Suena el teléfono en la casa de Alicia Beatriz Blanco Villegas, la madre de Mauricio Macri. Atiende su pareja, el periodista Julio Landívar, y se sorprende: “¿Cómo consiguió este número?”, pregunta a NOTICIAS. Es el día previo al cumpleaños número 60 del Presidente y su mamá parece no estar disponible. “No se siente muy bien de salud”, explica Landívar y ofrece dejarle un mensaje. Dos horas después quien atiende es la empleada doméstica: “La señora Alicia se está haciendo masajes”. Más tarde, la mamá presidencial tendrá un turno de peluquería y luego va a salir. Es una mujer sumamente elegante. Usa zapatos de taco, joyas de oro, mucho maquillaje y una melena rubia peinada con brushing. Esa tarde está muy ocupada e intenta esquivar a la prensa como lo hizo toda su vida. Pero ante la insistencia y ya fastidiada, responde: “Estoy muy bien a pesar de estar en este país, pero no soy de las personas que les gusta hablar y menos de política porque tendría que decir muchas cosas que a muchos no les caerían bien. Agradezco su llamado pero no soy conocida a propósito”.
La mamá de Macri no hace caso a las preguntas. Su única intención es cortar de la forma más amable posible. Pero en su intento de explicar por qué no dará una entrevista, deja datos inconclusos. ¿Qué significa estar bien a pesar de este país? ¿Qué cosas tendría que decir si hablara? ¿A quiénes no les caería bien?
Todas esas preguntas, al parecer, las responde en el libro sobre su vida que escribió y dice no poder publicar. Si lo hiciera, saldrían a la luz los secretos jamás contados de su familia. Daría la otra versión de las vivencias, los negociados y las tensiones de un clan en el que el narrador siempre fue su esposo, Franco Macri.
Noticias: ¿Por qué no puede publicar su libro?
Alicia Blanco Villegas: Porque no, porque uno tiene que tener respeto por la opinión de la familia, aunque yo lo único que no acepto en la gente es la grosería, la vulgaridad, la falta de respeto, las malas palabras que hasta a veces hasta a mí se me salen…
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Noticias: ¿Cuál es el título?
Blanco Villegas: No le digo porque lo va a publicar.
Alicia amaga con cortar, pero se detiene cuando escucha el nombre de su hijo mayor. Quiere aclarar que tienen una relación detrás de los muros de sus casas, aunque el Presidente nunca la nombre.
Noticias: ¿Habla con Mauricio?
Blanco Villegas: Por supuesto, ¿qué piensa, que estamos peleados?
Noticias: No, pero como usted nunca aparece con él…
Blanco Villegas: Por eso mismo, porque tengo la disciplina de no mezclarme para dar posibilidades de que digan disparates, que bastante los dicen sin que uno los ayude. Prefiero parecer que no existo, pero sí soy muy presente, porque estoy muy orgullosa de mi hijo, lo defiendo a muerte. Entonces, cuando escucho algún disparate prefiero no estar en este país para no tener que responder.
Noticias: ¿Qué disparates?
Blanco Villegas: No voy a tener más diálogo que este. Así que confórmese que me escuchó la voz, que existo, que estoy vital, que estoy bien, y aguantando la situación porque esto no es Suiza, desgraciadamente. Entonces, dada esa diferencia bestial que tenemos hay que tratar de pasar desapercibida y tranquila.
Noticias: ¿Qué diferencia?
Blanco Villegas: Agradezco su llamado. El día que este país se cultive y mejore, que va a necesitar unos 20 años, no creo que llegue a vivir tanto, pero a lo mejor podemos conversar.
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Noticias: ¿Cómo ve a Mauricio con 60 años?
Blanco Villegas: No le voy a dar más especificaciones por más que insista. Yo los conozco, no se olvide que últimamente he estado casada con un periodista y le pedí que dejara la profesión, así que calcule…
Noticias: No le gusta el periodismo…
Blanco Villegas: No, no el que se hace acá. El treinta o cuarenta por ciento se salva, el resto no. Pero le deseo todo lo mejor.
Es el final de la primera conversación con la madre escondida del Presidente. Pero no la última. Dos semanas después, volverá a contestar el teléfono en la quinta de más de 50 hectáreas donde vive, cerca del country Buenos Aires Golf de su hijo Gianfranco, en San Miguel. Allí vive la mayor parte del tiempo. El resto lo pasa en su departamento de Palermo o de viaje.
Preocupada. La segunda vez que Alicia Blanco Villegas atiende el teléfono suena intranquila. Se cuida para no encender las alarmas de la Casa Rosada mientras su hijo está de gira por Asia. Cuenta que últimamente se siente agitada (recuerda el antecedente de su padre asmático, Devilio Blanco Villegas), le cuesta dormir, no deja de pensar en Mauricio y el médico le diagnosticó estrés emocional. “Es por la impotencia de no poder ayudar, de no poder estar en algún lugar que sirva. Es algo tan grande que no se lo puede imaginar nadie que no es madre”, explica.
