“Basta de que nos maltraten de afuera, de que nos vengan a explicar qué hacer y qué no hacer los pituquitos de Recoleta. Que este ejemplo sea tomado por el interior de nuestra patria. Este es el grito de Córdoba”, expresó Martín Llaryora, en medio de los festejos de Hacemos Unidos por Córdoba, para festejar el triunfo de Daniel Passerini.
El curioso término “pituquitos de Recoleta” se volvió viral en las redes sociales, luego de que el gobernador electo cordobés hablara a los militantes en el búnker peronista. “Vienen de visita todos los días y te dan clases de gobernabilidad, cualquiera gobierna en el distrito más rico y subsidiado de la Argentina. Vengan a gobernar en el interior”, acotó Llaryora.
Según historiadores y especialistas en lenguajes urbanos, la definición de “pituco” significa “presumido”, y se utilizaba para calificar a una persona que pertenece a la clase alta de la sociedad. La noción también puede aludir a quien pone mucho esmero a la hora de arreglarse y suele presumir de su elegancia.
En ese aspecto, la expresión coincide con cierto estereotipo del porteño de clase alta que vive en un barrio residencial y pertenece a la creme de la sociedad. En ese sentido, se puede utilizar términos similares como "dandy" o "refinado". Según los especialistas en etimología, el origen de “pituco” viene de la palabra “pito”, un figurativo que describe a una persona delgada y alta, con una forma que se parece a la de una flauta.
El surgimiento del término es incierto, debido a que el uso de la palabra es utilizado en varios países de Sudamérica. Desde Ecuador y Perú hasta Uruguay y Chile, pasando por Argentina y Bolivia, utilizaron el vocablo como adjetivo. Algunos expertos lo relacionan con una expresión lingüística quechua que se refiere a una lombriz de gran longitud.
Sin embargo, en la región del Río de la Plata, se cree que la palabra tiene sus orígenes en los inmigrantes rusos de inicios y mediados del siglo XX, donde existe una termino peyorativo que suena muy parecido y se define como “gallo” u “hombre arrogante, que se viste y se comporta de manera extravagante”. Un término en desuso a estas alturas, pero que de vez en cuando regresa.
En esta oportunidad, lo trajo el gobernador electo de Córdoba, para referirse a los dirigentes nacionales de la oposición que llegaban a su provincia para celebrar: esos "pitucos de Recoleta", según sus palabras.
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