La forma en que atravesamos el duelo ha cambiado con la aparición de WhatsApp, las redes sociales y “la nube”. Hoy, además de nuestra existencia en el mundo real, tenemos una presencia digital que sigue activa incluso después de la muerte.
Hace no tanto tiempo, cuando queríamos recordar a alguien que ya no estaba, buscábamos un álbum de fotos, un video familiar o una carta guardada. Era un acto deliberado: elegíamos cuándo y cómo conectar con esos recuerdos. Después, volvíamos a guardar todo en su lugar hasta que sintiéramos la necesidad de volver a verlo.
Hoy, en cambio, la presencia digital de quienes han fallecido sigue con nosotros sin que lo busquemos. Sus perfiles en redes sociales permanecen activos, siguen en nuestros grupos de WhatsApp, conservamos sus audios, sus fotos y videos, y muchas veces los propios algoritmos nos traen sus recuerdos de manera inesperada. No solo los vemos en nuestros dispositivos, sino que también aparecen en los celulares y redes de otras personas que, con buena intención, nos los comparten.
Por supuesto, esto puede ser un consuelo: nos permite seguir sintiéndolos cerca y honrar su memoria. Pero también modifica el proceso de duelo y la manera en que integramos la ausencia en nuestra vida cotidiana.
El impacto de la presencia digital en el duelo
El impacto de la presencia digital en el duel
Algunas de las formas en que la tecnología influye en el duelo incluyen:
• Recuerdos sin previo aviso: antes, éramos nosotros quienes decidíamos cuándo recordar a alguien; ahora, la tecnología lo hace por nosotros. Una notificación con una foto de “hace un año”, un mensaje antiguo que aparece al buscar otra conversación, un video que alguien nos reenvía… todo esto puede generar una mezcla de emociones difíciles de anticipar.
• La diferencia con los recuerdos físicos: en el pasado, los recuerdos tenían un espacio definido: un álbum de fotos, una carta guardada en un cajón. Ahora, la información digital está siempre disponible y puede irrumpir en cualquier momento.
• La paradoja de la permanencia digital: la persona ha fallecido, pero sigue “presente” en redes sociales, chats, correos electrónicos y fotos en la nube. Para algunos, esto es un refugio; para otros, puede ser una traba en la elaboración del duelo.
• Las decisiones sobre la huella digital: ¿qué hacer con los perfiles en redes sociales de quien ya no está? ¿Mantenerlos activos, cerrarlos, convertirlos en conmemorativos? No hay una única respuesta, pero sí es una decisión que impacta tanto en la familia como en el círculo de amigos.
• El duelo colectivo en redes: es común ver publicaciones recordando a alguien que falleció, mensajes en su muro o personas que siguen escribiéndoles en chats. Para algunos, estos rituales digitales ayudan a procesar la pérdida; para otros, pueden hacer más difícil el proceso de despedida.
El duelo en la era digital nos enfrenta a nuevas preguntas: ¿cuándo es momento de dejar de escribirle a alguien que ya no está? ¿Es sano revisar sus fotos constantemente? ¿Qué hacemos con sus perfiles? Cada persona transita su duelo de manera única, y la tecnología puede ser tanto un puente como un obstáculo en ese camino.
Es importante estar atento a cómo nos afecta cada una de estas cosas que mencioné anteriormente y tomar decisiones prestando atención a cómo estamos y qué necesitamos sin dejar que “la tecnología” decida por nosotros.
Lara Levyon
laralevyon@gmail.com
@psicolaralevyon
Fotografías tomadas por Caro Cle.
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