Con una muestra antológica que reúne la obra de 22 artistas argentinos del último siglo, Fundación Proa inicia su nuevo año de exposiciones. Con el título “Lo que la noche le cuenta al día”, la exhibición inaugurada días pasados fue organizada originalmente por el Padiglione d’Arte Contemporanea (PAC) de Milán, uno de los más destacados centros artísticos de Italia, que en forma permanente dedica un espacio en sus salas a la difusión del arte de otros países. Argentina fue la nación invitada en noviembre de 2023.
Diego Sileo, cabeza de la institución, fue uno de los curadores de la muestra; tarea en la que lo acompañó Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, con el apoyo de Fundación Proa. “El PAC tiene un programa por el cual invita a países a exhibir a sus artistas, no con la intención imposible de mostrar un panorama del arte, sino la de hacer un acercamiento a otras naciones a través de temas centrales para ellas”, explicó Duprat en la presentación de la muestra.
Dentro de esta experiencia, la curaduría conjunta cruza la mirada europea y la local en relación a un corpus de obras. El nombre de la exposición, “Lo que la noche le cuenta al día”, título de una novela de Héctor Bianciotti, narra justamente una trama de migraciones de ida y vuelta entre Italia y la Argentina, una memoria en la que se comparten y distancian consideraciones sobre el pasado.
“No es una exhibición sobre arte político -aclaró Duprat- pero incluye obras de artistas que ponen en juego un punto de vista crítico, social y políticamente”. La muestra incluye toda clase de soportes y experiencias: performances, videos, fotografías, esculturas e instalaciones. Y, aunque se repiten los participantes de la edición de Milán, cambian muchas de las obras, sobre todo las de “sitio específico”, pensadas originalmente para el espacio italiano. Otro dato importante es que la exhibición se completará, hasta su finalización en junio, con actividades presenciales que reflexionarán sobre los obras y los artistas reunidos en Proa.
Ayer y hoy
“La primera sala es de algún modo un prólogo del resto y señala una tradición en temáticas que se repiten posteriormente”, explicó Andrés Duprat al comenzar el recorrido.
En el espacio inicial de la exhibición, el famoso Cristo de León Ferrari, de 1965, (“La civilización occidental y cristiana”) marca el rumbo de una sucesión de imágenes y activaciones que conmovieron al público de su época. En uno de los lados de la sala, un artista disputado con Italia, Lucio Fontana, está presente con una obra del grupo “Conceto Spaziale” (1966-1967) representativa de su intención de cuestionar la noción de espacio en el arte. Enfrente, se encuentra el registro fotográfico de la performance “Cristo 63” que Alberto Greco realizó en Roma, tan escandalosa que le valió la expulsión del país.
Liliana Porter ocupa el centro de esta sala con una obra reciente, “Trabajos forzados”. En una entrevista con “El ojo del arte”, ella define mejor que nadie la idea que subyace a su instalación: “El hombre que tiene que barrer algo interminable o desenredar un hilo mucho mayor que él se parece a uno tratando de llegar a algún término con la realidad, y nunca se llega, porque nunca terminamos de entender de qué se trata lo que hacemos en este mundo”.
En las siguientes salas, otras obras históricas son mojones en esta posible historia del arte crítico. Por ejemplo, la ambigua serie de fotos que Liliana Maresca publicó en 1993 en la revista “El Libertino”, con el título “Maresca se entrega todo destino”, su número de télefóno y la declaración “La escultora Liliana Maresca entregó su cuerpo a Alex Kuropatwa (fotografía), Sergio De Loof (vestuario) y Sergio Avello (maquillaje) para este maxi anuncio donde está dispuesta a hacer cualquier cosa" .
O el registro de la performance “La cabalgata” de Marta Minujín, realizada en un programa de Canal 7, en 1964, en la que caballos, pollos y fisicoculturistas interactuaban con el público.
O la serie “Bocanada” de Graciela Sacco (una sucesión de bocas abiertas que recubre tres paredes y es uno de los puntos fuertes del recorrido), que la artista inició en 1993 con fotografías reproducidas luego en intervenciones urbanas e instalaciones. El hambre, el desplazamiento y la marginación son para la autora los mensajes que esta bocas transmiten desde su silencio.
Otras voces
En “Ceremonia nacional”, Adriana Bustos contrapone dos films: el que retrata a Hitler en la apertura de los Juegos Olímpicos de 1936 (“Olympia” de Leni Riefensthal) y el que reproduce a Videla inaugurando el Mundial de Fútbol de 1978. Mariana Bellotto reproduce en video la performance “Trilogía pandémica” junto al Grupo Performático Sur, donde señalan la contaminación del mundo a través de las medidas extremas de protección a las que nos obligó la pandemia.
Cristina Piffer utiliza sangre en polvo para reproducir el valor del dinero en una impresión sobre vidrio de billetes del siglo XIX.
Jorge Macchi, Eduardo Basualdo, Adrián Villar Rojas y Leandro Erlich son algunos de los artistas más influyentes de la actualidad, presentes en la muestra con piezas de narrativas diversas, que apuntan a la percepción como modo determinante de ubicarse frente al sistema.
Mariela Scafati, Matías Duville, Ana Gallardo, Nicolás Robbio, Miguel Rothschild, Alessandra Sanguinetti, Tomás Saraceno y Juan Sorrentino desde distintos soportes y con técnicas muy variadas, profundizan en temáticas como el paso del tiempo, la contaminación, la naturaleza y el lugar social del arte.
“Lo que la noche le cuenta al día” es una excelente oportunidad para profundizar en el recorrido del arte social entre nosotros y, al mismo tiempo, aproximarse a la producción crítica de los argentinos de hoy.
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