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CULTURA | 25-05-2020 10:51

Teatro San Martín: Los artistas celebran su 60 aniversario

Mauricio Kartun, Oscar Araiz, Mauricio Wainrot, Leonor Manso, Luciano Cáceres, entre otros, recuerdan su paso por los escenarios del Teatro.

Algunos de los artistas más relevantes que pasaron por los escenarios del Teatro San Martín, recordaron para NOTICIAS sus mejores momentos en la institución, al cumplirse 60 años de su inauguración.

 

Mauricio Kartun

Dramaturgo, director.

No puedo repasar mi experiencia en el teatro sin asociarla inevitablemente al San Martín. No siempre desde sus escenarios. A mediados de los '60 estudiaba ahí cerca y la confitería del subsuelo, lo que hoy es la Cunill, solía ser refugio tranquilo para la lectura y escritorio para mis primeros intentos de narrativa. Poco después empecé a alternar los cuentos con la dramaturgia. Intentando comprender algo más me acerqué a aquel seminario mítico que Lee Strasberg dictó en aquel frío julio del '70 en la Casacuberta repleta hasta las escaleras. Sentarme como uno más junto a Inda Ledesma -mi bolche preferida-, ver a tantas actrices jóvenes, tan bonitas y de civil; fue definitivo: el teatro me capturó para siempre. Dos años después Oscar Fessler, mi maestro de dirección, me invitó a acompañarlo en la Martín Coronado como asistente personal en su montaje de “El círculo de tiza caucasiano”. Al no ser asistente de planta mi presencia era clandestina. Y complicada: siempre cerca del piano para escamotearme agachado atrás cada vez que se acercara el director del teatro, Kive Staiff por entonces.

La experiencia con Fessler no duró mucho. Demasiado mal llevado el maestro: la letra con sangre entra, pero era demasiada sangre. Sirvió no obstante para aprender unas cuantas cosas y vincularme con parte de aquel elenco y participar de las primeras reuniones en camarines de las que –otra vez clandestino en la alfombra colorada- se organizó la Podestá: aquel mítico encuentro de artistas militantes. De aquel elenco también mi asociación con cuatro actores con los que formaría enseguida el Grupo Cumpa: el equipo de teatro con el que milité y trabajé en barrios y villas hasta la dictadura. De aquel elenco salió también mi pareja de toda la vida. No es poca cosa.

A partir de los '80 comencé a estrenar allí con cierta regularidad mis adaptaciones y algunas piezas originales (disfruto hasta hoy la polémica que armó “Pericones”, dirigida por Kogan, en la sala grande). Estrené allí también mi primera producción como director. Y vi alguna vez al Rustaveli y a Kantor que me hicieron cambiar de plano todo lo que creía del teatro. Y hasta que me cesantearon en la escuela de titiriteros di clases allí incluso durante años.

Si como pienso la función de un teatro oficial se manifiesta en una ruta de doble circulación: hacia afuera ofreciendo una producción de calidad y hacia adentro generando condiciones de crecimiento para sus artistas creo ser un buen ejemplo (o al menos uno sensato, vamos) de lo que ese contramano puede aportarle a un creador.

 

Mauricio Wainrot

Coreógrafo

Mis felicitaciones al Teatro San Martín y a todas las maravillosas artistas que en estos 60 años de gloriosa historia han dejado una huella y marcado un camino. Como también a sus autoridades, a todos los técnicos, artesanos y administrativos. Mi reconocimiento a cada uno por los extraordinarios logros conseguidos en las diferentes poéticas artísticas: Teatro, Danza, Música,Títeres, Cine, Exposiciones, Revistas, Libros, Afiches, DVD´s y Televisión.

Mi deseo mayor, que la llama que ha iluminado a nuestro querido Faro de Cultura, durante seis fecundas décadas, que nos ha prodigado de espectáculos y experiencias inolvidables, no deje nunca de alumbrarnos. ¡Así sea!

