Aunque siempre se supuso, en los últimos años el dato se confirmó: la presencia de un animal de compañía puede ser muy beneficioso para la salud mental. Por eso, hoy todo se ha vuelto más pet friendly. Los perros son permitidos no solamente en restaurantes y hoteles, sino también en sanatorios y hasta en geriátricos.
A comer y dormir
El gran oleaje de aperturas gastronómicas también ha traído nuevos lugares con políticas amigables con los animales. Y dado que Buenos Aires es una de las ciudades con más mascotas per cápita del mundo, son muchos los que aprovechan para salir con sus compañeros más fieles. “En general, la comunidad considera el perro ya no como el animal que duerme afuera y cuida la casa, sino como un miembro más de la familia”, describe Tania sobre sus seguidores en la cuenta @dogfriendlyba. En ella, comparte reseñas en lugares gourmet que acepten perros y también sean deliciosos. “El objetivo es compartir información de los lugares 100% dog friendly adentro. Si esto no es posible, porque el lugar no lo permite, ya no los reseño más, porque en la vereda o abajo de un toldo somos todos dog friendly”, apunta.
Así, Tania y Simón, su beagle y el mayor testeador de los lugares (punto fundamental porque no es un perro tan chiquito), van rotando por distintos puntos de la ciudad y encontrando sus preferidos. En este camino, algunos de sus recomendados son cafés en los cuales el servicio no es solo para el humano. Como Beba, donde les ofrecen galletas a los perros; Lobo, donde les dan un plato de manzana o queso a elección sin costo; Perro, donde les dan alimento balanceado; o Gökotta, donde son tan pet friendly que, con un costo adicional, hasta es posible imprimir una foto de la mascota en el café que luego se toma. Otros recomendados son Santal, Merope, Surry Hills Coffee, El Patio, Cocu y Padre Coffee Roasters.
Si llama la atención que la gran mayoría sean cafés de especialidad, hay una explicación. Por cuestiones bromatológicas, no debería haber animales cerca de las cocinas o lugares de producción de alimentos. Por eso, los espacios con mayor cantidad de metros pueden permitirse esta licencia, o los lugares donde no se produce in situ. Siguiendo esta línea también se admiten perros en varias sucursales de Usina Cafetera y en el restaurante Cabernet, donde se les ofrece plato para el agua.
También la hotelería ha tomado nota de la necesidad de viajar con los integrantes peludos de la familia. Así sucede en el Sheraton Buenos Aires, que realizó una alianza estratégica con la marca Royal Canin para fomentar espacios pet friendly en sus instalaciones. Hoy su propuesta incluye alojamiento para dos personas con desayuno buffet y amenities especiales para la comodidad del canino como platos de acero inoxidable, bolsitas sanitarias y un kit con recipientes, una cama, juguete, cupón de descuentos en productos de la marca y un bolso sustentable realizado con envases reciclables. Tienen capacidad para perros de hasta 20 kilos.
En la ciudad de Buenos Aires, se pueden transportar mascotas en el subte fuera de los horarios pico y en feriados, en un dispositivo cerrado y ventilado. Los animales no pagan boleto extra pero debe transportarlos un mayor. Uber, por su parte, ofrece el servicio Uber pet. Hay que marcar esta opción antes de solicitar el auto y la aceptación del viaje queda sujeta al criterio del conductor.
En cuanto a las líneas aéreas, ya son muchas las que admiten el transporte en cabina de perros o gatos pequeños, en un dispositivo adecuado. Hay que pagar una suma extra y hay razas que no se permiten a bordo, ni en la bodega. Se recomienda antes de viajar, la consulta con el veterinario.
Para grandes y chicos
En mayo de este año, la Legislatura porteña aprobó el proyecto que permite el ingreso de las mascotas a las residencias geriátricas. Se hizo modificando la ley n°5760 y con el objetivo de acompañar a los adultos mayores a través de intervenciones asistidas con animales dentro de la residencia. Aunque aún no está reglamentada, son muchas las instituciones que recibieron con alegría esta noticia.
“Esta terapia es una herramienta para mejorar la calidad de vida a través de interacciones con animales, lo que promueve la actividad física, motriz, combate la soledad y fortalece el bienestar emocional”, detalla Hernán Fainzaig, director de The Senior Home, desde donde aseguran que una vez que esté reglamentada, la institución va a abrazar esta iniciativa. “Sabemos que los beneficios son inmensos, hay trabajos presentados en varios países, como España o México. Lo más importante es la reducción del estrés y la ansiedad, la estimulación cognitiva y el fomentar la interacción social”, agrega.
Por esto mismo, desde la Subsecretaría para Personas Mayores del GCBA han implementado otras actividades con animales, como la iniciativa Compañeros+60, en la que buscan personas mayores para adoptar mascotas y así beneficiarse mutuamente. “Además, junto al equipo de Salud y Mascotas se ofrecen intervenciones asistidas con animales, tanto en establecimientos de permanencia propios, en nuestro refugio para personas mayores en situación de violencia, como en organizaciones de la sociedad civil con las que articulamos”, describen. Es que además de los beneficios antes mencionados por Fainzaig, los animales de compañía también brindan una sensación de responsabilidad y necesidad de cuidado que impacta positivamente en los adultos mayores.
Finalmente, también los niños se benefician de este tipo de compañía, sobre todo en casos de internación, una vivencia disruptiva que puede generar angustia, ansiedad y mucho estrés. Según un estudio realizado por institutos nacionales de la salud de Estados Unidos, con esta terapia se produjo una disminución del dolor y el estrés, se mejoró el estado de ánimo, se aumentó el deseo de recuperación y la respiración fue más controlada y relajada.
En Argentina, este servicio ha sido incorporado en el Sanatorio De los Arcos y la Clínica Zabala, en alianza con Royal Canin. La protagonista de la historia es Kira, una labradoodle entrenada especialmente para asistir a pacientes, jugar con ellos y acompañarlos en su internación. “Kira no es simplemente una perra de visita. Hay una díada profesional-can con fines específicos para cada paciente. Se aprovecha dicho espacio para que el niño o adolescente se relaje y pueda expresar más fácilmente sus emociones y sus miedos mientras interactúa con la perra y la profesional”, detalla Carolina Micha, coordinadora del servicio de Psicología en Internación de Swiss Medical Group.
¿Y qué maravillas logró Kira? Desde permitir expresar emociones a adhesión a ciertos tratamientos. “Es un motor para que los chicos accedan a situaciones a las que muchas veces se niegan, como caminar después de una cirugía de columna, tomar una medicación que no les gusta, ponerse una vía o bajar a quirófano”, describe Micha. Entre sus trucos, resalta la posibilidad de abrazarla, acariciarla, peinarla y hasta pedirle que “choque los 5”. Todos factores que hacen que se espere su próxima visita con dibujos, regalos y mucha ilusión.
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