Saturday 15 de March, 2025

CULTURA | 07-03-2025 16:53

Callasmanía: Por qué sigue intacta la pasión por la diva del canto lírico

Una nueva película, documentales, libros, un museo y el rescate sonoro de sus actuaciones mantienen la imagen de la cantante siempre viva.

Algo sorprendente, aunque comprensible para los que alguna vez la vieron sobre un escenario, rodea a la figura de la cantante María Callas. Han transcurrido 47 años de su fallecimiento y aún sigue elevada a la categoría de mito. El reciente estreno de la película “María”, protagonizada por Angelina Jolie y dirigida por el chileno Pablo Larraín, el documental “María Callas: en sus propias palabras”, con narración de Fanny Ardant y dirección de Tom Volf, la reedición de sus grabaciones operísticas, el crecimiento de las reproducciones en plataformas de música como Spotify y diferentes propuestas teatrales o performáticas llevadas a cabo por la actriz italiana Monica Bellucci y la artista serbia Marina Abramović, demuestran que la soprano de ascendencia griega aún fascina.

Angelina Jolie

Los comienzos

La suya es una historia de triunfos, excesos y tragedias en dosis parejas. Tal vez, como ninguna otra artista de la ópera, disfrutó las mieles de la fama y terminó imponiéndose un ostracismo que la alejó de amigos y público. Sus últimos días sólo estuvo acompañada por su ama de llaves y un fiel mayordomo que la cuidaron con devoción. Su muerte tuvo lugar en 1977, dentro de su lujoso departamento de la avenida Georges Mandel, en París.

Hija de una familia de inmigrantes griegos, nació en Nueva York, en 1923, bajo el nombre de Maria Anna Cecilia Sofía Kalogeropoulos. A los 14 años, disuelto el matrimonio de sus padres, se trasladó a Atenas. Décadas más tarde, María confesaría a la prensa que la relación con su madre fue siempre tensa. Sobre todo, porque era constantemente comparada con su hermana, de figura más agraciada y sin sobrepeso.

Comenzó su formación en el Conservatorio Nacional griego, donde conoció a la cantante española Elvira de Hidalgo. Ella sería su gran maestra y le enseñaría el difícil arte del “bel canto”. En 1944, tras el retiro de las tropas de ocupación nazi de Grecia, decidió regresar a Estados Unidos y reencontrarse con su padre. Allí audicionó para el director general del Metropolitan Opera House que le ofreció los roles de “Fidelio” de Beethoven y “Madama Butterfly” de Puccini. Ambos rechazados por Callas en una muestra de su personalidad fuerte y determinante.

María Callas y Pier Paolo Pasolini

El éxito

En Italia, contratada para cantar “La Gioconda”, de Ponchielli, en la Arena de Verona conoció a Giovanni Battista Meneghini, su futuro esposo, un acaudalado industrial de la construcción treinta años mayor que ella. Gracias a su apoyo continuó perfeccionándose y actuando en diferentes teatros líricos, incluido nuestro espléndido Colón. Aquí, en 1949, cantó “Turandot”, de Puccini, “Aída”, de Verdi (solo una función reemplazando a la argentina Delia Rigal) y “Norma”, de Bellini. En la indispensable colección llamada Heritage, el Colón rescató fragmentos de esta última gracias a la donación de una grabación casera, tomada de la radio, que pudo ser restaurada con la tecnología más avanzada y es posible apreciar en Amazon Music, Spotify e I-Tunes.

Seguirían La Scala de Milán, la Ópera de París, la Lyric Opera de Chicago y tantos otros en los que descolló y conmovió al público. Sobre sus inolvidables presentaciones, se decía que era “como un animal herido que se desangraba en escena”.

Por esos años se sometió a un régimen riguroso y bajó más de 36 kilos para interpretar, dirigida por el refinado Luchino Visconti, uno de sus grandes roles: la cortesana Violeta Valéry en “La Traviata”. Los rumores no se hicieron esperar y hasta se dijo que se había hecho introducir un parásito en el estómago para descender de peso.

