Este libro ansía un lector que aún no haya sido arrastrado por el apuro demencial de nuestra época, un lector sin prisa, sin necesidad de encontrar desesperadas certezas que terminan por aniquilar el espíritu de lo que de acá en adelante se presenta.
Eso escribió Celeste Cid en el prefacio de “Intimidad” (Emecé), un libro que le nació hace 15 años y que tuvo guardado en su propio cofre hasta ahora. Tomaremos las palabras prestadas: esta entrevista ansía un lector…
Noticias: ¿Qué significa volver a encontrarse con este material escrito hace tanto?
Celeste Cid: Bueno, es raro siempre volver a pasar por lugares en los que uno ya estuvo, siendo otra. Pero un poco la aventura era esa. Haberlo escrito fue impensado, fue bastante inevitable, no es que me dispuse a escribir un libro, necesité hacerlo. Y menos pensé en publicarlo, de hecho pasaron 15 años para animarme.
Noticias: ¿Cuánto hay de la de hoy y cuánto de la que era a los 25?
Cid: Un ochenta y pico por ciento es original de ese momento. Y el año pasado me fui varias veces a Alemania, he trabajado allá y es un lugar que quiero mucho y tengo ahí una directora amiga y gente querida, y me lo llevé al libro y lo reescribí, un poco con la intención de que haga más pie. No quería que quedara en “un libro experimental”, que no se entendiera bien, necesitaba que no pareciera un libro exótico.
Noticias: ¿Publicarlo es un ejercicio de valentía?
Cid: Sí, es un montón, pero también es hacerse cargo de que uno tiene sus vericuetos. El otro día leí un libro de Clarice Lispector, “Agua Viva”, que dice: “Soy de a ratos”, como algo de la intermitencia, y me gustó porque sentí que hay algo de la interrupción, pero también del movimiento del mar, ese ir y venir.
Página 13. “La historia de la humanidad se escribe a cada segundo y lo cierto es que muy pronto habremos desaparecido”. Hace poco que ella volvió a leer esa frase y pensó: “¡Qué atrevida escribir eso siendo tan chiquita!”.
Cid: Es un libro honesto, realmente a mí me inquietaban todas esas cosas, por momentos, desde un lugar luminoso y, por otros, también desde el “vamos a morirnos”. Registro incluso que desde mucho más chica tenía esa percepción del tiempo y de las cosas y de la finitud.
Noticias: Al poco tiempo de escribir “Intimidad”, la pasó muy mal emocionalmente, tuvo que afrontar esa profundidad desde lo más oscuro. Probablemente, para poder publicarlo, habrá hecho un recorrido arduo.
Cid: Sí, tal cual lo decís; mucha revisión de cosas familiares y situaciones también que supongo que pasan en todas las familias, pero cuando es la propia tiene como otro volumen. Una cagada, pero a la vez me dio un montón de herramientas. La gente con la que uno permanece después de esos momentos de tocada de fondo es la gente que está y que estuvo siempre y que siempre va a estar.
El “nacimiento” de “Intimidad” coincide con el fallecimiento de su padre. Sobre esa sincronía dice: “Hay para mí algo de la existencia que es creer o reventar. Yo siento que es un movimiento que va totalmente de la mano. Hay algo también en este libro como de cierta necesidad de contacto y de cercanía. De hecho llegué a mostrarle a mi papá la tapa, cuando ya estaba en el sanatorio”. Además, el papá y el abuelo de Cid fueron imprenteros y ella creció en medio de una imprenta, con ese olor a tinta y la convicción de que la letra se plasmaba.
Noticias: Hoy el objeto libro es un lujo, y más como en este caso en el que hay espacios en blanco y diseño cargado de sentido.
Cid: Re, y de hecho la editorial fue muy generosa, porque hay un momento en el que el libro hace un silencio y hay dos o tres páginas en blanco. Pero cada página incrementa el precio, entonces negociamos que no le tocaran el espíritu al libro. Se ahorró en otra cosa, pero no en eso.
Noticias: ¿Cuánto le tocó el espíritu a su propio ser la exposición desde tan chica?
Cid: Siento que el afuera me tocó un 100% pero porque me parece que nos hacemos a medida que vivimos, que somos almas que venimos a experimentar y en ese estímulo del afuera es donde uno se descubre. Me gusta la sensación de estar viva. Me han pasado cosas bastante fuertes y en el momento, es un montón, pero aún así como que digo “bueno, me va haciendo mejor persona, me va moldeando”. Aún con cosas muy dolorosas que me han sucedido, me doy cuenta de que me gusta la alegría, como que me invade algo de la alegría, esa parte me la estoy empezando a abrazar, de decir: “Ok, no te asustaste tanto, te caíste y seguiste”.
