Leandro, un médico de larga trayectoria, sospecha que Carmen, una ex pareja de la juventud, le oculta que es el padre de “Patito”, su hija. Por eso va a hablar con ella al kiosco del colegio donde ella trabaja. Están solos. Carmen se niega a decirle una palabra y simula quedarse muda. Tras la insistencia de él para que ella hable, decide dejarla encerrada. “Sabés que esto me pone loco. Te pido por favor que hables, Carmen. Vos seguí así que yo te voy a mostrar lo que le hacen a las chicas que no hablan”, le dice él. A continuación, Leandro se lleva a “Patito” a su casa y le miente a su esposa, Blanca, para que la joven pueda quedarse a dormir. “Ya sé. Fue una mentira y está mal. La verdad es que yo quería estar con vos solo”, admite frente a “Patito”. Luego, el hombre y la chica se sientan a la mesa a cenar. Él le prepara un sándwich de milanesa. Le dan un mordisco los dos a la vez. Él le limpia la boca a ella con una servilleta. La acción continúa en el dormitorio, donde Leandro lleva a “Patito” para que se duerma. Le quita las pantuflas, le abre el cobertor, la tapa, y le da un beso en la frente. Carmen, a todo esto, pasa la noche encerrada en el colegio.
La violencia; la imagen de “macho” que impone su razón a los gritos y encierra a una mujer; la erotización del vínculo padre-hija; los roles trastocados entre adultos y adolescentes son situaciones que hoy no pasarían desapercibidas en una serie y que resultarían por demás perturbadoras. Sobre todo cuando pertenecen a una telenovela infanto-juvenil, “Patito feo”, que fue furor entre los más chicos en los años 2007 y 2008, y que en las últimas semanas quedó en el ojo de la tormenta tras la denuncia por presunta violación de Thelma Fardin a Juan Darthés, ambos protagonistas de la tira. Justamente era Darthés el que encarnaba el papel de Leandro en la novela.
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Pero estas son las conclusiones que se desprenden de un informe académico realizado por un grupo de investigadores argentinos y uruguayos, en el 2010, que analizaron los aspectos más polémicos de la tira y estudiaron el impacto que el consumo de esos contenidos podrían tener en la educación sexual de los más jóvenes.
NOTICIAS accedió al estudio, que hasta ahora no había salido a la luz, y a la palabra de su coordinadora, la socióloga argentina Teresa Herrera, quien trazó un paralelismo entre los contenidos de la ficción y los discursos de Fardin y Darthés sobre los sucesos que habrían ocurrido en el marco de la gira de “Patito Feo” en Nicaragua, en el 2009. “Todas las imágenes que aparecen en el programa son como un espejo de lo que pasa entre Darthés y Thelma. No pueden rasgarse las vestiduras quienes fueron responsables de la producción de estos programas. Con esto no estoy justificando a Darthés. Pero cuál es la imagen y modelo de mujer que transmitían. Cuál era el vínculo entre los varones”, cuestiona Herrera.
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Espejo. Uno de los primeros puntos que parecen coincidir entre la realidad y la ficción es el de los estereotipos de género. Con picos de casi 15 puntos de rating, “Patito Feo” fue uno de los programas más vistos de la televisión infanto-juvenil durante sus dos temporadas. Con producción de Ideas del Sur y Artear, llegó a batir récords de ventas de discos, y entradas en el teatro. Pero detrás de todo ese éxito, la tira resultó polémica porque partía de la base de dividir a las chicas del programa entre las “Populares”; que eran buenas pero no tan lindas; y las “Divinas”; malas pero hermosas, representadas por “Patito” (Laura Esquivel) y “Antonella” (Brenda Asnicar), respectivamente.
Según el estudio, en el programa se presentan dos estereotipos de mujeres: el de las pasivas (buenas, sufridas), y el de las histéricas (conspirativas y dementes). En contraposición, los hombres, para los investigadores, imponen la razón a los gritos. Por eso, al personaje de Darthés, que aparece representado como un médico prestigioso, no se le cuestionan sus formas. "Este estereotipo es el de macho, el cual vive la sexualidad de manera diferente a las mujeres, y deben aceptarse sus decisiones", dice el documento.
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En este sentido, Herrera compara el estereotipo de mujer sumisa y que debe asumir las culpas de la serie, con el que representa Thelma, y el que aparece en el discurso de Darthés como una mujer histérica. En su defensa, con el objetivo de negar la presunta violación, el actor dijo que Fardin se le había insinuado. “Yo la saqué de mi habitación. Yo le dije '¡Estás loca! ¿Qué te pasa? Tenés un novio, soy un tipo grande”, dijo Darthés.