En 1959 dejó a Meneghini por el magnate naviero Aristóteles Onassis con quien mantuvo una relación turbulenta que la alejó durante un tiempo de los escenarios. Cuando regresó, su voz evidenciaba los signos del crepúsculo y su proverbial voz ya no era la misma.

María Callas y Aristóteles Onassis

Últimos años

En 1969, se animó a interpretar el rol protagónico de “Medea”, una película rodada en Turquía y dirigida por Pier Paolo Pasolini, que se transformaría en su gran amigo y confidente. Un año después tuvo que ser llevada de urgencia al hospital por una sobredosis de barbitúricos y somníferos. Recuperada, llevó adelante las célebres clases magistrales en la Juilliard School de Nueva York que inspiraron el drama teatral “Master Class” del dramaturgo Terence McNally, estrenado con gran éxito en la cartelera porteña por Norma Aleandro. En 1973, con apenas vestigios de aquel timbre que tanto la caracterizaba, regresó a las salas líricas en una gira nostálgica junto al tenor italiano Giuseppe di Stefano. La actuación final sería en Sapporo, una ciudad de Japón donde se la escucharía por última vez. María Callas falleció el 16 de septiembre de 1977 por un fallo cardíaco, aunque aún se especula que podría haber sido por una dosis masiva de tranquilizantes.

Norma Aleandro

Su legado continúa

Aún después de su muerte, conserva el privilegio de atraer al público. No sólo marcó un hito en la forma de interpretar esos roles femeninos trágicos tan vinculados a la ópera. En 2023, al cumplirse el centenario de su nacimiento, se inauguró en Atenas un museo que lleva su nombre y está dedicado a su trayectoria. “María”, la nueva producción que la tiene por protagonista, está centrada en las instancias finales de su vida. Su rol lo interpreta Angelina Jolie y el guion es de Steven Knight, autor de la popular serie “Peaky Blinders”.

Marina Abramovic

Los últimos días también inspiraron a la artista serbia Marina Abramović, quien la corporizó en “Las siete muertes de María Callas”, que estrenó mundialmente en la Ópera de Munich. La obra recrea las muertes de los personajes que Callas interpretó y suma una, la de la propia cantante. “Siempre me ha fascinado su personalidad, su vida e incluso su muerte. Como muchas de las heroínas de ópera que encarnaba en el escenario, murió por amor. Con el corazón roto”, declaró Abramović.

En cuanto al cineasta y escritor francés Tom Volf, se convirtió en todo un especialista en la vida de la diva. Su investigación exhaustiva encontró eco en el impresionante álbum fotográfico “Maria by Callas” y, por supuesto, el libro “Maria Callas: Letters and Memories”. "Durante tres años, viajé por el mundo siguiendo los pasos de María Callas. Consideré que era mi misión, mi deber", declaró. Las cartas y fragmentos rescatados del olvido se transformaron en un monólogo teatral fascinante y cautivador. A tal punto que la actriz italiana Monica Bellucci, aceptó la propuesta de interpretarlos en el escenario. Volf realizó el documental “María Callas: en sus propias palabras” quizás la obra más completa en la que puede hallarse el testimonio de la artista y de quienes la conocieron.

Monica Bellucci

Otras formas de aproximarse al mito son la película “Callas Forever” de su amigo, el cineasta italiano Franco Zeffirelli con Fanny Ardant, la miniserie “María que se convirtió en Callas”, dirigida por la griega Olga Malea, el libro de cocina “Maria Callas - La Divina in Cuccina”, que reúne las recetas favoritas de la cantante y la novela “Diva”, de la escritora Daisy Goodwin, que abreva en la relación que la intérprete mantuvo con Onassis.

Todos estos homenajes y los que vendrán parecen pocos para una artista irrepetible. En una de sus últimas declaracones dijo: “El escenario es mi refugio, donde puedo ser yo misma sin miedos ni limitaciones”.

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Jorge Luis Montiel

Jorge Luis Montiel

Periodista crítico de artes y espectáculos.

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