Wednesday 1 de May, 2024

COSTUMBRES | 30-07-2023 06:54

Escapadas gourmet: Cocina de autor para disfrutar en un entorno de relax

Los pueblos cercanos a Buenos Aires ofrecen restaurantes dignos del viaje. Seis opciones de excelente nivel, con producción propia y natural.

“Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires”, dice el refrán popular, pero en lo que se refiere a gastronomía, esto dejó de ser tan cierto. Distintos pueblos en sus alrededores han comenzado a desplegar propuestas de lo más sofisticadas e interesantes. A continuación, seis opciones para tomar nota y marcar en el GPS como destino de la próxima escapada.

Hacia el norte

Sobre la ruta 28, en el partido de Pilar, se extiende Pilar Patagonia Club de Campo. Este es un espacio pensado con el espíritu de la Patagonia, y así puede apreciarse en su arquitectura y parquización, con lagos en los que se asientan miradores y una arboleda añosa e increíble: hay robles de 100 años, eucaliptos de 50, cipreses y cedros de 40, álamos plateados, pinos de 30 y ceibos de 25.

Terrazas del Lago

En este marco se encuentra Terrazas al Lago, un restaurante que seduce con cocina internacional con toques patagónicos a cargo del chef Emiliano Cafiso (ex Bengal y CasaSur). Hongos, quesos y ahumados del sur se combinan con variantes orgánicas de productores locales, para lograr platos como el gigot de cordero patagónico, el risotto de hongos o la pesca descamada y entera que se trincha en la mesa. Un punto extra son los Juegos del Lago: hay inflables, puentes, caminos, hamacas, bloques gigantes y camas elásticas que no tienen nada que envidiarle a un parque de juegos profesional. Y frente a este espacio se ubica el recientemente inaugurado Café del Lago, una propuesta de cafetería y pastelería.

Continuando en sentido norte, San Antonio de Areco es uno de los pueblos más pintorescos de Argentina. Visitarlo significa conocer de primera mano la belleza de la tradición gauchesca, muy viva en sus calles, habitantes y pulperías. Pero también puede implicar deleitarse con los platos de una chef egresada del Cordon Bleu como Paula Méndez Carreras, quien se mudó al pueblo hace varios años y abrió aquí su nuevo restaurante, Corazonada.

Corazonada

En una casa antigua cuyo patio ofrece vista directa a la cúpula de la iglesia y en la que se rinde culto al lujo de lo simple, la cocinera propone un menú a base de flores comestibles, con acento en los productos de estación (muchos cosechados en su propia huerta). Se ofrecen cuatro entradas, principales y postres, entre los que se puede combinar para realizar dos o tres pasos. La carta no solamente cambia con las estaciones, sino con los hallazgos más frescos que la chef va haciendo a lo largo de las semanas.

Cerca de Areco, unido por la ruta 41, se encuentra San Andrés de Giles. Y en este partido se ubica Cucullú, un pequeño pueblo que puede enorgullecerse de su gastronomía gracias a Casa Gallo, un almacén y bar que data de 1888. Fue fundado por un italiano, Jorge Gallo, que llegó del Piamonte hacia 1860 y que lo abrió incluso antes de que llegara al ferrocarril a la zona. Padre de siete hijos, uno de ellos, Pedrito, al tiempo tomó las riendas del negocio, mientra era intendente de San Andrés de Giles entre 1973 y 1976. “Con los años, el almacén cambió de dueños y de rubros, y de a poco fue perdiendo el estaño, como muchas otras cosas en los tiempos que corrían”, relata Rodolfo Gallo, tataranieto del hermano de Jorge y propietario desde 2018. A su mando, el lugar fue restaurado y con la transformación se retomó la vida nocturna del lugar, agregando comida regional, música en vivo, con apertura también sábados y domingos al mediodía.

Casa Gallo

“Somos el único restaurante que se encuentra en la localidad. Nuestro espacio es un museo abierto y viviente cada fin de semana”, describe Rodolfo. En franco espíritu de pulpería, proponen platos al horno de barro, al disco y a la parrilla para un viaje a los sabores más autóctonos.

De viñedos y sabores ancestrales

Algunos restaurantes también se destacan por la particularidad de su propuesta. En Campana, Gamboa sorprende con viñedos dignos de Cuyo y se enorgullece de ser la bodega más cercana a Buenos Aires. La experiencia también incluye Casa Gamboa, una selección gastronómica que invita a comer con vistas a las vides, en un almuerzo de sucesivos platos y copas que van llegando a la mesa. “Se trata de ingredientes sencillos que, gracias a distintas cocciones y combinaciones, logran sorprender con su sabor”, detallan. Las frutas y verduras, presentes en casi todos los platos, van cambiando con las estaciones. Se ofrecen dos experiencias: origen, fresca y liviana; y terruño, la estrella de la casa, con picada, plato principal y mesa dulce. En ambas, claro, se marida con vinos de la bodega seleccionados por sus enólogos.

Casa Gamboa

Hacia Azcuénaga, aguarda una propuesta 100% francesa. Es la que desplegó el chef galo Sébastien Fouillade. Conocedor de la zona gracias a que tenía una chacra familiar a 5 km. del pueblo y venía seguido a buscar productos para su catering, Topinambour, encontró la oportunidad de poner su propio restaurante a raíz del ofrecimiento de un arquitecto, José Yanes, que había restaurado una vieja casona sobre la calle principal. Como era mucha inversión, al tiempo entró en escena un socio, Ramiro Pobor. Y ahí dieron rienda suelta al sueño, que abrió en septiembre de 2022.

Le Four

En Le Four se pueden comer rarezas como jabalí, pato y conejo, aunque también hay bondiola, arroz negro con chipirones y alioli, pacú y siempre una pasta del día, entre otras delicias en las que nunca falta el toque francés. Y claro, también clásicos de esa cocina como la sopa de cebolla y el boeuf bourguignon. “Me gusta tener platos para todos los gustos; que la gente pueda volver en 15 días a probar algo nuevo”, describe el chef.

Finalmente, en Cañuelas, Rogelia rinde homenaje a una abuela querida de nombre homónimo. Creado por una pareja que vivía en Ramos Mejía y quería conectar con las costumbres y el ritmo de pueblo del que era oriunda esta abuela, es un restaurante en el que se trabaja con materias primas de productores locales y donde todo se hace casero y desde cero. “La propuesta de nuestro chef, Ezequiel Fusalba, es hacer comida sencilla, platos familiares pero con técnica y buen uso del producto”, relatan desde el proyecto. En una zona donde lo común es ofrecer asado, proponen cocina diaria con vuelo de autor.

Rogelia

Entre sus recomendados resaltan los buñuelos de acelga con mayonesa de ajos asados, la costilla Rogelia -un costillar vacuno braseado en vino y vegetales durantes horas- y el flan mixto con dulce de leche de la localidad de Udaondo, partido de Cañuelas, de Lácteos Mayol. “Nuestro mayor logro es que la gente viene por el boca a boca y luego vuelve con familia y amigos”, se alegran. Como punto extra del paseo, justo al lado del restaurante se ubica El Mojón, una tienda de demolición con tesoros deco de todas las épocas, en la que vale la pena entrar a curiosear.

100 kilómetros a la redonda de Buenos Aires, la expansión gourmet es cosa seria. Y la experiencia no solo contempla comer, sino además dejar atrás la vorágine urbana y conectar con el tiempo rural y de la naturaleza. Un viaje en todo sentido.

 

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