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“Él dice: 'Viene a seducirme, viene a buscarme, y yo le dije que tenía novio. El 'mirá cómo me ponés' que relata Thelma, es tirar la culpa a la víctima. 'Vos tenés la responsabilidad de que yo, macho, tenga una erección'”, explica la socióloga.
Otro de los puntos que cuestiona el informe sobre la tira, y que también encuentra su paralelismo en la realidad, según Herrera, es el de los roles tergiversados de adultos y adolescentes. Es decir, que los jóvenes deben contener a los más grandes, mientras que estos últimos no asumen sus obligaciones ni ponen límites. “Los adolescentes aconsejan, cuidan, consuelan, protegen, orientan a los adultos. Los adultos no demuestran capacidad de poner límites y están ausentes del mundo juvenil y de sus decisiones”, analiza el estudio.
El informe también hace hincapié en la erotización del vínculo padre e hija que viven los personajes de “Patito” y Leandro. Como por ejemplo cuando comparten el sándwich.
En palabras de Herrera: “Hay una chica de 16 años que está viajando sola con un adulto referente, que se supone que debería tener un rol de responsable. Pero como un espejo, ese adulto toma el comportamiento que se le asigna en la novela. Es por un lado el macho poderoso, y por el otro, no tiene responsabilidades. El ‘vos tenés novio’ de Darthés, es ponerla a ella en un lugar adulto que no tiene. Acá la frase debería haber sido: ‘Vos sos una nena’”.
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En ese sentido, el relato de Thelma resulta ejemplificador. “Darthés decía: 'Yo era un pibe más'. Y ese es el problema: no era un pibe más, era un señor”, contó la actriz.
Pero hay otro aspecto que resulta clave para explicar varias de las escenas y las actitudes de los protagonistas en “Patito Feo”, y que según la socióloga, también se condice con situaciones de abuso: el secreto. En la ficción, tanto grandes como chicos ocultan cosas, y en muchos casos, los adultos son quienes usan de cómplices a los adolescentes. En la realidad, esto se ve en el hecho de que el episodio de Thelma haya permanecido oculto durante nueve años, algo que se le cuestionó a la joven, pero que resulta natural en las víctimas de abuso.
“Hay un concepto que manejamos en el estudio que es el de la inmanencia. Todo el mundo sabe que él es el papá de 'Patito', salvo él. En 'Patito Feo' el secreto es lo que prima, la cosa del mundo privado donde no se habla nada. En la realidad, si lo que dice Darthés es cierto, lo mínimo que tendría que haber hecho era decirle a la producción. Por qué no habló”, observa la sociológa.
Cambio cultural. La denuncia contra Darthés que hizo Fardin no sólo originó que salieran a la luz otros casos en el ambiente del showbiz debido, fundamentalmente, a la existencia de un sistema en el que la mujer debe pagar “peaje” para poder trabajar. Pero, en el caso de “Patito feo”, con un agravante: se trata de menores. Fradin no habría sido la única que vivió situaciones de violencia en los sets de la tira juvenil. Brenda Asnicar fue una de las primeras en describir un hecho de acoso por aquel entonces, cuando tenía 16 años. “Un compañero de 37 años me dijo que me quería desvirgar”, reveló.
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Rodrigo Velilla, un joven que también formó parte del elenco, denunció, en cambio, una situación con un importante productor de la tira. “Me tiraba insinuaciones. A mí me parecían súper raras. Ante la no respuesta mía, me cambian el personaje por uno menos protagónico”, dijo el actor.
NOTICIAS se comunicó con Mario Schajris, autor de “Patito Feo”, pero el guionista no quiso responder las consultas de esta revista.
“El problema básico de todo esto, de la violación y el abuso, es que es todo evitable. Y son provocados por todo este orden de género. Para nosotros esto que pasó es una reivindicación histórica lamentable, de la que habíamos hablado en el trabajo. Me gustaría que esto implique un cambio cultural. Plantearnos en serio cómo son los roles de varones y mujeres que se reproducen en las imágenes que brinda la tele”, reflexiona Herrera. Y cierra: “No hay crimen más impune que el abuso. Se estima que el 1% de los abusos de niños, niñas y adolescentes llega a ser condenado, a nivel mundial. Entonces es hora de cambiar”. Cualquier semejanza de los personajes de esta ficción con la realidad es mera coincidencia.
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