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Alicia podría haber ayudado en el inicio de la carrera política de su hijo, cuando Jaime Durán Barba pensaba estrategias para que Mauricio dejara de ser Macri. El consultor se ilusionó con convertir a la madre en la salvadora de la imagen del hijo, asociado históricamente a los sospechosos manejos empresarios de Franco.
“¿Y si la mostramos a ella? Así le sacamos protagonismo a tu padre”, propuso el ecuatoriano al candidato. “Oldivate, vos decís eso porque no la conocés a mamá”, le respondió el futuro presidente, según cuenta Franco Lindner en el libro “La cabeza de Macri”. El “operativo mamá” fracasó y Alicia siguió guardada.
Noticias: ¿Se siente mal desde que Macri asumió?
Blanco Villegas: Desde hace un tiempo, porque antes no me ocupaba de política, no me interesaba y ahora quiero decir que entiendo, sin ser experta ni considerarme ninguna persona importante para opinar. Gracias a mis padres tengo mucho sentido común e intuición. Puedo captar y entender muchísimas cosas y eso me hace muy mal. Ver la gente que no es buena, que no tiene ganas de ayudar al país, sentir hablar a gente que sabe decir cuatro palabras, me da una angustia total.
Anónima. La voz de Alicia Blanco Villegas no se conoce. La última vez que habló fue para el Día de la Madre de 2016. “Estoy preocupada por mi hijo”, advirtió entonces al diario Perfil. Después de esa breve charla, también telefónica, no volvió a aparecer.
Es una mujer que usó su carácter fuerte para pasar desapercibida. Para vivir sin que la señalen por la calle ni la detengan los periodistas. Durante décadas estuvo en las sombras. Primero de su esposo, Franco, y después de su hijo Mauricio.
“Alicia prefiere el perfil bajo, nunca le gustaron los medios”, dice una de las personas que más la conoce. En 1991, durante el secuestro de su primogénito, atravesó una de sus peores pesadillas: al rapto de Mauricio se sumó el estrés de padecer una guardia periodística en la puerta de su casa. Todos los medios buscaban la palabra de la madre de la víctima, pero ella fue inquebrantable.
Cuando Mauricio fue liberado, Alicia, Landívar y Franco lo esperaron en la casa del patriarca. Era la última oportunidad de los cronistas para robarle unas palabras y ni siquiera ahí consiguieron romper el silencio de Blanco Villegas. Como periodista, su pareja intentó convencerla para dar una entrevista y terminar con la incógnita, pero siempre se negó.
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Las cámaras la captaron durante la ceremonia de asunción de Macri en Casa Rosada, en 2015. Se sentó en primera fila, con los dos esposos de su vida al lado: Franco a la izquierda y Julio a la derecha. La aparición anterior había sido en 2010, en el casamiento de Macri y Juliana Awada, en la estancia familiar La Carlota de Tandil. Una de las fotos del momento la muestra con el ceño fruncido y la mano levantada para impedir a los paparazzis que la tomen. Las dos veces, a su lado estuvo Landívar, su pareja desde que en 1980 se separó de Franco, el padre de sus cuatro hijos: Mauricio, Sandra (ya fallecida), Gianfranco y Mariano.
Severa. “Cuando eran chicos, Alicia era una madre muy presente. De sus cuatro hijos, tenía una relación muy buena con Mariano, el más chico. Pero siempre se llevó muy bien con Mauricio, que fue el que enfrentó al padre. Aún hoy cuando le hablan de Franco se le paran los pelos”, cuenta un allegado a los Macri. En ese tiempo, vivían en la casona de los Blanco Villegas en Tandil, que está a la venta y podría terminar en manos del municipio.
Alicia se recuerda a sí misma como una persona rígida, que impuso la disciplina heredada de su aristocrática familia en su propia casa. Y a la distancia, se anima a la autocrítica: “El Presidente ha sido criado con muchísimo cariño y dentro de las posibilidades de enseñanza que uno pudo darle, a lo mejor demasiado severas, porque mi familia era muy severa conmigo. No tenía estudios especiales para saber cómo tratar a la niñez, así que era bien a lo duro, que no se miente, por eso dije ‘este chico no puede ser Presidente’. Era una de las cosas que más le reprochaba y le he llegado a pegar, cosa que me arrepiento.
Noticias: ¿Le pegaba por mentir?
Blanco Villegas: Sí, porque no se podía mentir.
