“Límites personales”, “bombardeos de amor”, “abuso narcisista”, “vínculos traumáticos”, son algunos términos de la psicología que poco a poco se fueron metiendo en el léxico cotidiano. Sobre todo, en lo que a citas se refiere. Hoy, en un encuentro o incluso en los chats de las apps de citas, es más común escuchar que uno “aprendió en terapia”, y en la tercera cita puede que alguien menciona los “estilos de apego”.
Claro que no sucede en todos los círculos ni en todas las citas, pero así como las palabras y frases relacionadas con la terapia se fueron filtrando en espacios laborales y escuelas, también lo hacen en las charlas sociales, incluso para conocer a alguien.
Según el profesor de psicología de la Universidad de California, Paul Eastwick, hoy el conocimiento y el cuidado de la salud mental son parte de una “ventaja comparativa” entre las personas. "En lugar de decir, 'Tengo 5-11 años y puedo hacer bastante press de banca', es como, 'He lidiado con los desafíos de mi infancia y he pensado profundamente en mis problemas'" le contó el académico al New York Times.
Helen Fisher, antropóloga biológica, investigadora principal del Instituto Kinsey y asesora científica principal de Match.com, ha dirigido durante 12 años un estudio que investiga el comportamiento y las actitudes de las personas solteras en los Estados Unidos.
Según una encuesta realizada por ella, sobre una muestra de 5000 estadounidenses, cuando se les preguntaba a los participantes que clasificaran lo que buscaban en una posible pareja, además de responder cosas habituales como “atractivo sexual”, “confiabilidad”, “humor”, una de las características más buscadas fue “madurez emocional” y “capacidad de procesar y lidiar con los propios sentimientos”.
“En los años 60 y 70, esto no era lo que intentábamos vender. Tratábamos de vender inteligencia y ser divertidos y creativos y estar orientados a la carrera. Ahora están vendiendo salud mental”, declaró Fisher a The New York Times.
Según Jess Carbino, exsocióloga de Tinder y Bumble. En la década de 2010, cuando comenzaron a usarse las apps de citas, los usuarios aplanaron sus intereses para atraer la mayor cantidad posible de coincidencias. Así, se optó por mencionar cosas genéricas, como qué música escuchan o si les gustan los animales. Con el tiempo, la gente comenzó a dar detalles íntimos y específicos, incluidas cuestiones relacionadas con la salud mental y la responsabilidad emocional y afectiva. Esto apunta a señalar cuáles son los propios valores para descartar a personas a personas que pueden no sumar a la hora de formar una relación o, incluso, pasar un buen momento.
Hacer o haber hecho terapia también repercute en cierto prestigio cultural, que transmite la idea de que uno ya ha trabajado sobre sí mismo y elaborado sus problemas personales. Carolina Bandinelli, profesora asociada de la Universidad de Warwick en Inglaterra que estudia el romance y la cultura digital, sugiere que además de influir en la idea de status, esto ayuda enormemente a los hombres heterosexuales, mucho más presas de mandatos sexuales y sociales, y que logran así cuestionar los estereotipos acerca de que los hombres evitan sus emociones.
Sin embargo, el tema admite matices. Mucha gente aprende o adquiere conceptos de la psicología en redes sociales y el universo web, donde si bien hay profesionales y divulgadores competentes, también puede haber mucho ruido generado por quienes, en realidad, no manejan adecuadamente estos criterios tan específicos o ni siquiera tienen un título que los acredite.
Además, existe la sensación de que usar jerga científica - o pseudocientífica - refuerza nuestros argumentos, promoviendo así una espiral de mala información. Además, algunos escépticos piensan que mientras más personas utilicen estos términos, menos pueden significar en realidad, convirtiendo a la jerga terapéutica en solo otra herramienta que usan las personas que se citan para tratar de distinguirse de posibles coincidencias, y así vaciar su contenido verdadero.
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