El bienestar general es un objetivo a comienzos de año para todos los turistas que recorren distintos puntos del país, en búsqueda de relax y desconexión. El concepto wellness promueve la salud física y mental, además de aportar un equilibrio en todos los aspectos personales, llevando a cabo actividades y rutinas en distintos espacios vacacionales.
La playa no es ajena a ello. La tendencia de desarrollar encuentros de yoga y meditación en la arena y frente al mar en pleno amanecer, domina la visión de los balnearios a temprana luz del día. Y se vive con fuerte presencia en las playas de Pinamar. Allí, numerosos aficionados y turistas eligen ese espacio descontracturado y natural para realizar la actividad.
“En rasgos generales, es una experiencia supernutritiva y superpositiva para el bienestar y para mantener una serenidad. Estando de vacaciones, potencia un poco el desconectar y estar presente en cada momento”, detalló Paloma Roquero Hidalgo (@yoguitaamada), una especialista en el arte del yoga y la meditación que desarrolla sus clases en las tranquilas playas del partido de Pinamar.
“La concurrencia a las clases es bastante variada. Por lo general, suelen ser mujeres de distintas edades, desde adolescentes hasta personas de tercera edad. Las clases tienen una duración de una hora u hora y media, dependiendo del grupo”, explicó la experta y añadió: “Es una buena actividad para hacer en vacaciones con gente que practique, o sea su primera vez. Es un buen momento, porque se está con una apertura más grande para avocarse a una actividad y estar presente. Es algo fundamental en la práctica del yoga”.
Los precios para realizar este tipo de actividades dependen del tipo de clases que se desea llevar a cabo, la duración, la modalidad grupal o individual y la zona balnearia. Estimativamente, los costos arrancan desde los 2.500 pesos la hora como valor de base y a eso se le suma los distintos complementos que se le desea incluir. Muchos profesionales eligen las playas para desarrollar las actividades, pero también son solicitados para que concurran a otros balnearios. Eso incide en el valor de la actividad.
“Tengo una preferencia de hacer las clases por la mañana temprano por varias razones. Una de ellas, es el sol. No es bueno hacer una actividad física con el sol fuerte. Por otro lado, es la cantidad de ruido y de gente que hay en las playas. A la mañana suele ser el momento más calmo y tampoco hay tanto viento. Son pequeños factores que hacen que el ambiente sea más lindo y relajante”, explicó la profesora, que suele establecerse en las playas pinamarenses de Valeria del Mar.
Ante el interrogante sobre el fenómeno y si la actividad de hacer meditación y yoga incide en el resto del año, Paloma Roquero Hidalgo destacó: “Es otra experiencia y es otro espacio, eso lo hace algo nuevo. Incide en cómo sigue esa persona, hay gente que nunca practicó y se engancha. Hay otras que se lo toman como una actividad más de las vacaciones y está buenísimo. Siempre tiene una repercusión positiva en la gente”.
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por R.N.
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