Thursday 25 de April, 2024

PERSONAJES | 14-09-2021 14:49

María Valenzuela: “En un estudio de TV se te va la vida”

Con casi 60 años de trayectoria, protagoniza la obra “Eva y Victoria”. Salud mental y resiliencia. Autoexigencia y desbordes.

María Valenzuela es hija de una pareja de bailarines. Se crió ensalzada en la magia de las giras, los escenarios, los aplausos y las bambalinas. Cuando empezó la escuela primaria, sus padres prefirieron reinventarse y tirar amarras. ¿Y la nena? ¡Se hizo actriz! A los 7, fue elegida para el casting de Jacinta Pichimahuida y nunca más dejó de actuar. Ahora, con casi 60 años de carrera, encarna a Victoria Ocampo en “Eva y Victoria” (teatro Multiescena), junto a Sabrina Carballo. 

Fuma mucho y repite una y otra vez el nombre de su hija, Malena. El ACV que la chica sufrió a los 18 años transformó para siempre la vida de la familia y la emocionalidad de María. Ella sigue apostando al para qué de lo ocurrido y por eso aceptó orgullosa ser la cara de la campaña de concientización “ACV Actúa con velocidad”. “Hay que hacer difusión. Malena hizo una revista donde están todos los síntomas y factores de riesgo para que la gente pueda detectar cuando alguien está sufriendo un ACV. Por cada minuto que el paciente no recibe el tratamiento adecuado, se mueren dos millones de neuronas. En @maletecuidaacv y @actuaconvelocidad está toda la información”, explica. 

Noticias: ¿Usted es como un Ave Fénix? 

María Valenzuela: (muestra un tatuaje y sonríe) Yo estuve internada por un tema de depresión (en 2016) y, como a los dos meses, pedí salir con mi hija a hacer un trámite. Dije: “Me quiero hacer el Ave Fénix”, me lo tatué y volví a la clínica. Lo tengo del lado del corazón, que está con muchos agujeritos. Entonces el Ave Fénix ayuda de alguna manera a ese corazón a resurgir de las cenizas y a seguir adelante. Les pedí a mis hijos (Juan, Julián y Malena) que me internaran porque estaba con ataques de pánico.

Noticias: ¿Había aguantado mucho sufrimiento para evitar ese paso?

Valenzuela: ¡¡Sí!! Yo vivía en el campo, hacía días que no comía y estaba tirada en una cama. Compartía con Fabricio, un amigo, un proyecto comercial (por el que perdió sus ahorros) y él tomó la decisión de llamar a mis hijos para que hablaran conmigo. Una noche se aparecieron los tres, yo estaba tirada en la cama, había perdido muchísimo peso, muchísimo. Arreglamos todo para ir al psiquiatra, tuve una reunión, volví al campo, volví a lo de mi hijo Juan para ir al psiquiatra otra vez y ya no pude más con mi vida.

Noticias: ¿Siempre se está en condiciones de tomar la decisión?

Valenzuela: A mí me ayudaron mis hijos, a darme cuenta de que me estaba dejando morir en una cama. El factor fundamental es la familia, el entorno.

Noticias: ¿Se enojaron ellos por la impotencia de verla así?

Valenzuela: No, al contrario, me trataron con mucho amor, dulzura y ternura, diciéndome que no podía estar así, que me iba a morir y que me necesitaban y estaban para ayudarme. Pensá que no tienen papá (el periodista “Pichuqui” Mendizabal murió en 2002). Y ahí tomé conciencia, salí de este egoísmo mío de pensar nada más que en mi depresión, en que me quería morir, empecé a pensar un poco en ellos y dije: “No tengo ningún derecho como madre a darles este espectáculo, a soltarles la mano”. 

Noticias: ¿Hay mucho prejuicio respecto a la salud mental?

Valenzuela: Se critica, la gente es muy opinóloga de todo. Qué sé yo, internarte es decir que estás loca y yo no estaba loca, yo estaba deprimida nomás. El “está loca”, “derrapó”, esas cosas que dicen horribles, que no tienen consciencia y que nunca pasaron una depresión. 

Noticias: Estamos en una sociedad del “todo bien”.

Valenzuela: Claro, y uno puede disimular que tiene un dolor y seguir adelante, pero llega un momento en que hace explosión. Y yo exploté.

Noticias: ¿Esos “agujeros del corazón” comenzaron con el ACV de su hija o traía otros? 

