Agustina Cerato abre la puerta de su casa y uno siente que entró a su local. Pleno de detalles, con flores frescas y música agradable, no hay ambiente que no llame la atención por su estilismo jugado y armonioso a la vez, mezcla de estilos con total equilibrio. No en vano su marca lleva su nombre: es su primera clienta y quien mejor encarna su estética ecléctica y fresca. Y es que la suya es una historia que empezó a tejerse como parte de un matriarcado fuerte, la segunda de cuatro hermanas y parte de un clan de 15 primas. “Entre mis hermanas está Deby, que trabaja conmigo, Jime, que diseña carteras, y Luchi, que diseña accesorios. Quizás vino por parte de mi abuela materna, que era muy fanática de la moda y siempre examinaba los looks de todas. Desde que tengo uso de razón me gustaron la ropa y las cosas de la casa”, relata.
Sin embargo, cuando terminó el colegio su elección no fue diseño sino gastronomía. También había tenido un abuelo que la había influenciado mucho con su cocina bien italiana y llevaba años experimentando en su casa. Así, se anotó en una escuela más técnica, luego en The BUE Trainers y en el medio empezó a trabajar en el Hotel Hyatt. “Fue una experiencia increíble, pero tenía 22 y muchas ganas de volar. Así que después de cuatro años hice las valijas y me fui a Miami”, cuenta. Le siguió un año de trabajo intenso en un restaurante y un traslado a otra sucursal en Londres, donde pasó de trabajar de 8 a 4, con mucho recambio y gran velocidad, a hacer jornadas enteras de 17 horas. “Me enamoré de Londres pero no soporté el ritmo. Aunque aproveché a viajar y empaparme de diseño”, recuerda.
NOTICIAS: ¿Tenía un plan B en ese momento?
Agustina Cerato: No exactamente… Así que me volví un tiempo a Buenos Aires y después otra vez a Miami. Llamé al restaurante donde trabajaba y me volvieron a aceptar. Estuve un año más y luego pasé a otro. Hasta que empecé a sentir que había algo que no me llenaba. Y conseguí un psicólogo muy bueno que me dijo que lo mejor que podía hacer era juntar un poco de plata, trabajar unos meses más e irme. Entendí que tenía razón y a los 4 meses me volví a Argentina y empecé a desarrollar unas lámparas de hierro que había visto afuera y acá no había. Sentí que tenía que ir por ahí, porque era lo que venía. De hecho, cuando llevaba mis productos a los locales de decoración, no era lo que se usaba, así que se me cerraron muchas puertas al principio. Hasta que alguno dijo que sí.
NOTICIAS: ¿Sentía que tenía un estilo ya definido en ese momento?
Cerato: Sí. La esencia estaba. Miro mis fotos de entonces y ya era lo que soy hoy, hasta con el mismo estilo para vestirme. Si bien voy cambiando y el hierro blanco ya no es lo que elijo, la esencia de esa cosa medio barroca sigue estando. El “más es más” me define. A veces trato de sacarle intensidad, pero me es corporal.
NOTICIAS: ¿Cómo trató la cuarentena a su negocio?
Cerato: Bien, porque nos pudimos reinventar. El primer tiempo fue de incertidumbre y a la vez de mucha toma de decisiones. Tuvimos que cerrar el local de Belgrano, pero fue para bien, porque pudimos desarrollar mucho más la parte online. Hoy pensamos en abrir otro local, pero no tan cerca del primero de Recoleta. En definitiva, pienso el negocio de otra manera.
NOTICIAS: ¿Notó que el suyo fue un rubro que resistió más frente a otros?
Cerato: Sí, claro. Me siento privilegiada, porque siendo la casa el único contexto en el que estábamos, todos necesitaron ponerla más linda o se dieron cuenta de necesidades que tenían. Vendimos muchísimas mesas de comedor, vajilla, escritorios, incluso sacamos una línea nueva. Hubo mucho recambio de acolchados, almohadones, hasta cuadros… La gente empezó a mirar su casa con nuevos ojos, y se notó en la venta.
NOTICIAS: ¿Se siente emprendedora o empresaria?
Cerato: Me siento emprendedora en cuanto a los desafíos y riesgos, aunque tal vez estoy más corrida del rol hoy. Creo que con Marcos, mi marido y quien se ocupa de lo más administrativo, nos complementamos. Sé que en este país estás todo el tiempo emprendiendo, pero quizás me veo más empresaria hoy, porque me siento más firme en mi papel. Como que ya pasé esa etapa de sufrir tanto …
NOTICIAS: ¿Qué le recomienda entonces a los que recién empiezan?
