistas no guionados por el poder. En ese sentido, y más allá de los matices, la experiencia de Milei no representa nada nuevo bajo el sol. Ojalá recapacite.

(La nota completa se puede leer en la última edición de NOTICIAS.)

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Franco Lindner

Franco Lindner

Editor de Política, columnista de Radio Perfil y autor de "Fernández & Fernández" (Planeta).

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