A los 21 años, Dafne Schilling parecía estar a las puertas del sueño de su vida. Tras protagonizar la película danesa “Superclásico”, se encontró con el film preseleccionado para los premios Oscar 2012. Rápida de reflejos, enfocó su deseo y se mudó a Los Ángeles, convencida por el director de que aquel era su momento para acercarse a Hollywood. Entre presentaciones de la película y asistencia a los más diversos castings, continuaba dando clases de yoga, su otro amor. En trayectoria a los grandes premios, el film quedó en la lista corta, pero no logró pasar la ronda final para llegar a los nominados. “Me acuerdo de pensar ‘ah, no va a ser tan fácil este camino’, pero en algún punto también alegrarme: no estaba contenta con mi vida en Los Angeles, me faltaba mucha conexión con mi parte espiritual”, recuerda.
Viéndola hoy, tan luminosa y plena en su rol de profesora de yoga, meditación y creadora del método “Intención en Movimiento”, así como autora del libro “Doce estaciones del alma” (Grijalbo), la frialdad de las alfombras rojas no parece combinarle. Le queda mucho mejor el transcurrir radiante de su primer embarazo, los días en el verde al que se mudó recientemente y los vivos de Instagram con clases, charlas y sesiones inspiradoras para los más de 116.000 seguidores que la sienten un referente espiritual.
Noticias: ¿Qué planes le truncó este año de pandemia?
Dafne Schilling: Tenía un año increíble planeado: en mayo salía mi segundo libro, tenía gira por el país, Uruguay, Chile, México, tenía vendidos talleres en España, un festival en Chile, otros acá. Y de repente se cayó todo. Pero no me costó, porque siempre me defendí sola en el mundo, así que no me quedé llorando, sino que pensé en reinventarme. Empecé a dar mis vivos en Instagram como para generar movimiento, y eso causó mucho impacto y me permitió ver posibilidades. En febrero había lanzado una membresía online de mis clases de yoga y mi método, que había desarrollado para mis estudiantes de otros países del mundo.
Noticias: ¿El embarazo lo tenía planeado o fue cuestión de soltar y entonces sucedió?
Schilling: Lo venía procesando. Creo que para una mujer la maternidad comienza mucho antes de embarazarse, desde el momento en que te preguntás si querés ser madre o no. Fue un proceso, porque necesitaba saber si era un mandato o si de verdad quería traer un hijo al mundo. Cuando llegó fue una re sorpresa y al mismo tiempo fue perfecto, en el momento que tenía que ser, porque se frenó el mundo y la energía fue donde debía.
Noticias: ¿Existe la profundidad en las redes?
Schilling: Es la pregunta que siempre me hago. En mi camino de 12 años al principio me comí un poco esto de “tengo que ser instagrammer para alcanzar gente”. Me costó trabajar con la publicidad en mi red social. Las pocas veces que acepté trabajos con marcas me costó conciliarlo, sentirme verdadera en ese rol. Creo que por suerte mi mensaje y lo que hago fue mucho más fuerte. Me sentí más a gusto cuando lancé mi primer libro y vi el éxito que tuvo. Nunca me lo hubiese imaginado, porque cuando lo lancé no tenía la cantidad de seguidores que tengo ahora, daba clases a puro pulmón. Si se acaba Instagram, tengo un montón de alumnos y personas a las que llegar sin redes de por medio. Marcas con las que he trabajado me han dicho cómo tenía que escribir el texto, qué decir, qué ponerme, y no me interesa. Soy completamente rebelde con las instituciones, así que pensé que iba a hacer lo que quisiera, y a quien le guste, buenísimo. ¡Y encontré un público!
Noticias: ¿Sintió que en la cuarentena hubo más pedidos de contenido espiritual por parte de la gente?
Schilling: Siempre mis redes fueron tan profundas, pero hubo apertura en relación a los mensajes, porque me escriben contando cosas muy personales o pidiendo algún consejo. Hubo apertura para conectarse más profundamente con uno mismo.
Noticias: ¿Y eso perdurará?
Schilling: Quiero creer que sí. Estoy trayendo un hijo al mundo y quiero creer que el mundo va a ser mejor. Desde mi lugar de profesora, comunicadora o escritora, siempre trato de dar un mensaje esperanzador, porque creo que los seres humanos podemos cambiar, tenemos un cerebro que se puede moldear. Creo que hay que hacer más trabajo hacia adentro, y eso es lo que me asusta a veces de las redes, porque es todo muy para afuera. Yoga, bienestar, jugo verde, arroz yamaní: para mí la espiritualidad es otra cosa, no es show off.