Noticias: Más allá de que es una persona múltiple en lo creativo y en lo expresivo, con el libro y la moda, por ejemplo, ¿la actuación es su refugio y su motor para ir haciendo y siendo?
Cid: Sí, sin dudas, es una profesión que me ha salvado la vida en muchos sentidos porque hay algo del actuar, de la máscara, como esa frase que dice que toda profundidad necesita un disfraz. Pero no porque me sienta super profunda…
Noticias: Contaba que las notas al principio de su carrera hablaban de la “actriz rara”. Ahora dice “no soy profunda”. ¿Hay algún rol social que no quiera ocupar más?
Cid: Bueno, incluso en los elencos muchas veces fui “la rara” y no fue algo muy feliz para mí. A mí me encanta estar en grupo, pero tenía momentos en los que me agarraba mi comidita y me iba al camarín con un libro. Tenía 18 años. Todos estaban jodiendo en el bar donde se filmaba y me llamaban, y siempre era como que parecía la ostra. De hecho tuve ese apodo entre mis amigos, “niña ostra”. Pero es que crecí con mucha exposición, empecé a trabajar muy chiquita y había algo en mi mundo íntimo que para mí era re necesario estar un poco en silencio.
Noticias: Decía que fue inevitable escribir este libro. ¿Esa necesidad por la escritura es algo que sigue latente?
Cid: Yo siento que eso está en mí, porque son como eso, necesidades. Es mi segundo libro. El primero lo publiqué en 2005, era una agenda tipo de adolescente, como con collages que hacía y poesías que escribía a mano en sábanas con flores que me encantaban y las escaneaba y sacaba las fotos. Cada tanto me agarra. Creo que hay algo de que cuando me empieza a aburrir el ser observada, porque uno labura de ser observada, de actuar; digo “pará, yo también quiero, a mí me gusta más mirar que ser mirada”. Entonces me agarran estos momentos, como cuando me puse a dirigir un cortometraje, por ejemplo.
Noticias: El libro habla del amor y atravesó también muchas situaciones con parejas que han sido públicas. ¿Qué tiene aprendido la mujer de 40 de las cuestiones del amor?
Cid: Wow (piensa y se ríe) Para mí tiene algo que ver con la economía de que hay algo que ya ves que no y es “bueno, no”. No es que seguís con voy a cambiar a esa persona porque no sé qué…Esa cosa de la mujer salvadora, que es como que te desdibujás por completo queriendo salvar. Uno aprende a elegir ya gente que no necesita ser salvada. Y también, la calma. Cuando me preguntan si me considero una persona feliz, digo que me considero una persona en calma. Lo cual es mejor. Como que está todo bien y si hay problemas, se resuelven. Esa calma es mi capital.
Noticias: ¿Cuándo lo empezó a sentir así?
Cid: La pandemia para mí fue de mucha claridad, estábamos con la sensación de muerte. ¿Te acordás? Era todo terrible. Entonces dije si se acaba, en qué estoy, en dónde está puesta mi mirada, en qué estoy distrayéndome. Me ordenó mucho, no me deprimió, me dio impulso. Incluso me ordenó con el trabajo. Venía haciendo una tira, que siempre son lugares donde la paso muy bien y todo, pero ya había algo, como del tipo de lenguaje, que ya no me iba. No tenía que ver con Polka, un lugar que amo, pero sí con la tira, con el formato y con la cantidad de horas y el descuido de meter todo rápido. Había algo muy en contra de lo que yo necesitaba, que era justamente esto de detenerse y pensar. Me di cuenta de que no tenía que forzar más ese tipo de laburos, fue la última tira.
Noticias: ¿Le pudo encontrar la vuelta teniendo ingresos de otra forma?
Cid: Laburo desde los 12, tenía un pequeño backup, pero eso se agota también. Por suerte siempre algo aparece y si no, trato de confiar. Si tengo ingresos, me gusta ir a comer a lugares que están buenos y ricos o irnos de vacaciones a un lugar que a mis hijos les guste. Y si no tengo tanto, tengo una casa que es linda.
Noticias: Ahí aparece la calma. Claro que estamos hablando desde un lugar de privilegio.
Cid: Sí, pero en realidad eso es algo que está muy presente en mi casa. Como algo de no necesitar por necesitar, para qué tener diez pares de zapatillas si usás dos.
Noticias: Lo mismo: priorizar la calma. Lo otro es devorar, en una sociedad que impulsa a que nada sea suficiente y que nada dure más que un segundo.
Cid: Total, y posiblemente es la manera que tenemos de evitar entrar en contacto con esa angustia, con esa intimidad. Por eso, para mí la intimidad es esa calma también. Es ese lugar en donde uno se tiene a uno y te puede venir la peor ola, el peor maremoto, pero sabe que hay algo ahí de ir a la deriva y del acontecer de las cosas, sin romantizar el “que pase lo que sea, que fluya” tampoco.
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