Ser niño pareciera ser algo que se vive con espontaneidad: permitirse jugar, disfrutar, y a la vez enfrentar esos miedos que produce “ir creciendo”. Pero eso que a los ojos de los adultos parece ser tan sencillo, para los niños no lo es tanto. Jugar es la cosa más seria e importante del mundo, posibilita la aprehensión de acontecimientos de la vida desde el juego y la fantasía.
A veces, este estado de fantasía se ve interrumpido por la cruel realidad socio - económica de algunas familias, no estando cubiertas sus necesidades básicas.
A pesar de estas situaciones, los niños se abren camino, siendo cada uno de ellos único y diferente.
Es muy importante acompañarlos en su crecimiento, con las primeras reglas que permitan la conformación de hábitos. Los encargados de esta tarea fundamental son los adultos responsables: papá y mamá en casa o quienes están cubriendo esa función, y los maestros en la escuela.
Tarea ésta que en un principio parece sencilla, pero que a la hora de llevarla a cabo no lo es tanto:
- Decir que NO en el momento adecuado, y sostener ese NO a pesar de sus caprichos, sin necesidad de violencia física ni verbal.
- Pensar los límites como marcos que regulan las relaciones que incluyen al niño y adultos que intervienen. Marcos de regulación que establecen condiciones para que algo se realice.
- Contener y abrazar a un niño cuando se desborda emocionalmente.
¿Quién sostiene?
Las funciones de ser padre y ser madre, es poder sostener a los niños en su crecimiento.
¿Qué sucede cuando padres y madres no pueden sostenerse a ellos mismos por sus propias historias de vida?
¿Cómo ser padre y madre, cuando muchas veces los propios padres de los hoy adultos, no cumplieron con su función?
Interrogantes que llevan a intentar como desafío la posibilidad que advenga lo nuevo e interrumpa una repetición en serie.
Así podría pensarse que se llega a un estado en que tanto niños como adultos desean lo que no tienen: “los niños ser grandes para dejar atrás los problemas y por-menores de una infancia que se siente difícil, y los padres ya no ser adultos y volver a ser niños para quitarse de encima los por-mayores de ser grandes, que se sienten insoportables e insuperables”.
Texto: Lic Germán Rothstein
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por CEDOC
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