Carta a un Político. (*) Por Lic. María de los Ángeles Muñoz. En estos tiempos de cambio en los Legislativos y Ejecutivos de toda la Argentina y, frente a desafíos tan sensibles y siempre vigentes -vinculados a las personas con discapacidad- quiero recibir a esas personas que vienen a ocupar roles de enorme responsabilidad, compartiendo algunas experiencias y pensamientos.
En los 10 años que llevo acompañando equipos políticosdesde el Honorable Concejo Deliberante de San Isidro, para que entiendan la realidad de las personas con discapacidad,pude acompañar muchas evoluciones. Procesos de mucha paciencia y voluntad mutua. Más allá de Ordenanzas valiosas, como ayudas para acceder a adecuaciones razonables en viviendas sin trabas burocráticas o lograr la accesibilidad de muchos espacios públicos, mi mayor éxito, es haber acompañado a personas con grandes responsabilidades y que no estaban cerca de comprender la discapacidad, hasta convertirse en verdaderos abanderados y convencidos de la inclusión.
Muchas veces, la clase política parece tomar decisiones lejanas -e incluso contrarias- a la realidad y necesidades de las personas con discapacidad, en muchos casos, es simplemente cuestión de tiempo e información, para que puedan tomar las decisiones correctas.
Hoy tengo cerca a muchos legisladores y funcionarios capaces de reconocer una rampa que no está bien, sin que tenga que ir a mostrárselo.Claro que el camino no es recto, y muchas veces, aparece la frustración por notar que no se llegó al objetivo máximo, que los tiempos de la política muchas veces hacen que la solución no llegue con la urgencia que uno espera. Eso, solo significa que el camino es más largo, pero se llega.
Siempre insisto en que esto de acompañar a los políticos a trabajar por la inclusión, siendo una persona con discapacidad, es un acto valiente y necesario: Nos pone a las personas con discapacidad en situación de trabajar y exponer una realidad que evidentemente nos duele: Que un vehículo nos tape una rampa. Pero es necesario que quienes tienen la responsabilidad y la posibilidad de ayudarnos, vean y entiendan ese problema. Involucrarme, es ayudar a que me ayuden.
Un político es un comunicador. Referirse a las personas con discapacidad de manera correcta eleva a la sociedad, los vínculos, el acceso a los derechos para todas las personas. Existen disponibles muchos documentos que explican clara y sencillamente pautas básicas para hablar de discapacidad sin caer en terminología incorrecta. Es importantísimo que toda persona que tenga un rol en la política comprenda esto. Tal vez sea por “deformación profesional”, pero creo que este es el punto de partida.
Un político no necesita aprenderse de memoria los Artículos de la Convención Internacional de las Personas con Discapacidad o la Legislación Nacional, Provincial o Local de su Ciudad. Necesita estar profundamente convencido, de que las personas con discapacidad no volamos ni respiramos bajo el agua. De que no somos ni especiales ni diferentes. De que -si la rampa está mal hecha- nos podemos lastimar gravemente. Entendiendo que son más las semejanzas que las diferencias (entre personas con y sin discapacidad), el camino se ve con mucha más claridad.
Establecer contacto con alguna institución, en caso de que la vida personal no proponga un contacto más directo, es fundamental para argumentar e inspirar el abordaje político y social de la discapacidad.
En políticas inclusivas, lo sencillo es hacer un Proyecto 100% enfocado en algún problema a resolver: Centro de arte para personas con discapacidad, Torneo deportivo para personas con discapacidad, Día de reflexión sobre x discapacidad. Ese nivel de trabajo político es correcto, pero se queda a mitad de camino. Es hablar del “mundo de la discapacidad”, como si fuese un ente aparte, una burbuja. Lo difícil es incluir la discapacidad en un Proyecto no específicamente inclusivo. Pensar en cómo afectan a las personas con discapacidad los proyectos y acciones políticas, pensar cómo "incorporar" la perspectiva inclusiva a Proyectos que aparentemente no se relacionan con las personas con discapacidad, es realmente superador: Por ejemplo, si pido poner en valor un parque, incorporo la construcción de rampas y cartelería en Braille. Eso es incluir a las personas con discapacidad en el mundo de todos, tener la discapacidad en la agenda política diaria.
Si la experiencia de vida no puso la necesidad en el camino hasta hoy, son muchas las herramientas para acercarse a la realidad de las personas con discapacidad. Es vital que toda persona con responsabilidades políticas trabaje y reflexione los 365 días del año, en equipo y con apertura, con y por una mejor inclusión y plena convivencia de las personas con discapacidad.
(*)La autora es Licenciada en Comunicación, asesora en políticas inclusivas, activista y deportista en silla de ruedas.
Para más información: https://www.instagram.com/angyrun/
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