Cerato: Hay algo muy cíclico acá, porque cuando empecé en 2003 también había crisis. De alguna forma, nada cambió. Sí tengo que admitir que la cuarentena me descolocó. Estaba acostumbrada a las crisis y a poderlas pasar por el medio, pero esto fue muy inédito. Además, nos mató la prohibición de trabajar el primer tiempo. Pero después de esa parálisis inicial encontramos la forma de reinventarnos y volver. Hoy siento que tengo otra cintura para manejarme en este contexto, y así sumé un expertise más. Así que que los que empiezan sepan que siempre va a haber crisis en Argentina, pero no bajen los brazos. Eso sí, sabiendo que la idea funciona y habiéndola estudiado desde todos los ángulos.
NOTICIAS: ¿Cuánta bolilla le da a las tendencias?
Cerato: Me gusta estar atenta. Tomo la tendencia y la miro, pero no la sigo a rajatabla. Sí me inspiro viajando o yendo a lugares lindos decorados, como restaurantes u hoteles. La ciudad me inspira mucho. Caminar, recorrer, el look de la gente, el contraste de lo moderno y lo antiguo.
NOTICIAS: Ahora que está más en la toma de decisiones, ¿no extraña el proceso de creación de cuando empezó con sus arañas?
Cerato: Sí y no. Porque moví ese proceso creativo a muchas otras cosas. Hoy estoy un poco en todo. Estoy en la parte de diseño de alguna lámpara, de una línea de bordados, en la elección de las telas, armando colecciones enteras… Siempre estoy creando, me es una necesidad física. Entonces no extraño esos primeros tiempos, fui encontrándole la vuelta al negocio con un rol que se acomoda a mí.
NOTICIAS: ¿En qué conviene invertir en la casa y en qué no hace falta?
Cerato: En sillas y sillones no escatimes, buscá calidad absoluta. Porque unos buenos pueden durar toda la vida, solo retapizás cuando hace falta. También en una buena mesa. Y en cambio podés no invertir en iluminación. Un buen juego de comedor puede llevar arriba una lámpara de mimbre y queda divino.
NOTICIAS: ¿Es un mito que contratar un decorador es caro?
Cerato: Sí, porque te ordena prioridades y evita gastos. No necesitás llenar tu casa para tenerla divina. Con algunas piezas y el color correcto del ambiente, tenés el 80% del camino recorrido. A veces uno termina comprando cosas que son de rejunte y no se unen entre sí, y para que queden bien tenés que sumar algo más y seguir gastando. Esas son decisiones que te amortiza un decorador.
NOTICIAS: ¿Prefiere al cliente que se entrega o al que viene con una idea ya formada?
Cerato: En ambas encuentro un gustito. Capaz con el que viene con una idea ya formada tengo que sorprenderlo más. El otro es una hoja en blanco, algo que me encanta. En ambos casos, sin embargo, está bueno que se entreguen un poco. Que se animen, porque ahí es cuando sale lo mejor. También es cierto que el cliente sabe cómo vive su casa, y eso hay que escucharlo siempre, porque tiene que reflejar tu esencia.
NOTICIAS: ¿Tuvo alguna revelación durante la cuarentena?
Cerato: Para mí la cuarentena se trató de buscarle la vuelta, como toda adversidad de la vida. Y creo que como familia nos fortaleció, estuvimos muy bien. También pudimos salir adelante con los negocios, aunque tuvimos mucho miedo al inicio. Pero me doy cuenta de que con trabajo y mucha creatividad, siempre se puede. Al menos en mi rubro, no sé cómo hizo el peluquero que estuvo cerrado 4 meses… Y sí noté que me hacía mucha falta ver a mi familia y amigos. No estaba deprimida, pero llegaba el viernes y me marchitaba. Soy de vivir organizando planes y ser muy anfitriona en casa, y eso me costó. Enfoqué llevándole comida a las mamás de la plaza. Me iba con tuppers con lengüitas de gato y cupcakes caseros…
NOTICIAS: ¿Próximos sueños y proyectos?
Cerato: Por lo pronto, agrandamos la tienda online y nos mudamos a una oficina nueva con más espacio, donde también tenemos depósito. Y quiero poner algún local afuera del país, además de otra sucursal acá. Porque creo que lo online se va a mantener, pero desde mi lado de consumidora entiendo que necesitamos la sensación de volver a tocar. Acercarse y sentir eso que va a estar en tu casa entabla una relación mucho más íntima.
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