Alo largo de su historia, la televisión mundial reiteró cada una de sus fórmulas más exitosas. Pero no sólo por pereza creativa o temor a innovar, sino para asegurar la pauta publicitaria que la sostiene desde sus inicios. Así, el arribo a fines de marzo del actor Fernando Dente a la pantalla de América es un nuevo intento por reavivar a nivel local el género del “late night show”.
Es un tipo de formato que se emite por la noche y en el cual el televidente tiene acceso a entrevistas, segmentos humorísticos y musicales.
El marco escenográfico se reduce a un escritorio, un par de sillones, la ilustración de una vista nocturna urbana, y una tarima para instrumentistas y cantantes. Pero lo más importante es la presencia de un conductor carismático, ocurrente, histriónico, verborrágico y capaz de sortear los variados imprevistos de una emisión en vivo.
Es una creación puramente estadounidense que tiene una tradición de décadas y que muchísimos países han tratado de imitar, casi siempre sin éxito.
Por ser de actualidad, de frecuencia diaria y necesitar alguien muy dúctil, pocas veces atrajo a los programadores nacionales. De hecho, entre los múltiples intentos, el más notable fue “Duro de acostar” de Telefe, que conducía el músico Roberto Pettinato a fines de los noventa, y contó con David Bowie entre sus invitados.
Ahora Dente, que es un talentoso y reconocido interprete del teatro musical porteño (recientemente protagonizó “Kinky Boots” con Martín Bossi), da el salto a la televisión abierta en un momento donde el medio y la audiencia reclaman renovación de personalidades. Elegido por Jotax, la misma productora de “Los Mammones” con Jey Mammon, que funcionó bastante bien en la pospandemia, lleva adelante un programa que también contiene su apellido en el título y responde, en parte, a las características enunciadas.
Desde el primer programa Dente se maneja como pez en el agua. Dueño de una voz armoniosa, canta muy bien temas de los más diversos géneros, acompañado por una banda y coro fijos y, en los casos que lo amerita, la figura invitada.
En las entrevistas, lejos de atenerse sólo a las preguntas que le indica la producción, se muestra atento a las respuestas de sus convidados, y les repregunta de manera espontánea y hasta cómplice.
De a poco, Dente moldea un estilo propio basado en vincularse de forma cariñosa con su equipo, convocados y público.
En estos tiempos de acérrimo individualismo, es una bienvenida virtud.
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