 

Leonor Manso

Actriz

El Teatro San Martín, para mí, es un lugar de luz. Es y ha sido siempre fundamental para la actividad teatral, por su calidad, por su variedad, por toda su programación. Amo a todo el personal del San Martín, siempre están tan comprometidos con la tarea de una manera tan cariñosa, que siempre es un placer estar ahí. Gracias y feliz aniversario.

 

Renata Schussheim

Escenógrafa, diseñadora de vestuario

Me escaba acordando de que cuando tenía 14 años fui a ver Beckett y me quedé muy emocionada por el espectáculo. Bajé a la confitería hermosa que había en esa época para pedir un autógrafo a Lautaro Murúa y a Duilio Marzio, quienes me lo dieron y estuvieron encantadores comigo. Mi primer trabajo en el Teatro fue “Romeo y Julieta”, en la sala Martín Coronado. Recuerdo que iba a los ensayos embarazada. Luego, tuve a mi hijo y lo llevaba en el moisés. Lo dejaba en la sastrería para que me lo cuidaran las hadas madrinas, que son las costureras, como en un cuento. Y me cuidaban al bebé y yo bajaba un ratito al ensayo. La sastrería siempre era un lugar hermoso, de gente con tan buena energía. Un gran porcentaje de mi carrera fue en el Teatro. Incluso cuando voy al depósito de ropa (que espero que siga existiendo porque estaba por desaparecer) voy caminando y digo: “esto lo hice yo, esto lo hice yo”. Hay mucha historia mía en ese Teatro. Lo siento como mi hogar, lo conozco como la palma de mi mano, lo amo y deseo fervientemente que vuelva todo a la normalidad. Que volvamos a trabajar, que la cultura pueda arrancar y que ese Teatro esté en funcionamiento porque se lo merece. Feliz aniversario, queridísimo Teatro San Martín.

 

Luciano Cáceres

Actor

Cuando empecé a formarme a los 9 años, era cumplir un sueño poder trabajar en el San Martín y me llegó a los 20, de la mano de Helana Tritek con “El pobre hombre”. Y el siguiente sueño era dirigir y tuve la suerte de trabajar como director. Poder compartir escenario con Antonio Hugo y con María Rosa Fugazot en ese primer espectáculo y, después, dirigir a Leonor Manso, Carlos Belloso, grandes compañeros. Muchos recuerdos. Mucho personal muy querido, gente que se ha ido, hijos que han nacido y siguen el camino de sus padres entre el personal. Recuerdo un asado en el tercer subsuelo, en una de las salas, mientras hacíamos “El pobre hombre”, como cosa pintoresca. Y las charlas en el barcito que había adentro. Ahí te podías encontrar con todos los compañeros, actores y técnicos. Era muy increíble toda esa época. Es un emblema, un lugar de formación, una referencia, siempre fue importante para los que hacemos teatro, el Teatro San Martín.

 

Oscar Araiz

Coreógrafo

Feliz aniversario para el Teatro San Martín. Celebro ser y haber sido parte de la institución de la misma forma que han pertenecido a ella tantos compañeros, camaradas y maestros. El Teatro San Martín prolongó una larga historia de la cual muchos, cada uno en su lugar, su posición y su rol; han formado parte. Felicidades.

 

