(TRES ESTRELLAS Y MEDIA)
El pasado sábado se concretó el anunciado regreso de Mirtha Legrand, para encabezar el ya tradicional envío titulado
“La noche de Mirtha”. A los 96 años, reina de la televisión nacional, es un récord de permanencia en la televisión mundial con su temporada 55, nada menos. Por eso, con humor y orgullo, afirma: “Porque señores, yo soy una leyenda…y la leyenda continúa”. No se equivoca. Es una “estrella”, dotada de esa aura incandescente que tienen muy pocas personas del espectáculo, aquí o en el orbe. Su carisma, lucidez y vitalidad, la ubican en un lugar de liderazgo al frente de un formato que ha cautivado a generaciones de argentinos y ha sido copiado en varias oportunidades.
El primer programa, grabado la noche anterior, la encontró con la voz algo tomada (“estoy con antibióticos”, confesó), sus facultades mentales y perspicacia intactas, siempre sentada, al inicio en un escritorio y luego en la mesa. Pero, sin duda, la mayor expectativa estuvo en sus dos únicos invitados, protagonistas de uno de los romances del año, el controvertido economista Javier Milei, candidato a presidente, y la popular, talentosa imitadora Fátima Flórez. Curiosamente, se conocieron en la misma mesa, en diciembre pasado, y desde fines de agosto de este año iniciaron un comentado noviazgo. Además, el convite se dio un día antes del segundo debate de postulantes a ocupar el codiciado sillón de Rivadavia.
Con la impunidad que le da estar cerca de ser centenaria, y bastante picardía, la conductora lanzó dardos. "¿De dónde saliste vos?", al libertario, y “Son raros ustedes, eh” a la pareja. Sin embargo, con Flórez algo tensa, relegada a un rol secundario y la mirada de Mirtha en el político, éste se apropió de la atención. En su alocución aprovechó a disparar munición gruesa contra Patricia Bullrich y la maquinaria estatal.
Apenas mencionó a Sergio Massa, jamás pronuncio la palabra “casta”, reafirmó su devoción por Domingo Cavallo, y se deshizo en elogios para el gobierno de Carlos Saúl Menem.
En su catarata verbal, no sufrió ninguna de las filosas preguntas de la Legrand, que lo observó con sincero extrañamiento y bastante simpatía. Tan central fue la presencia del diputado nacional que pasaron fotos familiares, de sus perros, y el video del primer encuentro de los tórtolos. Por si fuera poco, la diva lució un vestido color violeta, “es el color de La Libertad Avanza”, aprovechó el político para recordar.
Veremos cómo le va al resto de los aspirantes a presidir el país, anunciados como futuros convidados.
Galería de imágenes
Comentarios