Valenzuela: Ahí quedó una secuela, el haber sufrido una experiencia tan traumática como que te digan que tu hija tiene el 1,5% de probabilidades de vida… Se salvó, pero fue todo muy duro, la rehabilitación fue de mucho sufrimiento porque Malena estaba consciente y sufría: estaba en silla de ruedas, con bajo peso, con la parte cognitiva que le había tocado el derrame, era una desesperación de querer hablar y no poder expresarse, no le salían las palabras, no podía caminar, tenía que estar con la terapista ocupacional para empezar a aprender a hacerse un té, cómo sacar la taza, cómo prender la hornalla. Fue muy duro, de mucho llanto de Malena, yo me ponía fuerte pero cuando me iba de la clínica, lloraba como una loca. Volviendo al corazón con agujeritos, esa fue una secuela pero la muerte de un íntimo amigo mío, que era el último ser que me quedaba de mi entorno, eso me terminó de matar, era como mi hermano. 

Noticias: Se conoce sobre su familia pero no sus romances, ¿es una decisión de su parte?

Valenzuela: Totalmente, yo decido qué cosas se muestran y se saben de mi vida privada y qué cosas no. Mi función es trabajar, entretener, divertir, informar en mi profesión. No soy de los artistas que hacen de su vida un reality, no me interesa.

Noticias: Dice que nunca se le subió la fama a la cabeza.

Valenzuela: No, porque lo transité desde muy chica entonces se hizo como algo común. No te olvides de que mis padres eran artistas. Ellos bailaban y yo dormía en una valija en la gira. Bailaban primero individualmente, después se conocieron y se casaron, formaron pareja y se llamaron “Los Valenzuela”. Cuando yo fui creciendo y entré al colegio, empezaron a dejar la profesión. Papá se dedicó a otra cosa y mamá, a ser ama de casa. Después surgió un casting para Jacinta Pichimahuida y ahí empecé a trabajar. 

En paralelo, estudió cinco años en el Teatro Colón. Lo recuerda casi como una tortura. Tenía el pie semiplano y cuando se paraba en punta, no era un pie digno de una bailarina. Entonces, en las clases particulares de apoyo, la profesora le hacía poner las puntas de los pies debajo del piano y estirar las piernas para ir trabajando el empeine y mejorar su anatomía. “Yo aflojaba la cinta de la zapatilla y quedaba la zapatilla haciendo el ejercicio (risas). Era una carrera demasiado exigente para mí. Igual, la exigencia y el profesionalismo la heredé de mis padres. Nunca quiero hacer las cosas de taquito. Doy todo cuando me subo al escenario. Cuando hacía televisión, no me miraba, porque me daba con un caño. En lugar de disfrutar y de ver lo que logré, me voy para el otro lado”, asegura. 

Noticias: La tele cambió mucho. ¿Es un lugar al que no quiere volver?

Valenzuela: Podría volver haciendo una participación de unos poquitos meses pero no estar un año encerrada en un estudio, durante ocho horas, con esperas, levantándote temprano, estudiando como loca para el día siguiente… la verdad, se te va la vida en un estudio de televisión, para armar tu agenda de médicos, tenés que pedir permiso. 

Noticias: Trabajó el día de la muerte de su madre y también ni bien parió a uno de sus hijos, como una topadora. ¡Qué bien que ahora pueda poner límites!

Valenzuela: Laburé a lo bestia, todo lo contrario a lo que hace una mujer después de haber parido. Vinieron a la clínica con Gerardo Romano y ahí hicimos una escena para la novela.

Noticias: ¿Y qué le pasa cuando no actúa?

Valenzuela: ¡Estoy feliz! Me gusta estar en mi casa, que vengan los chicos. Yo ya la verdad quiero disfrutar la vida de otra manera. Sufrí la pandemia simplemente por la parte económica, pero después yo estaba en mi casa re feliz.

Noticias: Se ve que su personalidad sigue siendo arrolladora y no puede ponerse freno: en pandemia, se hizo una tendinitis por no parar de jugar a un videojuego.

Valenzuela: Es una adicción, sigo porque me despeja la capocha. Me he puesto el despertador a las 4 de la mañana porque se terminaba “una misión”, agarraba la computadora, terminaba la misión y seguía durmiendo. 

Noticias: Ahí también está la rigurosidad y la estrictez.

Valenzuela: El hecho de cumplir, si uno toma un compromiso con algo, tiene que cumplir, no podés hacer la vista gorda, yo soy así en todos los aspectos de mi vida. 

Noticias: ¿Qué le da el escenario hoy, con “Eva y Victoria”?

Valenzuela: Es una obra espléndida, con una compañera maravillosa, donde pasamos por diferentes emociones y estados. Ponernos en la piel de esas mujeres icónicas, da placer, es subir y jugar. Y además saber que la gente que está sentada en la platea sacó la entrada para venir a verte, me honra y me enorgullece. Ahora, al día siguiente que tengo que volver, digo: “¡Ay, tengo que ir de nuevo al teatro!”. Pero me pongo la peluca, la pilcha y los anteojos, y entro en el juego. Lo que cuesta es el arranque.

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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