Monday 16 de September, 2024

EMPRESAS Y PROTAGONISTAS | 03-08-2023 09:53

Lic. Marcela Siciliano: ¿Qué es la angustia?

En la actualidad, mucho se habla de la angustia que atraviesan miles de personas. La Lic. en Psicología Marcela Siciliano, relata en este artículo cómo se manifiesta esta emoción y en qué casos puede volverse parte de un trastorno que requiera atención profesional.

En psicología, la angustia se considera una emoción básica que puede manifestarse de diferentes maneras y tener múltiples causas. Se define como una sensación de malestar, inquietud o perturbación emocional intensa. La angustia puede surgir como respuesta a una amenaza real o percibida, ya sea física, emocional o psicológica.

La angustia puede manifestarse tanto a nivel cognitivo como fisiológico y comportamental. A nivel cognitivo, puede incluir pensamientos negativos, preocupación excesiva, rumiación o anticipación de eventos negativos. A nivel fisiológico, puede generar respuestas como taquicardia, sudoración, dificultad para respirar, tensión muscular y otros síntomas similares a los de la ansiedad. A nivel comportamental, puede llevar a la evitación de situaciones o a conductas de escape para intentar reducir la sensación de angustia.

En la psicología clínica, la angustia es considerada un síntoma relevante en diversos trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de estrés postraumático y las fobias, entre otros. También puede estar presente en trastornos del estado de ánimo, como la depresión, donde puede manifestarse como una sensación de desesperanza y desasosiego.

La psicología aborda la angustia desde diferentes enfoques y modelos teóricos. Algunos enfoques se centran en el aprendizaje de respuestas de miedo y ansiedad, mientras que otros enfatizan los procesos cognitivos, como las interpretaciones negativas de los eventos o la rumiación. Además, se considera que la angustia puede estar influenciada por factores genéticos, biológicos, ambientales y de personalidad.

En el contexto clínico, el objetivo principal es ayudar a las personas a manejar y reducir la angustia que les causa malestar significativo en su vida diaria. Se utilizan diversas técnicas de intervención, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de exposición, la terapia de aceptación y compromiso, entre otras, dependiendo del enfoque terapéutico y las necesidades específicas del individuo.

Es importante destacar que la angustia, aunque puede ser una experiencia desagradable, también cumple una función adaptativa al alertarnos sobre posibles peligros y ayudarnos a movilizarnos para hacer frente a ellos. Sin embargo, cuando la angustia se vuelve crónica, excesiva o interfiere significativamente con el funcionamiento diario, es importante buscar apoyo profesional para abordarla adecuadamente.

Las características de una persona con angustia pueden variar de un individuo a otro, pero algunas características comunes que se pueden observar en personas que experimentan angustia incluyen:

Preocupación constante: Las personas con angustia suelen tener una preocupación excesiva y persistente sobre una amplia gama de temas. Pueden anticipar constantemente eventos negativos y tener dificultad para controlar sus pensamientos intrusivos.

Sensación de inquietud: La angustia a menudo se asocia con una sensación constante de inquietud y agitación. Las personas pueden tener dificultad para relajarse, sentirse tensas y estar constantemente alerta.

Síntomas físicos: La angustia puede manifestarse en el cuerpo a través de síntomas físicos como opresión en el pecho, dificultad para respirar, taquicardia, sudoración, temblores, molestias estomacales o tensión muscular.

Evitación de situaciones: Las personas con angustia pueden evitar situaciones o lugares que perciben como amenazantes o que creen que pueden desencadenar su angustia. Esto puede llevar a una restricción de las actividades diarias y una disminución en la participación social.

Autocrítica y perfeccionismo: Las personas con angustia a menudo tienden a ser autocríticas y exigentes consigo mismas. Pueden sentir la necesidad de alcanzar estándares muy altos y experimentar una gran presión para evitar cometer errores o fracasar.

Cambios en el estado de ánimo: La angustia puede estar asociada con cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad, tristeza, apatía o labilidad emocional. Las personas pueden sentirse abrumadas por una sensación constante de malestar.

Hipervigilancia: Las personas con angustia pueden tener una atención excesivamente enfocada en la detección de posibles amenazas o peligros. Esto puede llevar a una sensación de estar constantemente alerta y a una dificultad para relajarse.

Interferencia en el funcionamiento diario: La angustia puede interferir significativamente con el funcionamiento diario de una persona. Puede afectar la capacidad para concentrarse, tomar decisiones, mantener relaciones interpersonales satisfactorias o realizar actividades cotidianas.

Lic Marcela Siciliano.

Lic en Psicología.

Psicoterapia Presencial y Online.

M.N 36.920

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