En la década de 1980, Franco Macri fue precursor en el tranquilo puerto de pescadores que hoy es Manantiales. El empresario construyó Terrazas de Manantiales en un entorno poco transitado en la Punta del Este de esa época. Un complejo frente a la playa, de 100 departamentos, con terrazas que miraban al mar. El clan daba fiestas memorables a fin de año en su residencia, que convirtieron a este paraíso desconocido, en uno de los sitios más famosos de Uruguay.
Desde los '80 hasta hoy pasaron muchas cosas en el Este. La ruta 10 llegó más lejos llevando y trayendo veraneantes. José Ignacio alcanzó un protagonismo cada vez mayor y actualmente hay emprendimientos inmobiliarios en zonas impensadas entonces, como Garzón o más allá sobre la costa de Rocha. Pero Manantiales sigue manteniendo su centralidad. Tanto como espacio para ir de compras, reunirse y comer como para realizar inversiones inmobiliarias, la zona que se inicia en la Barra y se extiende por varios kilómetros bordeando el mar, sigue siendo el sitio preferido de los los que pasan el verano en Punta.
Las fortalezas
El recuerdo de los Macri sigue intacto en el barrio, aunque la familia haya vendido la mayor parte de sus propiedades. El centro comercial, sobre la ruta 10, atrae hacia sus locales, bares y restaurantes a todos los que habitan en los alrededores o van de paso hacia otras playas.
La reserva es obligatoria para encontrar mesa en restaurantes como Domâ, Soma, Cactus y Pescados, Fish Market, O´Farrell o, unas cuadras hacia adentro, el ineludible El Abrazo. Marcas internacionales como Zadig & Voltaire o la brasileña Osklen se suman a etiquetas argentinas como El Camarín, para dar brillo a un paseo de compras que convoca a todo Punta del Este.
En cuanto a la playa, el parador de Montoya, en el límite con La Barra, es el lugar de reunión preferido de los adolescentes. Pero Bikini sigue siendo la arena más convocante, sobre todo a la hora del “after”, donde la fiesta dura hasta muy entrada la noche.
En el momento más fuerte de la temporada, esto es desde fin de año hasta la segunda semana de enero, la ruta se vuelve intransitable, los bares se saturan y la playa tiene visitas multitudinarias. Los habitantes de la zona coinciden en afirmar que este año hay más gente que nunca, un fenómeno que (pandemia mediante) se extrañó en las últimas temporadas. Según datos oficiales, para el 31 de diciembre de 2022 las reservas hoteleras y los alquileres alcanzaban el 100 por ciento de las plazas.
Las construcciones, como es lógico, también registran un gran aumento. Según las inmobiliarias de la zona, desde hace alrededor de 5 años, crecieron en forma ininterrumpida, sobre todo de barrios cerrados como Pueblo mío, Laguna Estates y La Reserva. Un tendencia que seguramente se acentuó cuando muchos argentinos pensaron en hacer de Uruguay su lugar de vivienda permanente. A pesar del tiempo y las modas, Manantiales no cede su privilegio: ser el verdadero corazón de Punta del Este.
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por María Pastore
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