En un mundo empresarial cada vez más competitivo, reconocer y cultivar el talento es fundamental para hacer la diferencia.
El talento no solo se trata de habilidades técnicas, sino también de cualidades como la empatía, colaboración y la capacidad de adaptación. Una buena gestión de liderazgo sabe reconocer (y busca hacerlo de manera activa) y nutrir estas cualidades, creando un ambiente en el que los integrantes de un equipo se sientan valorados, inspirados y motivados para dar lo mejor de sí mismos.
El talento es universal, todos tenemos esa semilla disponible esperando la oportunidad de un buen suelo; es la combinación única de habilidades, conocimientos y pasiones que cada uno de nosotros posee, y que cuando se aprovecha de la manera adecuada, puede llevar a un equipo de trabajo a alcanzar nuevas alturas.
¿Cómo se manifiesta nuestro talento junto a los caballos?
Cuando un grupo de personas (junto con sus talentos) entran al espacio de la manada se puede ver cómo todo lo anteriormente dicho se hace evidente desde el primer momento de acercamiento.
Los caballos, al interactuar y comunicarse desde la más absoluta honestidad, suelen registrar ese talento (que la persona conoce o desconoce) y mostrarlo de forma contundente para el beneficio del bien común, o sea, de la manada.
Cuando estamos entre caballos, manda el registro del cuerpo y el de nuestra energía; con esos
datos silenciosos ellos construyen aquello que no decimos con palabras pero que nos definen tanto o más que ellas.
Cuando una organización valora y fomenta el talento, se crea un entorno propicio para la excelencia y la innovación. Los talentos individuales se entrelazan y se potencian entre sí,
generando un flujo constante de ideas frescas y soluciones creativas. La diversidad de talentos enriquece el tejido empresarial, aportando diferentes perspectivas y enfoques que alimentan la toma de decisiones estratégicas.
La devolución de las dinámicas que establecen los caballos al vincularse con las personas ponen foco en esos talentos; nos parece muy importante darles voz y ponerles nombre para
que sean reconocidos e incluidos como lo que son; una fuerza poderosa que puede transformar organizaciones y armar un estilo único y diferenciado en la forma de gestionar ideas y liderazgo.
El talento está presente en cada persona, esperando ser descubierto y nutrido.
Las sesiones de coaching con caballos son ideales para esas empresas que abrazan el talento y las habilidades para potenciar la luz que todos tenemos.
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por CEDOC
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