Distintos estudios demuestran que el insomnio, en las personas, provoca periodos de respuesta más lentos, la toma de decisiones se ven afectada, se complica poner atención y se dispone de una memoria deficiente. Estos sujetos son más propensos a sentir ansiedad, depresión y tengan comportamientos antisociales.
Por lo general, los científicos ven estos efectos en los estudios en los que obligan a las personas a mantenerse despiertas durante 24 horas. Sin embargo, Eti Ben Simon, científica investigadora en el Centro de Ciencias del Sueño Humano de la Universidad de California en Berkeley, en un reportaje de The New York Times, afirmó: “Si eliminas una o dos horas de sueño durante un par de noches, al final ves que surge el mismo perfil”.
En el cerebro, estos cambios se reflejan como una menor actividad en la corteza prefrontal, encargada de la planeación, la toma de decisiones y otras funciones de ejecución. A la vez, se presenta mayor actividad en la amígdala, una zona del cerebro relacionada con los sentimientos de temor y ansiedad.
La falta de sueño también aumenta la actividad del sistema nervioso, la cual influye en el estres. “Nuestra presión sanguínea, frecuencia cardiaca y el cortisol, todos estos componentes del sistema nervioso se elevan si no duermes bien”, aseveró Ben Simon. Para mitigar estos efectos, el consejo principal que dan los expertos es tomar una siesta, que mejorará el desempeño en muchos de los procesos cognitivos afectados por la falta de sueño.
Para evitar la “inercia del sueño” que sienten algunas personas después de tomar la siesta, se sugiere limitar a 30 minutos. “Tal vez ni siquiera tengas la sensación de quedarte dormido”, aclaró Kelly Baron, profesora de medicina familiar y preventiva de la Universidad de Utah, que trata trastornos del sueño.
Baron, finalmente, concluyó señalando la principal ventaja de la siesta: “Incluso un poco de ese sueño ligero ayuda a tu cerebro a descansar y a mejorar tu rendimiento”.
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