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CULTURA | 30-06-2019 23:11

Las primeras horas sin Juan Domingo Perón

A 45 años de su muerte, el recuerdo de los momentos posteriores a su desaparición. Amigos y enemigos. El sepelio y sus últimas palabras.

El lunes 1 de julio 1974, a las 10 de la mañana, el General Perón sufrió un infarto agudo de miocardio del cual no pudo sobreponerse a pesar de los esfuerzos de su equipo médico, que estuvo 3 horas realizando maniobras de reanimación. Así lo recuerdan el doctor Carlos Seara y la enfermera Norma Bailo quien fue la última en escuchar la voz del Presidente diciendo: “Me voy. Mi Pueblo, mi Pueblo".

La muerte tuvo lugar en la Quinta de Olivos a las 13.15. Isabel Perón, profundamente conmocionada, agradeció a todo el equipo y le indicó a Norma Bailo que para el funeral le pusiera al General el uniforme militar “como a él le hubiera gustado”. Después, la nueva Presidenta anunció por Cadena Nacional el fallecimiento Perón.

Casi inmediatamente, se convocó a una reunión en Olivos  presidida por Isabel a la que concurrieron el Secretario General de la CGT, Adelino Romero; el Jefe del Ejército, Leandro Anaya; José Lopez Rega, el jefe de la Casa Militar, Carlos Corral; y el cura Hector Ponzo. En ella se evaluó la posibilidad de que el velorio se realizara en la CGT. Pero la Presidenta rechazó la idea ante el temor de que las distintas facciones del peronismo terminaran a balazos en el medio del dolor de millones de argentinos. En cambio, la viuda decidió que se velara el cuerpo en el Congreso Nacional, a instancias del Coronel Corral que aconsejaba el lugar por razones de seguridad.

El 2 de julio el pueblo empezó a desfilar ante el féretro del ex Presidente. Aproximadamente tres millones de personas se acercaron para verlo por última vez. Una concurrencia tan numerosa obligó a extender el sepelio. El especialista Alberto Tamashiro, que era parte del equipo médico, tuvo que suministrarle formol al cadáver para que soportara intacto el largo velorio.

En esas horas, todas las tendencias ideológicas del Peronismo desfilaron frente al líder muerto, desde Hector Cámpora y Mario Firmenich hasta Antonio Cafiero, Ítalo Luder, Oscar Bidegain, Herminio Iglesias y Rircardo Otero. También los opositores encabezados por su viejo adversario, Ricardo Balbín, pasaron frente al féretro y delegaciones extranjeras, como la paraguaya, al mando de su amigo el Presidente Alfredo Stroessner.

López Rega, al saber que el empresario Jorge Antonio volvía de España para despedirse de su amigo, monto en cólera y mandó al Jefe de Policía, Comisario Alberto Villar, a imponerle el límite de 24 horas para que se retirara del País.

El 4 de julio se leyeron los discursos de despedida empezando por Benito Llambí, en representación de los ministros. Por los senadores y diputados hablaron Jose Antonio Allende y Raúl Lastiri, Miguel Ángel Bercaitz por la Corte Suprema de la Nación, el teniente general Leandro Anaya por las Fuerzas Armadas, Carlos Menem en nombre de los gobernadores, Ricardo Balbín representando a los partidos politicos, Duilio Brunello y Silvana Rotta por el Partido Justicialista, Lorenzo Miguel por las 62 Organizaciones, Julio Broner por la CGE y Adelino Romero por la CGT.

La gente en la calle lloraba desconsolada. La foto histórica del día retrataba al joven soldado Roberto Vassie deshecho de dolor al ver pasar los restos de Perón. Ni Ki Chul Bae fue el fotógrafo autor del retrato.

Posteriormente, el cuerpo fue trasladado a la cripta de la iglesia Nuestra Señora de la Merced, en la residencia de Olivos.

*Historiador.

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