Las pocas veces que Mauricio Macri habla de su madre, también destaca su rigurosidad. “Me vienen a la cabeza imágenes de mucha exigencia. Mamá era perfeccionista”, contó en una entrevista para el libro “Macri”, de Laura Di Marco. Cuando entró al colegio Newman, por ejemplo, Alicia lo corrió una mañana entera alrededor de la pileta porque no le salía bien la pronunciación del número 13 en inglés. Decía que su hijo no ponía correctamente la lengua entre los dientes para decir “thirteen”.
Cuando viajaban a Europa, Blanco Villegas se ponía al tanto con la moda. Compraba zapatos de charol para sus hijos y pantalones de gamuza cuando ningún niño de entonces los usaba. Le encantaba pasear por las ciudades europeas, una costumbre que aún hoy conserva.
Viaja seguido a París, donde vive uno de sus nietos por parte de los Landívar, y usa expresiones francesas en sus charlas cotidianas. “Mon dieu de la France”, contestó exaltada al segundo llamado de NOTICIAS. “Mi Dios de la Francia” es una frase que usan los franceses para expresar alegría o tragedia. Alicia la pronunció con total naturalidad, como si estuviera a pocas cuadras de río Sena.
La biógrafa de Macri sostiene que “la madre presidencial es una típica señora conservadora de la aristocracia criolla, que reivindica al dictador Jorge Rafael Videla y rechaza a cartoneros, ‘negros´, villeros y gays”. Y que los Macri nunca la quisieron demasiado: la describían como “soberbia, autoritaria y nariz parada”.
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Matriarcado. Desde la separación de Franco, hace casi 40 años, Alicia siente la responsabilidad de ayudar a los suyos. Se siente la “jefa de familia”, como su madre Argentina Cinque, a la que Macri define como el familiar más importante de su vida, la que enviudó con menos de 40 años, y “no salió ni a tomar un café con un tipo nunca”, cuenta el nieto.
Alicia tiene 82 años. “Claro que los tengo, odio tenerlos”, dice entre risas. Tanto rechazo le provoca el paso del tiempo que ni siquiera pronuncia el número. “Es una mujer muy activa, en su casa tiene una habitación para cada uno de sus nietos. Se ocupa mucho de ellos, más que de sus hijos”, aseguran en su entorno.
Noticias: ¿Cuántos nietos tiene?
Blanco Villegas: Tengo 15 nietos, es una barbaridad y de muchos trato de ocuparme, seguirlos incluso hasta en los noviazgos porque creo que soy la persona más grande en la familia y me siento responsable como jefa de familia, como era antes, que era la abuela. Dar el ejemplo, poner la palabra amable, estar en el momento justo, ayudar, acompañar como por ejemplo a Agustina, que es una divina y anda un poco sola dando vueltas por el mundo con su carrera. Trato de que sean talentosos, como no pude estudiar yo, que hubiera querido seguir Economía… qué desastre hubiera sido...
Noticias: Podría haber asesorado a Mauricio…
Blanco Villegas: No sé, veo tantos economistas que se creen fantásticos y ninguno resuelve el problema. Yo digo que solamente a Dios hay que contratar y no va a querer.
Alicia nombra a Dios, aunque también cree en la astrología. Rápidamente vuelve a hablar de sus sucesores. Antonia, al ser la más chica, es la más mimada. Con 7 años, tiene el privilegio de compartir tiempo con sus dos abuelas a la vez. Es que Blanco Villegas tiene una excelente relación con Elsa “Pomi” Baker, la madre de Awada.
Noticias: ¿Juega con Antonia ?
Blanco Villegas: Antonia es una divina, la adoro a esa criatura. Jugué mucho con ella, me he trepado a los árboles con mi nieta en la plaza Francia. He tenido mucho sentido del humor, la jovialidad y el compañerismo. Pero es muy difícil la vida, para qué le voy a contar, tengo ganas de escribir un segundo libro, todavía no lo empecé. Cuando me pongo me encierro y lo escribo. El otro lo enterré en menos de cuatro meses.
Noticias: Rapidísimo…
Blanco Villegas: Sí, bueno…
Otra vez se nota que la madre de Macri va a cortar. Se da cuenta que habló demasiado. Suspira y lanza una advertencia para la escritura de esta nota: “Mire que yo tengo una responsabilidad en mis hombros con una familia muy difícil, súper difícil, porque al no haber unión en el matrimonio las cosas son totalmente diferentes”.
Noticias: Lo ha llevado bien durante estos años…
Blanco Villegas: Es lo que me queda como enseñanza, lo que quiero: mostrar al mundo que acá puede haber gente con principios, con honestidad, con ética, con valores. Por eso le digo que logre mejorar y luchar porque esta gente sea un poco menos agresiva, menos vulgar. Si yo estuviera en su lugar, estaría como una loca luchando. Muchas gracias.
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