Friday 11 de April, 2025

ESPACIO NO EDITORIAL | 01-04-2025 10:04

Entre tantas opciones, ¿dónde quedo yo?

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Vivimos en una época donde todo parece posible. Elegimos qué comer, qué serie mirar, qué camino profesional seguir, con quién compartir la vida. A simple vista, tener tantas opciones suena a libertad. Sin embargo, muchas veces nos sentimos justo lo contrario: agotados, confundidos, ansiosos.

Esta sobrecarga tiene nombre y se llama fatiga por decisión. Es el cansancio que aparece cuando nos enfrentamos a demasiadas elecciones, y ninguna parece del todo “correcta”. Dudamos, comparamos, postergamos. Queremos hacer lo mejor, pero terminamos perdiendo el eje de lo que realmente queremos.

Y hay algo más profundo todavía: muchas de nuestras elecciones no nacen de un deseo auténtico, sino del intento de cumplir con lo que otros esperan de nosotros. La familia, los amigos, las redes. Nos dejamos llevar por mandatos invisibles, buscando aprobación más que bienestar.

¿Todavía seguís buscando la aprobación de los demás? Es una pregunta incómoda, porque cuando nuestras decisiones se arman desde afuera y no desde adentro, aparece la desconexión. Nos perdemos de vista.

También sucede que vivimos bajo la exigencia constante de buscar “lo mejor”: el mejor trabajo, la mejor pareja, la mejor versión de nosotros mismos. Ese ideal de perfección nos aleja de lo posible, de lo suficiente, de lo que hoy puede hacernos bien.

Por eso, aparece una idea liberadora... Elegir lo que es suficientemente bueno para este momento, sin esperar que sea perfecto. No se trata de resignarse, sino de elegir con calma, coherencia y conexión.

Te propongo un ejercicio breve para empezar a escucharte:

  1. Preguntate: Si nadie esperara nada de mí, ¿qué elegiría hoy?
  2. Escribí lo que surja, sin juzgar.
  3. Identificá qué viene de vos y qué viene de mandatos ajenos.
  4. Elegí una acción pequeña, posible, que te acerque a lo que realmente querés.

Porque al final, la verdadera libertad no está en tener mil opciones, sino en poder elegir desde el deseo propio. Vivir en coherencia con lo que somos es mucho más liviano que vivir cumpliendo expectativas que no nos pertenecen.

Lic. En Psicologia.Coach ontologico profesional

Posadas María Josefina

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