Noticias: ¿Cuál siente que es su mensaje?
Schilling: Está vinculado con ser verdadero con uno mismo. Con poder aceptar las emociones. Por ahí es un mensaje un poco conectado con el budismo, porque me siento muy alineada con esa manera de ver el mundo. Andá para adentro, porque adentro todos tenemos un tesoro y somos únicos, pero no el sentido naif sino porque tenemos el potencial para ser mejores humanos. Y depende de cuán abierto y vulnerable puedas estar y ser en el mundo, y desde ese lugar poder empatizar con el resto. Una persona con el corazón bondadoso va a generar una energía bondadosa.
Noticias: ¿Cuánto le costó llegar a este lugar de serenidad?
Schilling: Arranqué muy joven, y eso estuvo bueno y malo a la vez, porque perdí una ingenuidad de la adolescencia. Arranqué a bailar a los 7, a actuar a los 15, a dar clases de yoga a los 17. Toda mi vida lo artístico estuvo muy cerca, y desarrollé mucho la sensibilidad. Creo que desde el momento en que mis padres se separaron en la adolescencia sentí que quería ser independiente, hacerme cargo de mi vida y tener mi plata. Quizás de verla a mi mamá lidiar con el divorcio… Entonces arranqué muy chiquita a laburar como actriz y a dar clases de yoga. Me siento a gusto con quien soy y mis elecciones hace poco tiempo. Cada día tenemos que recordar cuáles son nuestras elecciones, nuestro mensaje. Porque todos tenemos deslices. Y a medida que vas practicando e hiciste todo lo que tenías que hacer para limpiar y sanar, se va allanando el camino, pero eso no significa que en algún punto la tengas clara. Hasta es aburrida la vida siendo un sabelotodo interior. Es mucho más interesante asombrarse con los desafíos de cada día. Hoy que vivo de lo que amo y puedo sentirme libre escribiendo, disfruto de esa libertad por haberme animado a mostrarme verdadera en el momento que tenía que ser.
Noticias: Enseña dos métodos. ¿En qué consisten?
Schilling: Cuando viví en Los Angeles conocí a la mujer de un productor que daba clases de un método llamado Yoga Booty Ballet, que era como una fusión de esas disciplinas. Y no me enamoré del método tanto como de ella, por verla tan libre. Así que cuando la película no quedó clasificada y decidí volver, ella me formó y traje el método a Argentina. Empecé a dar clases acá, cosa que me costó porque seguía queriendo ser actriz, hasta que me di cuenta de que tenía que poner la energía en un solo lugar. Y ahí mis clases empezaron a fluir. Pero a medida que fueron pasando los años me di cuenta de que iba mechando lo que daba con mis conocimientos espirituales y artísticos, transformando el método. Así que le puse “Intención en Movimiento”, y es esta capacidad de conectarnos con nuestras emociones y nuestro deseo, es llevar la energía y el corazón a una intención y ponerla en movimiento a través del baile, la creatividad, la imaginación, el yoga…
Noticias: ¿De qué se trata el nuevo libro aún en carpeta?
Schilling: Es un libro muy lindo y muy profundo que terminé de escribir en diciembre. Todavía no tiene nombre y se estima que saldrá para marzo 2021. Está marcado por un viaje medio chamánico en búsqueda de amigarme con el miedo.
Noticias: ¿Miedo a qué?
Schilling: ¡A todo! (ríe) A ser. A la propia expansión. Hay mucho miedo a mostrarse como uno es en el mundo. A veces lo vemos como un fantasma o un espíritu que puede aparecer a la noche, pero en realidad son nuestras propias creencias y limitaciones. Por eso cuando logramos amigarnos con el miedo se van destrabando algunas puertas hacia la verdadera esencia del ser. Me pasé dos años escribiéndolo. Siento que está muy relacionado con la Dafne de hoy.
Noticias: ¿Qué le pasa cuando le dicen gurú?
Schilling: Me causa gracia. Me produce un poco de amor, porque para mí es lindo tener maestros. A veces uno tiene esa bendición de tener abuelos o padres que fueron maestros; yo no sé si tuve esos personajes en mi familia pero los encontré en el camino y es muy lindo tenerlos. Entonces cuando me dicen “la gurú del movimiento” o algo así, me da ternura y me pone contenta. Es un mimo.
Comentarios