Laura Novoa

Actriz

Mi primer obra de teatro fue “Los chicos quieren entrar”, en el Teatro Payró, que dividía su producción con el Teatro San Martín. Hay una anécdota preciosa y es que Alfredo Alcón iba mucho a ver el teatro más independiente. Fue a ver es obra y le dijo a Kive Staiff que había descubierto a una chiquita de 18 años que le gustaba. Kive vino a verme y al otro año me llamó para “La Celestina”, con Graciela Araujo. Esa es una de las cosas más impresionantes; cómo un gestor de cultura, en ese momento, iba a ver obras de teatro para descubrir actores. Unos años después, cuando queríamos hacer “El zoo de cristal” con Alicia Zanca, fue él también quien nos dió un lugar en el teatro y nos habilitó la sala del Teatro Regio. Más allá de todas estas anécdotas lo más importante es lo que yo sentía cuando llegaba con mi bolsito al San Martín. Había algo de orgullo, de emoción, de sentir: “llegué, por fin llegué adonde quería estar”. Eso me pasó siempre. Siempre que estuve en el Teatro. Creo que es algo precioso de recordar que, durante muchísimos años, en “El zoo de cristal”, “En casa/En Kabul”, en “Romero y Julieta”, yo nunca hablaba de plata con Kive. Siempre nuestras conversaciones eran larguísimas, de actores, de teatros, de proyectos. Una vez me dijo que un actor tiene que tener los poros suficientemente abiertos como para que los personajes puedan transformarlos y hacerlos mejores personas. Mi recuerdo a él en especial y al Teatro San Martín en general. Encontrarme con los hijos de los técnicos que en algún momento compartieron conmigo escenario y que siguen teniendo el mismo cariño, y que los padres les hablen de mí a sus hijos, me hace volver a casa siempre. Siempre siento que volver al San Martín es como volver a casa.

 

Muriel Santa Ana

Actriz

Quería hablar del Teatro San Martín. Del teatro sin mí y de la palabra “teatro”, pero me resulta muy difícil y no sé si alguien podrá hacerlo. Hablar del Teatro y separar su propia historia. No puedo hablar del Teatro sin hablar de mi propia historia. Mi propia historia de niña, de ser criada en una casa con un padre actor, con una madre que en sus primerísimos años de juventud también fue actriz y del que el teatro formaba parte de manera natural. Y del Teatro San Martín como espacio interno y espacio geográfico en mi biografía. Siempre fui al Teatro San Martín como la hija de Walter Santa Ana, cuando era niña. Cuando empecé a ir al Teatro como espectadora, nunca fui una espectadora normal: era la hija de uno de los actores que trabajaba en esa casa. Por lo tanto, los trabajadores de esa casa, sabían quién era esa nena y quién era mi hermana Moira y mi madre, Elsa; que circulábamos con total normalidad en ese Teatro. Después mis padres se separaron y yo iba como los otros hijos de los compañeros de mi padre. Esperábamos en los camarines. A veces estas anécdotas son remanidas, están llenas de cursilería, de lugares comunes, pero es lo que tengo, lo que forma parte de mi historia. Pediré disculpas por la cursilería pero es así. La nena que se prueba la peluca de Elena Tasisto, de Graciela Araujo en “María Estuardo”. Agarrar una espada, aprender los nombres de todo lo que hay en un escenario. Lo que es una “bambalina”, lo que es la “capilla”, lo que es una “silleta”, cómo funciona un escenario giratorio. La magia de la sala Martín Coronado con su doble escenario. Toda esa mística, religiosidad, misterio. Eso forma parte de mi vida.

Y luego cuando fui actriz, empecé a trabajar e hice mis primeras pruebas en el San Martín. Porque la primera obra en la que yo trabajé en el teatro fue a través de prueba. Una vez que también pude tener mi identidad, ahí el Teatro pasó a ser otra cosa.

No es sólo un edificio el que cumple 60 años, es un espacio de trabajo, de libertad, de creatividad. Un espacio de humanidad donde se refleja todo lo humano, con nuestras miserias, nuestras desgracias, nuestros amores. Allí vemos lo maravilloso de la vida, lo complejo de la vida y también, la muerte; pero de forma poética, porque se prende la luz al terminar la función y nosotros estamos vivos. Y más vivos que antes.

La celebración de los 60 años de existencia del Teatro hacen que podamos conectar con la idea de refundar el teatro. Esa era una idea que circulaba entre mi padre, algunos amigos y yo. La idea de fundar un escenario cada vez que un actor se sube a hacer su función, a hacer su trabajo. No estar de paso, sino fundar un escenario cada vez que se sube el telón. Hoy el San Martín cumple 60 años y lo fundamos.

 

 

 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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